𝑃𝑒𝑟𝑑𝑜𝑛𝑎́𝑚𝑒, 𝑑𝑒 𝑣𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑, 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑜𝑛𝑎́𝑚𝑒, 𝐾𝑒𝑣𝑖𝑛 𝐴𝑛𝑑𝑟𝑎𝑑𝑎

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Adán tuvo una larga y tendida charlita con Annalisse, luego de que se le fuera al humo

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Adán tuvo una larga y tendida charlita con Annalisse, luego de que se le fuera al humo. Más bien, estuvo a punto de romper toda la instalación, amenazó con volver a Argentina una nueva Chernobyl y hasta sé que le exigió a los gritos que armara una máquina para viajar en el tiempo, algo improbable (creo). La furia aumentaba como espuma, hasta que él logró dominarla con esa paciencia que sigue dándome un par de escalofríos, porque me recuerda mucho al modus operandi de Kevin para tenerme a sus pies. Y yo le creí a ese Kevin porque pensaba que de verdad me quería.

No sé hasta qué punto Adán tiene sus mismas intenciones. No sé cuáles eran sus verdaderos planes al volver al pasado, pero creo que era para golpearse un poco más. No sé, ya no sé nada.

Me siento la protagonista tercermundista en una de esas películas de Ciencia Ficción como Total Recall, sólo que no hay ninguna empresa llamada Rekall y yo no soy ninguna Agente del Gobierno Marciano que sólo pensaba en su bienestar a costa de miles de vidas hasta que conoció al amor de su vida y ahora se la da de Robbin Hood.

Nada más soy una pelotuda que fue manipulada por gente que dictaminó qué era lo mejor para mí; y mi segunda al mando y la mujer a la que le di todo aquello que también le regalé a Annalisse, Marina, se guardó la información como si fuera una especie de Secreto de Estado.

Como si mantenerme entre estas cuatro paredes, sea algo de vida o muerte, una tarea titánica a la que me avoqué como una fanática a una causa más que perdida.

Todo este tiempo, ella fue la Mano Derecha de Annalisse, incluso cuando no estaba de acuerdo con su praxis. Tamara estaba a los pies de Annalisse. El laboratorio hacía lo que quería Annalisse. Si alguna vez la gente pensó que tenía algo de autonomía, qué equivocados que estaban. Ella manipuló todo. Es la puta ama de la vida de cientos de personas y lo único que hizo Tamara fue ponerle los límites cuando los experimentos se le iban a al reverendo carajo. Tamara era su hermana mayor, la que nunca pidió y la que tuvo porque una persona como Annalisse con la libertad que gozaba, sería incontrolable. Los experimentos con electricidad no eran un método de tortura, salvo las veces en las que Tamara se iba al carajo. Eran para mejorar sus neuronas; sólo que recién ahora me doy cuenta de que yo caí en su estúpida manipulación.

Annalisse no era un sujeto de prueba.

Yo era su sujeto de prueba.

Me estudió hasta el cansancio. Me envolvió en sus problemas personales. Logró romper todas mis barreras hasta que al final no tuve más personalidad que aquella que ella deseaba de mí.

A todo esto, entonces, ¿quién soy yo?

¿Por qué soy tan especial para todo el mundo?

¿Por qué se tomó tan a pecho este trabajo?

Como Quaid, me enamoré como una gila. Amé a una persona que al final terminó queriéndome, pero no sé hasta qué punto ella respondió el sentimiento en un comienzo. Di lo mejor que podía entregarle, incluso estando tan rota como estaba y lo hice dos veces.

𝐴𝑛𝑛𝑎/𝑒/𝑙𝑖𝑠𝑠𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora