Hola, Andrea, ¿cómo estás?
Fuck, no sé ni por dónde empezar...
Todavía me parece ayer cuando te vi entrar en esa sala del laboratorio A/Z. Estabas consumida, pero tenías muchos nervios y tus ojos que eran como dos pozos sin vida, brillaron por primera vez en mucho tiempo. Esa carita me decía que no entendías una mierda de lo que estaba pasando, pero igual estabas dispuesta a afrontar el reto, ya que a vos nada te echa atrás.
Puse mi primera traba y te quedaste. Te dolió, te lastimé, me detesté por hacerlo. Apenas te conocí y deseé levantar el vidrio para ir a abrazarte con fuerzas. Quise, de verdad quise ir a abrazarte, besarte esas mejillas hundidas por el hambre, perderme en tus preciosos ojos y susurrarte que todo iba a estar bien.
Me sorprendiste.
Siemrpe lo hacés, creo que ya te diste cuenta.
Sos decidida, te encanta tirar la casa por la ventana, no tenés límites, es lo que más amo de tu personalidad, Andrea...
Te mentí.
Lo sé.
Durante meses, te mentí.
¿Sirve de algo pedirte disculpas?
No tengo idea.
Me tortura la idea de que quizás nunca me termines de perdonar por lo que te hice. Durante las primeras noches que yo me quedaba sola en el laboratorio y todos se iba a dormir, sólo pensaba en el odio que destilaría tu mirada.
(I've been such an idiot all this time...)
Bueno, todas las tardes, cuando vos te ibas y aparecían los científicos a anotar y trabajar conmigo, me decía que lo que hacía, lo hacía por tu bien. Mi caso era la excusa perfecta para mantener tu mente entretenida en otras cosas. Mis problemas eran la razón por la que vos te aparecías todos los días en el laboratorio. Marina ni nadie iba a negarte que decidieras irte a otra área.
Vos quisiste quedarte y yo te abrí la puerta, mas nunca la cerré.
Cuando me di cuenta que lo nuestro iba por un camino serio, que mi compromiso no era sólo con el Padre Juan, quien estaba tan preocupado por vos, y que esto terminaría lastimándote horrible o, peor, te terminaría asesinando; decidí hacer mis jugadas más odiosas. Creé una distancia, pero lo hice porque te amaba y te amaba lo suficiente como para entender que debía dejarte ir si quería que fueras feliz como tanto lo merecés.
No hay día que no me odie por haberlo hecho...
Pero, lo dije, sos terca como una mula y nunca me escuchás cuando te estoy advirtiendo algo. Lo intenté por mil maneras y, sin embargo, mi subconsciente no hizo más que traicionarme. Esa segunda conciencia, esa "Anne" molesta e inocente que tiene la mentalidad de una niña de dieciséis años te quiso tanto que no le importó cuál era mi meta principal.
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𝐴𝑛𝑛𝑎/𝑒/𝑙𝑖𝑠𝑠𝑒
Научная фантастикаLas vueltas de la vida nunca son lo que parecen. Andrea es una ex convicta con un pasado difícil, a quien le toca hacer horas comunitarias como acompañante terapéutica en un centro de investigación que pertenece al Ministerio de Ciencia, Tecnología...