Las vueltas de la vida nunca son lo que parecen.
Andrea es una ex convicta con un pasado difícil, a quien le toca hacer horas comunitarias como acompañante terapéutica en un centro de investigación que pertenece al Ministerio de Ciencia, Tecnología...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mientras hablamos de cosas, Clara y Agustín me comparten mates y comemos unas facturas. Hace unos días que los veo un poco más agotados, los ojos están rojos, pero no es drogarse; reconozco esos síntomas nefastos de acá a la China.
Hay algo más, pero no sé realmente qué es.
Intercambio una mirada bastante preocupada con Rubén y soy sacada de onda cuando Clara acaricia gentilmente mi mano y sonríe feliz.
―Nos iremos de vacaciones por el finde largo antes de que cierren todo, ¿No querés venir? No tenés que pagar nada, te queremos invitar y...
―No te preocupés, yo estaré un poco ocupada haciendo unas cosas para Pascua ―. Devolví el gesto con un suave apretón de manos ―. Muchas gracias por invitarme, Clari...
―Por supuesto que vamos a hacerlo ―. Me abraza ahora Agustín y se roba un beso de mi mejilla, gesto que me hace sonreír feliz. Me encanta cuando lo hace; me siento la chica más importante del mundo ―. Somos amigos, nos encanta estar con tu compañía.
Una vez más estamos viajando hasta el laboratorio.
Mañana comenzará el fin de semana largo y estaremos separados. Lo pienso por un momento, mas no. No es posible que hable con la pelirroja del boliche, aunque lo hacía asiduamente. Es una buena piba, se olvidó de lo que pasó entre nosotras en la pista, estaba muy borracha ese día y ni me di cuenta de su estado Sigo sintiendo culpa de no haber visto las señales evidentes, debí frenarla cuando comenzó a tirarse a mis brazos.
Agustina tiene un novio que es rugbier, un cheto insufrible que no dudó en mirarme con más deseo del necesario cuando nos juntamos a tomar algo con sus amigos por Palermo Holywood. Ocurrió el fin de semana pasado e irónicamente, fue un lugar bastante cercano a cuando me atrapó la policía cometiendo el crimen que no hice.
De hecho, dos pibes que claramente me querían entre sus piernas, insistieron en que tomara alcohol, algo que terminé cortando con brusquedad. Unos pendejitos que se creen dueños de todo, no me harán cambiar de opinión con respecto a mantenerme limpia.
Ya no.
Es una vida a la que no quiero volver jamás; si llegara a caer, no sería capaz de ver a Anne a los ojos. Para rematar, la noche se puso horrible cuando descubrí que la mejor amiga de Agustina es la idiota con la que compartía habitación en el hogar de acogida.
―¿Qué carajos hacés acá? ―preguntó con una cara de no poder creerlo; nos encerramos en un cubículo del baño porque me siguió hasta ahí. Su rostro estaba desencajado y temblaba de pura indignación ―¿Cómo mierda hiciste para salir de la cárcel, Andrea...?
―No tengo por qué responderte esas cosas, nena.
―No sé qué tipo de vida llevarás ahora, pero no sos de este mundo, ¿Entendés? Alejáte de Agustina, esa piba no merece una amiga como vos...