Las vueltas de la vida nunca son lo que parecen.
Andrea es una ex convicta con un pasado difícil, a quien le toca hacer horas comunitarias como acompañante terapéutica en un centro de investigación que pertenece al Ministerio de Ciencia, Tecnología...
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El resto de dos días hubieran sido exactamente igual si no fuera que se convirtieron rápidamente en el Infierno en la Tierra. Debido a los vertiginosos cambios, Anne no volvió a besarme o tocarme íntimamente. Si hubiese sido en otro contexto, parecería que el pequeño desliz quedó en la absoluta nada.
No obstante, ambas teníamos el cerebro calcinado de tanto pensar y, a pesar de que cualquier persona lo tomaría como algo negativo, para nosotras fue todo lo contrario. A la mañana siguiente, avergonzadas hasta la médula por semejante exabrupto hormonal que tuvimos, concordamos en que necesitábamos pensar en varias cosas antes de seguir con...
Pese a toda la locura que estoy a punto de contarles, nuestra relación se afianzó a un nivel que no habíamos experimentado.
Todo comenzó con la mañana del sábado, en la que un sonriente Kevin vino a visitarla acompañado de Marina. Hasta ahí todo había sido bastante normal, incluso tuve la decencia de aguantar falsamente sonriente a la interrupción de Tamara. Como estaba bastante retenida por Kevin, según había oído en los pasillos mientras iba a buscar algo de alimentos para ambas, la tipa vivía de un humor de perros. No es para menos, imagináte que venís teniendo sueños húmedos sobre lastimar a la única persona que realmente te necesita para sobrevivir y de golpe viene una fulana que te los corta de un garrotazo.
En los pocos momentos que recordé que tengo celular, me comuniqué con el Padre Juan, Agus y al fin, Clarita recibió mis mensajitos.
Luego del desayuno y durante una hora perdida del sábado, mientras Marina me indicaba dónde debería ir a dormir una vez que volviera de mi departamento, (desde ya que planeaba escaparme todas las noches), recibí una videollamada de mi mejor amiga.
El sentimiento de euforia se desmoronó a mis pies.
Era innegable que estaba desmejorada, de rostro pálido y bastante cadavérico. Para peor, Agustín se encontraba igual con sus ojos oscuros muy apagados, aunque sonreía radiante. Dentro de los pensamientos más eróticamente retorcidos, imaginé que no dejaron de coger, ahora que estaban solos y que nadie los interrumpiría. Pero, sabía que había algo más siniestro.
―¿Estás sentada? ―preguntó Agustín con esa voz cantarina que tanto me agrada ―Te tenemos una pequeña noticia.
―A la mierda, ¡Esperen que me siente en la cama! ―eso hice, con una sonrisa nerviosa y feliz de verlos luego de tantos días de no tener noticias de ellos.
―Bien, cariño, la buena nueva es... ―comenzó Clarita, se miraron sonrientes, absolutamente eufóricos y mi estómago se contrajo de gusto, casi sabiendo más o menos a qué vendría lo que estaban por decir ― ¡Estamos embarazados!
Claramente, yo pensé que iban a confesarme que se habían casado en secreto.
Pasados unos cuantos minutos, los ojos se llenaron de lágrimas y apenas pude retenerlas. Pasé mucha vergüenza, ambos se rieron por mi reacción y tuve que recomponerme luego de unos cuantos minutos.