Capítulo 17: "Y si el mundo sigue girando"
—¿Hablas en serio?
Oliver pegó un salto al oír su voz. Ryan, de pie junto a la encimera de la pequeña cocina, lo observaba con una expresión de ilusión genuina. Su reluciente sonrisa en contraste con su mirada ensombrecida; quizás por recién haberse despertado o bien por lo cansado que se sentía incluso después de su siesta. No le dio mucha importancia, pues ya se había acostumbrado a madrugar por su insomnio.
—¿Lo dijiste en serio? —repitió con su voz fuerte y clara. Oliver se estremeció, preguntándose qué tanto de la conversación con su madre pudo escuchar desde las sombras—. ¿Estás enamorado de mí, Oliver?
"¿Cómo saberlo?" Se preguntó para sus adentros. Una interrogante que desde hacía tiempo rondaba sus pensamientos, como el tic tac de un reloj viejo que se graba en la memoria de un niño, o la fragancia floral impregnada en la ropa recién lavada. Y es que no podía descartarla si todavía no hallaba una respuesta con la cual quedar conforme.
¿Cómo sabes que amas a alguien si nunca has experimentado lo que ello implica?
—No lo sé —admitió—. No estoy seguro. Nunca había sentido lo que siento por ti, pero cómo saber diferenciar entre amar y gustar. Me gustas, eso ya no lo niego. ¿Te amo? No puedo decirlo todavía.
—Entiendo, te juro que lo hago —dijo sin borrar su preciosa sonrisa—. Tal vez te estoy presionando demasiado para que me correspondas.
—No es así, de hecho, es todo lo contrario. Jamás me había sentido tan a gusto con una persona hasta que llegaste a mi vida —una risa nerviosa escapó de sus labios, lo que para Ryan fue música para sus oídos—. Siento que contigo puedo ser la versión de mí mismo que más me gusta.
—¿Y cuál es esa versión, Oliver?
—La que vive en libertad —un millón de mariposas aletearon en su estómago; sentía que en cualquier momento explotaría—. Tú me haces sentir libre y seguro de mí mismo. Es como si apenas estuviera conociéndome en realidad, como si todas mis versiones anteriores fueran una farsa —sus ojos se conectaron con los del rubio, quien por nada del mundo dejaba de sonreír—. Sé que suena muy tonto para ti, pero me has liberado de todas las formas posibles. Gracias por eso.
—Yo no hice nada, Oliver. Tú eres quien está tomando sus propias decisiones, dejando a un lado todo lo que te lastimaba y te hacía insignificante —hizo una pequeña pausa—. Te oí hablando hace un rato con tu madre.
Antes de que el castaño pudiera mediar palabra, interrumpió para explicarse mejor.
—No fue mi intención, no soy esa clase de persona. Digamos que este departamento es lo suficientemente chico como para que hasta un sordo te escuche.
—¿Qué tanto escuchaste? —inquirió entonces, algo preocupado. No tenía intenciones de esconder nada, pero buscaba indagar por sus propios medios sobre aquello que el mayor se esmeraba en ocultarle.
—Lo suficiente —se acercó con cautela al menor, tomando sus manos y entrelazando los dedos que encajaban casi perfectamente con los suyos—. No tienes idea de lo orgulloso que me sentí cuando le hablaste de esa forma.
—Sí, pero no sirvió de nada. Ella me sigue ignorando.
Ryan negó con efusividad.
—¡Por supuesto que sirvió! —acunó su rostro y con los pulgares acarició esas mejillas con lentitud—. Oliver, al fin pudiste sacar todo lo que te lastimaba. Ese es un gran paso después de todo lo que has tenido que aguantar de ellos.
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Fuego en fuego [✔️]
RomanceOliver está harto de ser una marioneta. Para su suerte, o su desgracia, Ryan tiene las tijeras perfectas para cortar los hilos que controlan su vida. *** Oliver Fields tiene tanto que no tiene nada y no se había dado cuenta de lo vacía que era su vi...