12. Tan simple como eso

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Capítulo 12: Tan simple como eso

—¡Oliver! —exclamó con energía Deva en cuanto vio al castaño entrar—. Justo estábamos hablando sobre ti.

—Ah, ¿sí?

La pelirroja asintió con efusividad, sin apartar la mano del muslo de Ryan, cuyos ojos paseaban por la alfombra de la pequeña sala.

—Le decía a Ryan que fue muy lindo de su parte acogerte en su departamento, pero que como no tiene suficientes habitaciones donde quepan ambos, quizás podrías comenzar a vivir conmigo.

—¿Qué? —el muchacho buscó la mirada de Ryan para tratar de entender qué estaba pasando—. Creo que estoy bastante bien aquí.

—¡Nada de eso! Apenas hay un cuarto y como tu mejor amiga me niego a que sigas durmiendo en este horrible sillón.

¿Sillón? Pero si él jamás durmió en el sillón. ¿Acaso Ryan no la había puesto al tanto de que ambos se la pasaban compartiendo cama? ¡Ryan no le mencionó que compartían cama! ¿Este era el momento perfecto para morir?

En ese instante, el rubio pegó un salto, llamando la atención de sus visitantes.

—Disculpen —murmuró con la cabeza gacha—. Debo ir al baño.

Deva asintió con una enorme sonrisa en su rostro; quizás muriendo por dentro por lo lindo que se veía así de tímido. Por otro lado, Oliver se obligó a contener una media sonrisa que amenazaba con asomarse al notar las verdaderas intenciones de Ryan.

—¿Tus padres saben que tienes pensado adoptarme?

—No digas «adoptar» como si fueras un perro —se quejó, formando un mohín.

—Técnicamente, quieres rescatarme de la calle —replicó con sarcasmo—. Es muy bueno lo que tratas de hacer, Deva, pero piensa también en la imagen que le daría la prensa a tu padre si se enterara.

Los ánimos con los que la chica lo había recibido no eran los mismos. Al parecer, pensó Oliver, no había tenido en cuenta ese no tan insignificante detalle.

—Bueno, no es como si su imagen no fuese a declinar desde ahora.

—¿De qué hablas?

Deva se tomó un minuto.

—Papá va a ser imputado por desviación de fondos. Creen que usó dinero del gobierno en algo para lo que no estaba destinado.

—¿Y en qué lo habría gastado?

Esta vez, la expresión de Deva fue indescifrable para Oliver. Parecía triste, pero no veía dolor. Y lucía molesta, pero era muy poca la furia que emanaba de sus ojos. Era una mezcla de todo y a la vez no transmitía absolutamente nada.

—Prostitutas —soltó, con su voz a punto de quebrarse y liberar el llanto—. Mi papá gastó dinero destinado a mejorar la calidad de vida de las personas en prostitutas.

Oliver no necesitó escuchar más. Envolvió a la chica en un abrazo y se quedó así hasta que fuera ella quien decidiera alejarse. Deva lo necesitaba como siempre lo había hecho cada vez que sus ánimos estaban por los suelos, como cada vez que el eclipse de malas noticias ocultaba su aura brillante y entusiasta para dar paso a la fría oscuridad que hacía trizas su alma. Cuando se separaron, dejó un pequeño beso en su frente, haciéndola reír en medio del río de lágrimas que atravesaba sus rojizas mejillas.

—Siento mucho que debas pasar por esto.

Ella negó.

—Era algo que ya veía venir desde hace tiempo —admitió para sorpresa del otro—. Papá se comportaba muy extraño cada vez que mamá quería pasar tiempo con él. No creas que me duele por mí, Oliver. Quien me duele es ella porque ya lo sabía y aun así pensó que podría salvar su matrimonio.

Fuego en fuego [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora