Capítulo 29

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(Rengoku)

Había recordado todo, como sí de un flash se tratase pude recordar todo. Como la conocí, su sonrisa, la primera vez que le di un beso. Todos esos recuerdos me azotaron la mente dejándome totalmente absorto.  No fui consciente hasta que volví a verla a los ojos, era ella, realmente estaba junto a mí, la mujer que tanto había anhelado volver a abrazar y besar. Estaba frente a mí.

-Mi dulce glicina- dije mientras le acariciaba el rostro- no puedo creerlo- sonreía mientras la miraba a sus ojos _(t/c)- todo este tiempo, sentía que me faltaba algo, sentía que tenía que buscar algo y ahora...me doy cuenta que era, eras tú.

-Tuve tanto miedo, no quería...- sentía como se le cerraba la garganta otra vez- no quería tener esperanzas otra vez, todos estos años y siempre me imagine que regresarías. Pero llegue a un punto que me resigne.

-Ya no tienes que preocuparte, estamos aquí. El destino nos trajo de vuelta- apoye mi frente con la suya mientras olía su perfume, la miraba a detalle y realmente había crecido. Ya no era la joven que vi la última vez, era toda una mujer, pero seguía conservando la dulce mirada que conocí.

Nos quedamos un momento más unidos hasta que sentimos como alguien tocaba la puerta.

-¡Mamá! ya nos vam...- los dos levantamos la mirada y vi a la pequeña Cereza junto con Senjuro, por primera vez fui consciente de la situación. Esos ojos, la apariencia parecida a su madre y su personalidad...no tenía dudas en lo absoluto, era mi hija- ¿qué paso mami?- se acercó rápido al ver a _(t/n) llorar- ¿sucedió algo?

-No no pequeña- la mayor se limpió los ojos mientras sonreía de manera genuina- es que me preocupe demasiado y...empece a llorar de repente. El profesor simplemente me calmo, es todo- la menor me miro buscando una respuesta.

-Realmente se preocupo por ti Cereza- sonreí sinceramente- tienes una gran madre sin duda- _(t/n) me miro de manera disimulada y sabía lo que significaba, tendríamos que hablar de esta situación.

-Vamos a casa mami, ya estoy bien- le tomo la mano- ¿vamos? Esta noche cocinaré.

-Me parece perfecto- sonrió y las dos nos miraron a mí y a Senjuro- gracias a los dos por cuidar de Cereza- sonrió mostrando sus dientes- los mantendré al tanto por si surge algo.

-¡Adiós Senjuro!- saludo la menor- ¡Adiós profesor!- saludaba con la mano hasta finalmente salir del aula.

-Ella es despistada para darse cuenta- miro a mi hermano quien me miraba con una mirada neutral- pero yo vi que estabas a punto de besar a su madre. 

-Es...algo complicado de explicar- mire al menor.

-Podemos comer algo y mientras me cuentas hermano- él me abrazo y yo imité su acción. En ese sentido era más comprensivo que yo, tenía un corazón sensible y realmente agradecía que fuera mi hermano.

Llegamos a casa y pedimos algo para comer, nuestro padre se encontraba dormido debido al exceso de bebida. Así que teníamos la casa para nosotros solos, mientras nos sentamos a comer pizzas nos mirábamos fijamente. No podía dilatar más esto, tenía que contárselo.

-Bueno, por dónde empiezo...- no sabía que decirle concretamente, la realidad que vivimos es muy diferente a la que nos conocimos. Recordaba la época en la que nos dedicábamos a cazar demonios, que era un pilar y que mi hermano era el sucesor de dicho cargo. Pero no podía contar esa historia de fantasía en esta época- conocí a la madre de Cereza cuando éramos jóvenes. Ella era nueva  en la escuela y...digamos que hubo algo entre nosotros, desde la primera vez que la vi- recordé cuando la había visto junto al árbol de glicina la primera vez- era alguien cálida y amable, al principio no sabía que me pasaba concretamente. Ya que nunca me había sentido así de...nervioso o ansioso al volver a ver a alguien, pero llego un día en que...- se me cerró la garganta al recordar como casi murió al salvarme de ese demonio- los dos cruzábamos la calle para regresar a nuestras casas, pero yo estaba distraído mirando algo y ella me empujo desde la espalda para apartarme de la calle y el auto que venía a toda velocidad la choco a ella en lugar de a mi- tenía la vista en la taza de té que estaba tomando- ella estuvo en terapia intensiva por casi un mes y no hubo día que no estuviera a su lado- todavía tengo vivida esas noches y días de angustia. Cuando la veía tirada en esa cama de la finca mariposa, cuando anhelaba que abriera sus ojos una vez más- jamás en mi vida sentí tanto miedo de perderla y ahí fue que comprendí que...la amaba, la amaba más que a mi propia vida.

-¿Y luego qué paso?- mire al menor, no me perdía de vista ni por un segundo. Realmente estaba atento a todo.

-Cuando se recupero pase todo el tiempo de su recuperación a su lado, al fin tenía claro lo que sentía por ella, pero no sabía lo que _(t/n) sentía por mí. Pero un día simplemente tome la determinación de confesarme, no me importaba si me aceptaba o no. Le dije que debido a que me había salvado la vida le regalaba lo más valioso que tenía- me sonroje un poco al recordar lo que había dicho- que le entregaba mi corazón y todo el amor que sentía por ella. Al principio no sabía cómo reaccionar, pero me mostraba cariño y me miraba de una forma diferente, entonces fue que los dos terminamos juntos.

-¿Y porque no lo habías mencionado? Jamás me dijiste nada de ella- tenía que ser rápido e inventar una excusa y recordé.

-¿Te acuerdas cuando tuve el accidente? ¿Cuándo tuve que estar internado una semana debido al golpe que me había dado en la cabeza?- Senjuro asintió- estuve un tiempo para recordar quién era. Como era mi vida y todo eso...pero unos días antes de mi accidente ella se había ido a cuidar a su madre fuera de la ciudad y no volvimos a tener contacto desde entonces.

-Entonces...por eso estaba demasiado tensa cuando me vio. Nuestro color de pelo es muy particular y debió darse cuenta que estabas cerca- asentí- pero hay algo que no entiendo. _(t/n) no tiene marido, solo tiene a Cereza, ella me contó que su padre era un soldado y...- se quedo tildado unos segundos- ¿Cereza es tu hija?- me miro con los ojos abiertos.

-No puedo asegurarlo completamente, pero en algún punto siento que si es mi hija.

-Por eso ella tiene los ojos de mamá- me miro- le gusta la música al igual que ella y gritaba ¡Umai! cuando come algo delicioso- sonrió con nerviosismo- ella es tu hija ¡Tengo una sobrina!

-Escucha Senjuro, no debes decirle esto a nadie. Te lo cuento porque eres mi hermano y la persona de más confianza para mi. Pero ni Cereza, nuestro padre ni nadie debe saber esto, debo hablar con _(t/n) primero para ponernos de acuerdo en cómo le diremos a Cereza la verdad.

-Cuenta conmigo- me dio la mano sonriendo- te felicito hermano, en hora buena- me abrazo y yo sonreí con alegría.

Las cosas se iban encaminando, todo iba poniéndose en su lugar y por primera vez...estoy siendo consciente de algo importante. Soy padre, tengo una hija, una muy bella jovencita con grandes valores y una muy buena persona.

Realmente no podía ser más feliz.

Un mundo diferente (Rengoku Kyojuro y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora