1.- Déjɑme entrɑr.- Mɑkɑno.

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—¡DEJAME ENTRAR, A TU VIDA Y A TU CORAZOOON!, ¡MAKANO, TE AMO MALDITA SEA!

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—¡DEJAME ENTRAR, A TU VIDA Y A TU CORAZOOON!, ¡MAKANO, TE AMO MALDITA SEA!

Félix estaba viviendo el mejor momento de su vida, hablándote claro.

Sencillamente él, en la primera fila del concierto de su ídolo Makano, interpretando su tema favorito. Es la ilusión conjunta de todos, con nuestro respectivo cantante favorito/a. La vaina es que aún enterrao' en ese gentío, aquel cantante con el pelo engalatinao' dándole por toda la frente, remarcando esas mechas amarillas mal marcadas, con esos lentes que le cubrían los ojos y medio cachete, se inclinó para proceder a agarrarles las manos al público.

Y Félix estaba a punto, ese brazo de vaina que no se volvía de goma del sobreesfuerzo que estaba haciendo para estirarlo y que sus dedos al menos llegaran a tocar el divino talento...

Y cuando estaba a nada de no saber lo que es volverse a lavar una mano... Le cae una gallina encima.

Un momento, ¿cómo es la güevoná?

—¡Malditos pollos der vecino nojoda! —ah claro, evidentemente si así de perfecta fuese la vida, más de uno estaría pegando brincos. El caso de Félix, es que el único brinco que pegó, fue uno de la cama al suelo, antes de soltar tal maldición. Porque sí, estaba soñando la realidad deseada de todo el mundo. —¡Me cortaron la mejor parte del sueño, nojoda!

Se paró arrecho del suelo, aun algo aturdido por el golpe repentino y porque su gato, estaba como casi todas las mañanas, persiguiendo a los pollos que se escapaban del corral que tenía el vecino, con el objetivo de darles matarile y jartazón. Y a Félix le arrechaba la vaina, porque toda la culpa se la llevaba él por ser dueño del gato, cuando claramente el vecino siempre olvidaba cerrar el corral bien y esos marvaos pollos paraban hasta en la autopista.

Despejó las cortinas topándose con un par de factores: Primero, la pepa e' sol estaba dándole en toitica la cara y la asá' de ojos que llevó lo despertó del todo. Y segundo, el bendito pollo estaba aleteando por intentar guindarse de la rama de un palo que llegaba a la ventana de Félix y siempre se le olvidaba rebajar a machetazos porque luego se le llena el cuarto de bachacos; y más abajo, el gato pariendo pa' guindarse del palo, viendo al pollo como si ya fuera un consomé bien preparado.

—¡Topocho, deje al pollo quieto, coño! —inclinó el cuerpo hacia abajo, intentando agarrar la rama con la intención de tomar al bendito pollo e ir a tirárselo al vecino en la cama pa' que sepa lo que es un buen despertar. —¡Za' 'pa 'llá carajo! —empezó a lanzar manotazos a ver si el pollo al menos volaba pal otro lao' de la cerca que separaba ambas casas y en una de esas, lanzó un manotazo con demasiada fuerza, al menos la suficiente como pa' que chucuplum, se fuera de jeta pal suelo.

Solo sintió el coñazo cuando ya andaba viendo pajaritos en el aire y oyó medio distante la voz del vecino, que salía de su casa con su infaltable cafecito en la izquierda y su radio e' pilas a la derecha.

TODAVÍA LLEVO TU NOMBRE EN MI CUADERNO ;; 𝖼𝗁𝖺𝗇𝗀𝗅𝗂𝗑..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora