8.-Pᥲ' qᥙᥱ rᥱtozᥱᥒ. -Tᥱgo Cᥲᥣdᥱróᥒ.

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 Esto es una pregunta típica, ¿pero quién coñísimo e' su pepa no odia los Lunes?

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 Esto es una pregunta típica, ¿pero quién coñísimo e' su pepa no odia los Lunes?

Chaeryeong, bastante. Más cuando ese lunes en cuestión, amaneció con el Andrés, se le soltó un botón de la camisa y pasó toda la mañana busque y busque y no lo halló, así que se tuvo que poner una camisa de Félix prestada, que le quedaba toda acampanada, se iba a hacer su peinado trifásico (a.k.a una bomba) pero la mamá la puso a cocinar y se echó un quemón volteando arepas y para aderezar, cuando salió con los hermanos y hasta se montó en el autobús, se dio cuenta de que el trabajo lo dejó en la mesa del comedor con la bendita apuradera.

Y como básicamente era la única razón por la que iba al liceo, se tuvo que bajar y caminar lo poco de camino a pie de regreso, ahí agarró el trabajo pero se dio cuenta de que a la última hoja le faltaba un pedazo. Ahí cayó que fue la mamá que rajó esa hoja que vio mal parada y se tuvo que poner a redactar esa vaina de nuevo en otra hoja y volver a grapar esa mierda.

Por tanto, ya a plenas ocho y pico, iba encaminada en un autobús mentalizándose de que había perdido el primer bloque, pero que al menos Félix si lo vio y ese le salva la patria. Estaba en los últimos puestos, del lado de la ventana, notando que ajá, el autobús se paró ahí rapidito y a como se bajó, se subió un poco e' gente.

Notó que hubo un cambio en la persona que estaba a su lado porque notó a una señora bajarse y que un tipo ocupó su lugar. Ahí el bus arrancó de lo más normal y ella, aunque directamente no estaba viendo a la persona a su lado, sabía que esta la estaba observando porque uno sabe cuándo alguien lo observa.

—Mi amor, disculpa, ¿tienes hora? —Ahí está, mentira no era.

—Claro, ocho y veinticinco. —respondió tras ojear el reloj, sin mirar al tipo a su costado.

—Mmhh, gracias reina...—Chaer respondió un "de nada" y siguió tarareando la letra de "sin ti no hay vida", vallenato que llevaba rato sonando en unas bocinitas del bus. —¿Vas al liceo?

"No webón, el uniforme es de adorno" —pensó, en lo que sencillamente asintió en medio de una sonrisita falsa.

—Ah, ¿pero y eso que vas a esta hora?

Verga, pero nagüevoná de entrépito.

—Tuve que volver por algo. —respondió a lo coñazo, dejando caer la vista hacia la ventana.

Transcurrieron unos segundos de silencio, Chaer rodó los ojos. Hay veces en las que cierto tipo de conversaciones con desconocidos surgen en un autobús y coño, uno por más introvertido que pueda ser, a veces hasta les sigue la corriente. Chaer sí, esa habla hasta con el colector, pero por esa ocasión, coño, le percibía un aura a ese tipo que no le cuadraba. Eso, aunado al hecho de que muy forondamente, el tipo estaba sentado como que si los puestos eran pa' él solo, o sea, con las piernas abiertotas. Carla no sabía decir si el hecho de que le chocara la rodilla contra su pierna, haya sido casualidad del movimiento por inercia del autobús, pero coño, que eso pase una, dos, tres y hasta cuatro veces, ya no es casualidad.

TODAVÍA LLEVO TU NOMBRE EN MI CUADERNO ;; 𝖼𝗁𝖺𝗇𝗀𝗅𝗂𝗑..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora