7.-Lα Locurα Automάtıcα.- Lα Sectα All Stαrs & Eddıe Dee.

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 Previamente en

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 Previamente en... Mi prima Ciela.

Perdón, me equivoqué de novela.

Ahora sí, DJ pasta crua', lánzame la pista de "Todavía llevo tu nombre en mi cuaderno".

En los suburbios de Los Caobos, específicamente en un vecindario con casitas chéveres, que se parecían al pueblo donde se desarrolla la película del de Manos de Tijera, así mismito. Aunque claro, más latino. Bueno, en una de esas casas, nos adentramos de entrépitos, no solo en la morada, sino también en el ambiente familiar que se desarrollaba en el comedor principal de la misma.

—¿Cómo van tus clases en el liceo, Changbin? —se oyó después de un silencio donde estaban solo entrándole al desayuno. La pregunta vino de un señor de canas incipientes, con rasgos similares a Claudio Belisario. —¿No has tenido choques con algún estudiante o salón?

Changbin sonrió muy levemente, antes de levantar la mirada del plato. Es más que consciente de que él no es una monedita de oro y que a más de uno le debe desagradar a tales alturas, pero agradecía ser un huraño care' culo y como quien dice, meterles miedo a esos pubertos ladilla y que no se le alcen. Pero mentiría si dijera que la segunda pregunta era negativa en su totalidad. Félix era la primera persona en toda su experiencia como educador, que se atrevía a hablarle de esa forma, tanto, que le parecía que ese carajito era demasiado valiente, o demasiado estúpido.

—No, ningún problema. Es un buen colegio, quizá con algo más de tiempo, tu querido compadre Quintero sea merecedor de tus referencias. —contestó, antes de echarse un buche de cafecito.

—Nuestras, hijo, nuestras. —un extraño nudo se formó en el estómago de Changbin cuando escuchó a su papá decir eso, no sé, una vaina que le hizo dejar esa última panqueca a medio comer, a disposición de que se pusiera más fría que lengua e' perro.

Una chama a su lado, blanquita ella, de cabellos negros a la altura de los hombros y una mirada más dulce que melao' e torta, extendió una de sus manos por debajo de la mesa, hasta alcanzar la de Changbin, que parecía que se iba a despegar el cuerito de un uñero que le salió en el deo' con una violencia con la que probablemente se llevaría el cuerito y media mano, acompañado del bailoteo constante de su pierna y la incapacidad de subir la mirada. Cuando sintió el toque, Changbin le volteó a ver, encontrándose con una sonrisa de la chica, junto a un asentimiento. Él le devolvió el gesto, dándole un apretoncito en la mano.

—¿Y a mí hermosa nuera, como le va con el semestre? —inquirió la voz dulzona de la mamá de Changbin.

—Muy bien, algo fuerte con el montón de parciales que se vienen. —contestó, sonriéndole igual de dulce a la jeño, es que esa mujer era un ser de luz, no le deseaba mal ni al zancudo que le jodió el sueño por aquella vez que durmió en Ocumare sin luz ni ventilador. —Pero de lo demás, solo será este semestre y ya me estaré graduando.

—¡Ay si, Dios te oiga! —exclamó ella, elevando ambas manos al techo después de persignarse con la velocidad de la luz. —Ah, mira cómo pasa el tiempo tan rápido. —comentó, soltando un suspiro como enternecido, recostando la cabeza del hombro del señor Seo, que leía el Siglo. —Tan solo recuerdo como si fuera ayer, cuando Mina nació y Bin estaba bien chiquitico. Creímos que nuestro compromiso con ustedes iba a ser difícil, pero mira, uno voltea pa' 'tras y parece mentira que tantos años pasaron, y ya son todos unos adultos hechos y derechos, ¿no es así, Cayetano?

TODAVÍA LLEVO TU NOMBRE EN MI CUADERNO ;; 𝖼𝗁𝖺𝗇𝗀𝗅𝗂𝗑..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora