Venezuela, año 2009.
Chávez comenzaba a expropiar todo lo que se movía en el país, ocurría la Masacre del 70, la selección de fútbol sub 20 nacional debutaba por primera vez en un mundial de Fútbol, era fundada la RED LGTBI venezolana y obteníamos...
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El sábado había llegado. En la casa de los Lee Calderón los ánimos manejaban cierto tono de misterio, la seño María Inés se sabía hasta memoria las fechas en la que sus hijos presentaban pruebas, (no era para menos, ya diecisiete años sus hijos mayores y la mamá todavía les revisa el cuaderno). Y era normal que aquel día llegandito les preguntara aquello. Entre Chaer y Félix le inventaron una coba ahí apoyada por Jeongin.
Dijeron que el profesor tardaba en corregir exámenes por lo ocupado que solía estar y por ello, les entregaría todas las notas al final del lapso. Menos mal que la amá se comía el cuento, porque Félix estaba al borde de un ataque (ya que mentir no era su especialidad) y Chaer pues por más que haya pasado, ese dieciséis no es lo suficientemente bueno.
—¡Muchachos, bajen un momento! —el llamado de su mamá llegó a oídos de sus tripochos, Félix y Chaer estaban haciendo un trabajo de historia aprovechando que era en parejas y se pusieron entre ellos pa' no tener que estar yendo a casa de otra persona. Jeongin estaba echándose un sueñito, preferiría dormir que pensar que justico ese día era el cumpleaños de uno de sus amigos y que no podía estar en él, y cuando Félix lo despertó se paró más que arrecho. Y Jeongwoo, estaba jugando con el gato de Félix en la propia sala así que no tuvo que dar tantas vueltas. Ahí se pararon toditos, en filita, mientras doña militar los inspeccionaba con una ceja alzada. —No hay agua en la llave mis niños, se fue desde ayer. Y cuando voy a revisar el perolon que tengo afuera, resulta que está vacío, entonces yo quisiera saber, a quién le correspondía llenar el tanque esta semana y porqué no lo hizo.
Todos se miraron de reojo, compartían su típica complicidad, pero a la vez duda, porque de panita que el agua no se iba hace mucho, así que no le hallaban la respuesta al asunto.
Pero entonces hubo un culpable. O debería decir, una culpable, de nombre Carla Yanela, esa, que en tanto se acordó, no evitó ponerse nerviosa. Cosa que notó Jeongwoo y le pellizcó el brazo pa' que disimulara.
—Eh... —dudó en hablar. Chaeryeong no entendía, pero cuando algo era su culpa, los regaños que recibía eran cuestionables. Todo desde que tiene alrededor de quince, que le quitó el puesto estrella a Jeongin.—Yo...
—Hable bien Carla, ¿Uste' qué?
—Yo...
—Fui yo amá. —Se metió Jeongwoo en aquél vaporón. Él sabía que por ser el chiquito de la casa la mamá a veces hacía una excepción con él, así que prefirió sacarle la para der barro a su hermana. —Me fui eslevao' a la práctica y a mi ese beta se me olvidó. Perdón por eso.
La pure como que lo pensó, pero lo dejó pasar, negando mientras le metía un coquito echándole vaina a Jeongwoo.
—Pues se van a quedar con esos rabitos olorosos porque no tenemos agua. Y la de la cocina es única y exclusivamente para cocinar y beber.
—¡Buenas, familia!, ¡Llegó el don de la casa pue'! —nagüará, como una vela en medio de la oscuridad, como un pedazo de pan tieso a las tres de la mañana, así mismito apareció el señor padre de aquellos muchachitos, cuyo nombre era Seojoon, entrando con un morral de ropa sucia, pa' ñapa a la situación sin agua.
