Los murmullos aumentaron de volumen cuándo Joaquín apareció en la gala de Trabor Light esa noche, pero no prestó atención hasta que notó que todas las miradas estaban clavadas en él.
Primero era una mirada aquí y allá, la risita de alguien, una sonrisa de complicidad... pero fué el: «Hola, guapo» de un hombre lo que hizo que se le erizase el vello de la nuca.
Nervioso, miró alrededor, buscando una cara amiga. Conocía a aquella gente de toda la vida, pero la única persona que parecía mirarlo con simpatía era Nikolás Caballero.
Aunque nunca habían sido amigos íntimos, se conocían desde hacía años y Nikolás lo miraba con tal compasión que a Joaquín le temblaron las rodillas.
Evidentemente Nikolás estaba al tanto de lo que pasaba. Fuera lo que fuera.
— ¿Me proteges de los buitres? — le suplicó en voz baja mientras lo saludaba con un pequeño abrazo cómo saludo.
Nikolás, vestido de blanco y negro, lo tomó del brazo.
— Por supuesto. Pero tengo la impresión de que aún no sabes porqué los buitres están haciendo círculos sobre tu cabeza.
— No tengo ni idea — declaró Joaquín nervioso.
— Tienes que probar los canapés de salmón — dijo Niko en voz alta mientras lo llevaba al jardín.
Una vez allí, sacó su iPhone del bolsillo de su pantalón y buscó una página web.
Joaquín reconoció la portada de la revista y al ver la fotografía, sintió que el mundo se hundía bajo sus pies.
La foto era terrible, pero el artículo era aún peor.
Un pequeño error, un momento de locura y todo el mundo lo cuestionaba. No sería tan horrible sino fuera el hijo de un político conocido, pero lo era.
Además, Joaquín siempre había abogado públicamente por la abstinencia, porque los omegas se respetaran a sí mismos sin importar si eran hombres ó mujeres...
La foto parecía burlarse de todo eso. Era cómo si dijera esas cosas para quedar bien con los votantes más conservadores de su padre mientras él se acostaba con personas a las que apenas conocía.
Y la horrible verdad era que había tenido relaciones con un hombre al que apenas conocía.
Había traicionado sus convicciones por unos minutos de placer en los brazos de un extraño.
— No puedo... — murmuró, pero la frase murió en sus labios antes de que pudiese terminarla.
A su lado, Niko soltó una carcajada, cómo si hubiera dicho algo muy divertido.
— Si se dan cuenta de que te duele, seguirán persiguiéndote, así que disimula.
Joaquín asintió con la cabeza. Nikolás tenía fama de chico atrevido y el verano anterior había mantenido una tumultuosa aventura con Eduardo Barquín que terminó en escándalo.
— Tienes razón, pero...
En ese momento vió a Emilio al otro lado del jardín, mirándolo. Pero no tuvo tiempo de descifrar su expresión porque Karol Sevilla apareció a su lado.
— Vaya, vaya, vaya, pero si es el último buen omega de América — soltó Karol.
El pánico de Joaquín se convirtió en resolución. Se negaba a dejarse acobardar.
— ¿Sabes una cosa? Estoy empezando a odiar ese ridículo apelativo.
— No te preocupes, cariño, ya no se te puede aplicar. Me sorprende que hayas tenido valor para venir.
— ¿Cómo dices? — Joaquín le clavó la mirada, de nuevo lo insultaba.
— Siempre pensé que no tenías personalidad, que no valías más que para salir bonito en las fotos... qué sorpresa. No sé si es admirable ó estúpido.
La grosería de Karol era intolerable, pero Nikolás salió en su defensa.
— ¿Porqué no vas a soltar tu veneno a otro sitio?
— ¿Ahora resulta que son amigos? ¿Éste nuevo Joaquín ligero de alfas es por influencia tuya?
— Yo tomo mis propias decisiones y cometo mis propios errores — replicó Joaquín, indignado.
— Ha sido algo más que un error querido. El niño bueno pillado con un hombre al que apenas conoce. Ésta foto hará maravillas en la carrera de tu padre — dijo Karol, irónica.
Joaquín apretó los labios. Eso era lo que más había temido, pero antes de que pudiera replicar alguien lo tomó del brazo.
Emilio.
— Creo que no nos conocemos — le dijo a Karol, ofreciéndole su mano —. Joaquín no ha tenido tiempo de presentarme a todos sus amigos.
La congresista lo miró, recelosa, sin aceptar la mano que le ofrecía.
— Soy Emilio Marcos, el prometido de Joaquín.
Joaquín lo miró, atónito, y Emilio1 rezó para que no dijese nada.
Sí, Emilio iba a lanzarse frente al autobús para salvarlo, lo mínimo que podía hacer era no bloquearle el camino.
— Parece que nos han atrapado — siguió, con aparente tranquilidad —. Nosotros intentando esconder nuestra relación de la prensa... pero hemos metido la pata — dijo luego, apretando la mano de Joaquín —. Joaco, cariño, ¿porqué no me presentas a tus amigos?
Había reconocido a Nikolás Cabsllero, por supuesto. La otra mujer, en cambio, no parecía más que un buitre dispuesto a darse un festín con el escándalo.
— Emilip, te presento a Karol Sevilla. A la congresista Sevilla.
Ah, eso explicaba su cara de pánico. Por lo que él sabía, la congresista Sevilla era enemiga de su padre.
— No te preocupes, cariño, la gente nos perdonará por besarnos en público cuándo sepan que estamos comprometidos.
Karol soltó un bufido.
— ¿Un beso? ¿Sólo eso?
— Un alfa tiene derecho a besar a su prometido en público, ¿no? — Soltó Emilio controlando a su alfa, estaba a punto de lanzarse sobre la congresista.
— Si están prometidos de verdad.
— Si fuera por mí, ya estaríamos casados — soltó obvio apretando más a Joaquín contra él.
Nikolás tuvo que apretar los labios para contener la risa.
— Bueno, si nos perdonan un momento... — Emilio tomó a Joaquín del brazo —. Joaco ha prometido presentarme a la gente importante de verdad.
La congresista hizo una mueca de sorpresa ante la implicación de que ella no era «importante de verdad».
Emilio tomó a Joaquín de la cintura y lo guió lejos de la congresista.
Nikolás los miró con una sonrisa en su cara tratando de aguantarse la risa ante la situación. «Vaya pareja» pensó, y sin mas se alejó de la congresista también.
Seguimos........
Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.
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Accidental Fiancé // Adaptación Emiliaco
FanfictionEmilio Marcos es un alfa «playboy» corredor de bolsa y Joaquín Bondoni es un omega «puritano» hijo de un famoso senador. Ellos se conocen en un bar una noche. Después de esa noche Emilio no podía olvidar a Joaquín. Estaba obsesionado por volver a a...