Cap. 15

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Cómo habían esperado, la noticia de su noviazgo rápidamente ensombreció los rumores sobre la fotografía. El compromiso salió en portada y desapareció de las revistas casi antes de que su padre supiera lo que había pasado.

Hubo varias comunicaciones a través de su equipo, pero ni siquiera le envió un mensaje personal. Y Joaquín estaba decidido a ver su falta de preocupación cómo fé en su capacidad de hacer las cosas bien.

Después de todo, el interés de su padre en su vida amorosa había empezado y terminado con Andrés. La relación se rompió 2 años antes, pero su padre seguía jugando al golf con él todos los sábados.

Cómo la relación entre ellos era más bien distante, se alegró de que ya no fuera al Club de Golf México. Joaquín se alojaba en los Jarfines del Pedregal porque podía trabajar desde allí y aunque tenía toda la casa para él sólo, decidió instalarse en la casita de invitados, frente a la piscina, dónde había convertido uno de los dormitorios en su oficina personal.

Normalmente conseguía trabajar mucho y bien, pero aquel verano su calendario social estaba lleno.

Emilio iba al Saint Annes todos los viernes y durante los dos primeros fines de semana se alojó en un hotel, pero Joaquín insistió en que usara uno de los dormitorios de la mansión principal.

— Es una casa de 10 mil metros cuadrados, es absurdo que te alojes en un hotel. Mi padre ya no viene por aquí, así que no hay razón para que no vengas — le dijo el segundo domingo, mientras veían un partido de golf.

— Puedo pagar el hotel, no te preocupes.

— Ya sé que puedes pagar el hotel, pero no es eso — insistió Joaquín, sorprendido por su tono.

No era desagradable, pero tampoco el tono burlón y despreocupado al que lo tenía acostumbrado.

Le gustaría preguntar qué le pasaba, pero eso era algo que haría un novio de verdad. Podría ser el trabajo, pensó. Invertir millones de dólares que no eran suyos debía de ser muy estresante.

Ó algún problema familiar. Emilio tenía varias hermanas. Al contrario de Joaquín, que sólo tenía a su abuela y a su padre. Aunque a veces complacerlos a los dos era imposible.

Claro que también podría ser otra persona, pensó entonces. Después de todo, ¿Qué sabía Joaquín de su vida personal?

— ¿Hay otra persona, Emilio? — preguntó Joaquín.

— ¿Qué?

— Pareces disgustado y he pensado que tal vez... — Joaquín no terminó la frase, incómodo.

— ¿Qué has pensado?

— No lo sé, que tal vez alguien en la CDMX no está contento con la situación.

— ¿Alguien cómo una pareja?

— Sí  — admitió Joaquín.

— ¿Crees que tengo una pareja en la CDMX de la que no te he hablado?

— No creo que fuese tan raro.

Otros hombres lo habían hecho, Andrés, por ejemplo.

— ¿No crees que te lo hubiese contado?

— Bueno, no es que nuestro compromiso sea algo que tuviéramos tiempo de planear.

— No habría sugerido que fingiéramos estar comprometidos si tuviese a alguien más — Emilio sacudió la cabeza —. Si la tuviera, no habría hecho el amor contigo, para empezar. ¿Qué clase de persona crees que soy?

Joaquín pudo oler el enfado y sorpresa de Emilio, claramente lo había ofendido suponiendo cosas cómo esa.

— Lo siento. Te he ofendido y no era eso lo que pretendía...

— Desde luego que me has ofendido.

— No serías el primer alfa que engaña a su pareja.

— No, ya lo sé. Pero yo no soy así.

— Lo siento, discúlpame. Parece que no conozco a muchos alfas sinceros.

— Deja de compararme con otros alfas, Joaquín.

Sí, debería dejar de hacerlo porque los otros alfas no podían compararse con Emilio Marcos. Y tenía la sensación de que sería siempre así. Que durante el resto de su vida ningún otro alfa podría estar a su altura.

Un verano con Emilio Marcos le había hecho ver claro que nunca conocería a nadie cómo él.

— ¿Porqué me has preguntado eso? — inquirió Emilio más relajado unos minutos después.

— Porque pareces tenso, casi enfadado. Pensé que te molestaba tener que mantener la farsa durante tanto tiempo.

— Sabía en lo que me metía cuándo acepté.

Joaquín era muy perceptivo, lo cuál no era una sorpresa dada su experiencia en el mundo de la política.

— Si no quieres contarme lo que te ocurre, no importa — Joaquín le restó importancia.

Aunque muy dentro de él, su omega se retorcía por hacer algo para que Emilip no sonara tan disgustado.

Emilio no era la clase de hombre que le abría su corazón a los demás. Tal vez debido a que era un alfa y a su educación también. En su opinión, sino podías decir las cosas con una analogía deportiva ó automovilística, era mejor no decir nada.

Emilio miró a los jugadores de golf por los diferentes hoyos, sus trajes caros y el equipo probablemente exclusivo para ellos, sus movimientos planeados y precisos casi cómo los de un ballet de agresiva belleza, dinero y privilegios.

El golf era de esos deportes etiquetados cómo muy elegantes y exclusivos para gente rica. Emilio debido a su esfuerzo era rico y pertenecía a éste, pero no era el mundo que él conocía. Y lo había recordado a menudo durante esas semanas con Joaquín.

Su pasado de clase trabajadora no lo acomplejaba en absoluto, pero aparentemente, sí acomplejaba a Joaquín porque no le había presentado a su padre, el senador.

Y eso sí lo molestaba. Le daba igual lo que todo el mundo pensara de él, pero lo que pensara Joaquín le importaba de verdad.

¿Pero cómo podía poner eso en palabras?

¿Cómo podía decirle al omega lo que provocaba en él?

¿Cómo podía explicarle lo que sentía?

Emilio miró de reojo a Joaquín, perdido en seguir la bola de golf con una pequeña "o" en su boca y el ceño levemente profundo. Esos labios rosas lo provocaban demasiado.

No tenía una explicación ante lo que Joaquín le hacía sentir con una simple mirada directa a sus ojos. Se tocó la barbilla para tratar de encontrar las palabras correctas, sin tener éxito.

Por primera vez el alfa Emilio Marcos no tenía las palabras correctas y todo por un bonito omega de ojos mieles.



Buenas aquí les dejo capítulos nuevos

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Buenas aquí les dejo capítulos nuevos.


Espero les gusten.


Nos vemos AlbertXioW.

Accidental Fiancé // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora