Naruto regresó a Konoha después de despertar solo en el Valle del Fin. Las heridas en su cuerpo no eran nada comparadas con las que llevaba en su corazón. Había fallado. Sasuke se había ido, y una parte de él sentía que no había nada más que pudiera hacer. Mientras caminaba por las calles de la aldea, sintió la mirada preocupada de algunos aldeanos que notaban su estado maltrecho. No tardó mucho en encontrarse con Sakura, quien había estado esperándolo impacientemente. Ella lo miró con los ojos llenos de preocupación al ver su estado.
—¿Lo encontraste? —preguntó con la voz baja, aunque en su tono había una mezcla de esperanza y miedo.
Naruto no pudo sostenerle la mirada. El peso de su fracaso lo ahogaba y solo logró asentir con la cabeza, lo justo para que Sakura comprendiera lo que eso significaba. Sasuke no había vuelto. No habían logrado retenerlo, ni siquiera con la verdad, aunque esa verdad hubiera sido un error médico. Sakura quiso decir algo más, pero antes de que pudiera continuar, Kakashi apareció desde las sombras, observando al joven rubio con su habitual calma.
—Sé que intentaste detenerlo, Naruto, pero no podías hacerlo solo —dijo el sensei en un tono suave, poniendo una mano sobre su hombro. Naruto sintió el leve consuelo de esas palabras, aunque no bastaban para aliviar el vacío en su interior. Quería gritar, romper algo, liberar esa frustración contenida. Pero lo único que hizo fue cerrar los puños con fuerza y bajar la mirada.
—Lo arruiné —murmuró—. Nada de lo que diga o haga parece alcanzarlo.
Kakashi apretó ligeramente su hombro y luego lo soltó. Había una lección en ese fracaso que Naruto aún no podía ver, pero sabía que eventualmente lo entendería. Sakura se acercó un poco más, con los ojos nublados por la tristeza. Ella también cargaba con ese dolor, pero no podía dejar que Naruto lo enfrentara solo.
—No importa lo que haya pasado —dijo Sakura con voz firme—. Aún hay tiempo para traerlo de vuelta.
Las palabras de sus amigos eran un bálsamo, aunque Naruto sabía que no podía quedarse estancado en su dolor. Había prometido traer a Sasuke de vuelta, y aunque ahora pareciera imposible, no iba a rendirse.
Horas después, Naruto se encontró en la oficina de Tsunade, sentado frente a ella mientras la Hokage revisaba los análisis médicos que habían causado todo ese malentendido. Tsunade suspiró, pasando una mano por su frente. Había un peso de culpa en su expresión que Naruto no había visto antes.
—Fue un error, Naruto. Los síntomas eran engañosos, y no debería haber sacado conclusiones apresuradas —dijo, mirándolo directamente a los ojos. Naruto asintió en silencio. Había estado molesto al principio, pero ahora solo sentía alivio de que todo hubiera sido un malentendido. Sin embargo, ese alivio no era suficiente.
—Tengo que decírselo a Sasuke —dijo con firmeza. Tsunade levantó una ceja.
—¿Aún crees que lo escucharía?
Naruto lo sabía: Sasuke no era alguien que se dejara convencer fácilmente, pero no podía permitir que creyera que todo había sido un intento desesperado de manipularlo. Sasuke merecía saber la verdad, incluso si nunca volvía.
Esa noche, Naruto se encerró en su departamento, sintiéndose más solo que nunca. Las paredes parecían estrecharse a su alrededor mientras los recuerdos del encuentro en el Valle del Fin lo asediaban. Recordaba el dolor en sus palabras, la ira en su voz cuando le confesó lo que nunca había querido admitir: que quería que Sasuke fuera parte de su vida. No solo como su rival, sino como alguien mucho más importante. Tomó un papel y comenzó a escribir una carta dirigida a Sasuke. No sabía si alguna vez podría entregársela, pero necesitaba expresar lo que sentía, aunque fuera en palabras que tal vez nunca leería.
"Sasuke..." comenzó, con la mano temblando ligeramente. "Nunca quise retenerte. Todo lo que ocurrió fue un error. Quería que lo supieras, aunque probablemente nunca leas esto. No importa cuánto me rechaces, ni cuántas veces intentes alejarte. Voy a traerte de vuelta, Sasuke. Porque eres importante para mí, más de lo que podrías imaginar. Y no voy a rendirme, no importa cuánto tenga que luchar."
Guardó la carta en su bolsillo, sintiendo que al menos una parte de su alma se aligeraba al plasmar sus sentimientos en palabras. Pero también sabía que eso no era suficiente. Necesitaba ser más fuerte, no solo para luchar, sino para soportar el peso de lo que venía.
Al día siguiente, Naruto se reunió con Jiraiya en las afueras de la aldea. El sabio le lanzó una mirada que mezclaba simpatía y seriedad. Sabía por lo que estaba pasando su alumno, pero también entendía que no había tiempo para quedarse estancado en el dolor.
—Si realmente quieres traer a Sasuke de vuelta, necesitarás algo más que buenas intenciones, Naruto —dijo Jiraiya, cruzándose de brazos—. Los sentimientos son poderosos, pero sin la fuerza para respaldarlos, no llegarás muy lejos.
Naruto asintió con determinación. Sabía que Jiraiya tenía razón. No podía dejar que la tristeza lo debilitara. Si quería cumplir su promesa, tendría que volverse más fuerte que nunca. No solo por Sasuke, sino por sí mismo.
—Estoy listo —dijo Naruto, con la mirada firme.
Jiraiya sonrió ligeramente, aunque en su expresión había una sombra de preocupación. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que Naruto tenía un corazón inquebrantable.
—Entonces empecemos —respondió el sabio, dándole una palmada en la espalda.
Antes de partir, Naruto se detuvo en el monumento a los Hokage, mirando hacia el horizonte. El viento soplaba suavemente, acariciando su rostro y llevándose consigo las promesas que había hecho en silencio. Con la carta aún en su bolsillo y la determinación ardiendo en su interior, hizo un juramento para sí mismo:
"No importa cuántas veces caiga... No importa cuánto tiempo pase... Te voy a traer de vuelta, Sasuke. Porque eres mi amigo. Mi familia. Y nunca te dejaré solo."
El viento continuó soplando, como si llevara sus palabras hacia el lugar donde Sasuke se encontraba, lejos de Konoha. Y aunque Naruto no podía verlo, en algún lugar del camino, Sasuke también miraba al cielo, sintiendo una extraña punzada en su pecho. Las palabras de Naruto seguían resonando en su mente, tan claras como el día en que se las dijo: "Quería que fueras el padre..."
Y aunque Sasuke intentaba convencerse de que su decisión era la correcta, sabía, en lo más profundo de su ser, que esa no sería la última vez que vería a Naruto. Porque, tarde o temprano, sus caminos volverían a cruzarse. Y cuando eso sucediera, todo cambiaría.
ESTÁS LEYENDO
pasion prohibida (SASUNARU)
Fanfictionsasuke un chico de 12 años deciado x todas las jivencitas del pueblo pero nadie sabe que tiene un secreto y es que esta enamorado de su compañero de equipo naruto uzumaki