2(corregido)

861 42 0
                                    

Al principio, Sasuke nunca se detuvo a pensar en Naruto como algo más que un rival. El chico ruidoso, impulsivo y siempre dispuesto a desafiarlo era todo lo que él había decidido dejar atrás. La debilidad emocional, los vínculos que alguna vez juró evitar... Pero algo comenzó a cambiar sin que se diera cuenta. Naruto no era solo alguien molesto. Era alguien que, sin importar cuántas veces lo empujara, siempre volvía.

- ¿Por qué no se rinde?


Naruto estaba siempre ahí, día tras día. Sus gritos, su risa, su obstinación. Su calor. Al principio, Sasuke lo había encontrado irritante, pero con el tiempo, esa presencia constante se volvió una especie de ancla, algo familiar en su mundo lleno de sombras.

Una tarde, después de un entrenamiento extenuante, Sasuke y Naruto terminaron tumbados sobre la hierba, jadeando y cubiertos de polvo. El sol ya comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos. Sin pensar, Naruto giró la cabeza hacia él, con una sonrisa cansada pero brillante en el rostro.

—Te venceré algún día, teme.

Sasuke soltó una exhalación por la nariz, que casi podría pasar por una risa.

—Sigue soñando, dobe.

Pero en lugar de responder con alguna burla más, Naruto se quedó en silencio. Sasuke lo miró de reojo y notó algo que no había visto antes: esa sonrisa que parecía boba era sincera, y sus ojos azules tenían una suavidad inesperada.

En ese momento, por alguna razón, algo dentro de Sasuke se estremeció. Era una sensación que no había previsto, una que no sabía cómo manejar. Naruto lo hacía sentir visto, no como el vengador o el prodigio de los Uchiha, sino simplemente como Sasuke.

-¿Qué es este idiota para mí...?


Después de eso, las cosas empezaron a cambiar de forma sutil. Sasuke se descubrió mirando a Naruto más de lo que debería. Al principio, pensó que era solo su lado competitivo. "Tengo que estar atento a él. Es mi rival." Pero pronto, esos momentos dejaron de ser sobre competencia.

Naruto, con su risa incontrolable, su torpeza al intentar técnicas nuevas y su estúpida manera de encontrar siempre algo bueno en cada situación... Sasuke odiaba admitirlo, pero le resultaba fascinante.

Comenzó a esperar las mañanas en las que entrenaban juntos, aunque nunca lo diría en voz alta. Notó que el silencio que antes le había parecido cómodo ahora se sentía pesado si Naruto no estaba cerca. Y lo peor de todo era que, cuando Naruto sonreía de esa forma despreocupada, Sasuke sentía algo cálido en el pecho que no sabía cómo apagar.


Hubo una noche en particular, durante una misión, en la que Sasuke casi entendió lo que le estaba pasando. Estaban acampando bajo las estrellas, y mientras los demás dormían, Naruto se acercó a él con una manta arrugada en los brazos.

—Hace frío. Comparte.

Sasuke lo miró como si hubiera perdido la cabeza.

 —Ni lo sueñes.

Pero Naruto simplemente se dejó caer junto a él, envolviendo la manta sobre ambos. Sasuke bufó, pero no se apartó. Hubo un breve silencio entre ellos, y luego Naruto, en voz baja, dijo algo que lo dejó sin aire.

 —No importa cuántas veces me rechaces, Sasuke... Yo siempre estaré aquí.

No fue una declaración romántica, ni una promesa exagerada. Fue simple, honesta. Y en ese momento, Sasuke lo supo. Ese idiota ya se había convertido en alguien esencial para él. Y eso lo aterraba.


Después de esa noche, Sasuke dejó de luchar contra esa extraña sensación que crecía dentro de él. No lo entendía del todo, pero empezaba a aceptar que Naruto significaba más de lo que había estado dispuesto a admitir. No era solo un rival, ni un amigo. Era algo más, algo que no sabía nombrar todavía, pero que se hacía más fuerte cada día.

Y aunque Sasuke aún no estaba listo para confesarlo, sabía que ese sentimiento no desaparecería. Naruto se había metido bajo su piel, y no había vuelta atrás.

pasion prohibida (SASUNARU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora