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DIAS DESPUES

Sasuke y Orochimaru se fueran de la cueva, Jiraiya decidió aprovechar el momento para entrenar con Naruto. Sin embargo, debido al evidente agotamiento de Naruto por la noche anterior, el entrenamiento era casi imposible de realizar. Kabuto, siempre observador, propuso una solución.

— Si quieres, puedo curarte para que puedas entrenar —dijo, con un tono de falsa amabilidad.

— Sí, por favor —aceptó Naruto, aliviado de recibir ayuda.

—: Muy bien, acércate, y te sanaré —respondió, gesticulando para que Naruto se acercara.

Naruto dio unos pasos hasta quedar frente a Kabuto, quien canalizó su chakra curativo sobre el rubio, ayudando a aliviar los signos de cansancio en su cuerpo. Poco después, Jiraiya llamó a Naruto para comenzar su viaje al Monte Myoboku, el monte de los sapos. Así, dejaron a Kabuto solo en la cueva.

Pasó una semana desde la partida de Naruto y Jiraiya, y mientras estos entrenaban lejos de la cueva, los azabaches Orochimaru y Sasuke regresaban, habiendo terminado su misión antes de lo previsto. Se dirigían a la cueva, sin saber que Naruto y Jiraiya también regresaban al mismo lugar.

Naruto y Jiraiya, sin embargo, tenían sus propios motivos para acelerar el regreso; querían evitar el regaño de sus respectivas parejas. Sin percatarse, ambos grupos viajaban por caminos que se cruzarían inevitablemente.

Finalmente, en uno de los senderos que conectaban con la cueva, sasuke y Orochimaru aparecieron ante ellos. Sasuke, con el Sharingan activado, se detuvo frente a Naruto y lo observó con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—Qué se supone que están haciendo aquí? —preguntó con frialdad, sin apartar la vista de Naruto.

Naruto trató de disimular, aunque su tono sarcástico revelaba algo de nerviosismo.

— Solo salimos a pasear; ya me había aburrido de estar en la cueva —mintió, intentando sonar convincente.

Sasuke arqueó una ceja, visiblemente incrédulo.

— ¿A tres días de la cueva? —respondió con voz fría.

Naruto se sintió atrapado. Soltó un suspiro antes de responder, resignado a admitir la verdad.

— ¡Está bien, está bien! Salimos a entrenar, ¿feliz?

Una sonrisa ligera se formó en los labios de Sasuke.

— Sí, muy feliz —murmuró, y acercándose a Naruto, bajó la voz hasta un susurro mientras se inclinaba hacia su oído—. Sabes que tendrás tu castigo por mentirme, ¿verdad, dobe?

El rubio tragó saliva y asintió, apenas susurrando en respuesta:

— S-sí...

Tras tres días de viaje hacia la cueva, Sasuke condujo a Naruto a su habitación en cuanto llegaron, decidido a cobrar su "castigo". Pero Jiraiya, quien parecía haber estado esperando la oportunidad de frenar a Sasuke, se interpuso en su camino, queriendo evitar que las cosas se intensificaran demasiado. Sin embargo, Orochimaru, sin intención alguna de permitir que Jiraiya interrumpiera, tomó al Sannin y lo llevó a un lugar más privado, asegurándose de que Naruto y Sasuke tuvieran toda la intimidad que necesitaban.




al llegar al cuarto sasuke la cierra con llave y tira a la cama a naruto besando su cuello dejando marcas visibles 

ambos se quedan desnudos y sasuke empieza a besar los pesones del rubio,con una mano jugaba con el rosado peson y con la boca lamia el otro peson ademas con la mano libre empezó a preparar al rubio 

ya lubricado, sasuke mete la punta de su miembro a la entrada del rubio y este gime de placer luego poco a poco el rubio le pide al azabache mas y sasuke sin pensarlo lo penetra con fuerza 

naruto que sintió como el azabache lo penetro con fuerza se agarró de la espalda del nombrado dejándole rallas como si fuera gato

naruto le pedía mas y mas al azabache y el con gusto lo aria asta que naruto se desmaya y sasuke igual sigue penetrándolo asta que kurama controla el cuerpo del rubio

 - MALDITO UCHIHA, NO VES QUE NARUTO YA SE DESMAYO, DEJA DE HACER ESO QUE YA ME HICISTES ENOJAR

sasuke le hiso caso a kurama pero sin antes correrse adentro del rubio, sasuke no aguanto la escena que veía era la entrado de naruto de que en ella salia el semen de sauke y este sin pensarlo la lamio para luego limpiarlo y dormir con el 

EN KONOHA 

Los días parecían eternos para Sakura, quien sentía un vacío profundo desde que Sasuke y Naruto habían abandonado la aldea. Aunque entrenaba diligentemente bajo la guía de Tsunade, la ausencia de sus amigos la hacía sentirse incompleta, y cada noche, el peso de la soledad se volvía insoportable.

Fue entonces cuando empezó a pasar más tiempo con Hinata, quien, aunque discreta, siempre mostraba una empatía silenciosa. En cada encuentro, Hinata estaba ahí, ofreciendo una compañía calmada que empezaba a ser esencial para Sakura.

Una tarde de primavera, tras un largo paseo por el bosque, ambas se detuvieron en un claro cubierto por pétalos de cerezos que flotaban en el aire. Los colores rosados y blancos creaban una atmósfera casi mágica, y en ese ambiente cargado de suavidad y misterio, Sakura y Hinata se miraron como nunca antes.

Hinata se acercó más, notando el brillo en los ojos de Sakura, quien, tras una pausa, extendió su mano, entrelazándola con la de Hinata.

— Hinata... —murmuró con voz entrecortada—. Nunca pensé que podría sentirme tan en paz con alguien. Cuando estoy contigo, la tristeza desaparece.

Hinata, sintiendo el calor de las palabras de Sakura, apretó suavemente su mano, y sin pensarlo mucho, la atrajo hacia sí. Sakura dio un paso más cerca, y ambas quedaron a unos centímetros de distancia, sus respiraciones mezclándose en el aire primaveral.

—Sakura... —susurró Hinata, incapaz de ocultar el temblor en su voz—. Yo también... siento algo profundo por ti, algo que no sé cómo explicar, pero que me llena de felicidad.

Sin más palabras, Sakura alzó una mano y acarició con delicadeza la mejilla de Hinata, su pulgar recorriendo su piel con suavidad. Hinata cerró los ojos, disfrutando el toque, y un suspiro escapó de sus labios, sintiendo que el tiempo se detenía. Sakura, sin resistir más, acortó la distancia y, con lentitud, sus labios se unieron en un beso cálido y suave.

Pero pronto, ese primer beso se profundizó, lleno de pasión y deseo, como si ambas quisieran expresar todos los sentimientos acumulados en un solo instante. Sakura rodeó con sus brazos la cintura de Hinata, acercándola aún más, mientras Hinata acariciaba el cabello rosado de Sakura, perdiéndose en la intensidad de ese momento.

El beso continuó, lento pero decidido, lleno de cariño y deseo, hasta que ambas se separaron ligeramente, respirando entrecortadas, con los rostros enrojecidos y una mezcla de sorpresa y alegría reflejada en sus ojos.

— No quiero que esto termine... —confesó Sakura, susurrando en el oído de Hinata mientras sus dedos recorrían su espalda con suavidad—. Quiero seguir a tu lado, sentir esto una y otra vez.

Hinata asintió con una sonrisa tímida pero llena de determinación, sus dedos trazando líneas invisibles sobre el brazo de Sakura.

— Yo también, Sakura. Te quiero a mi lado... siempre.

Rodeadas de la paz de aquel claro y envueltas en el aroma de los cerezos en flor, Sakura y Hinata compartieron más besos y caricias, sellando un amor que había nacido en silencio, pero que ahora florecía con la fuerza de la primavera.

pasion prohibida (SASUNARU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora