El silencio de la cueva era casi absoluto, interrumpido solo por el goteo distante que resonaba entre las paredes de piedra. A solas en una zona apartada, Sasuke observaba a Itachi con una mezcla de preocupación y determinación. Habían pasado semanas desde que Itachi llegó, y la paciencia de Sasuke comenzaba a agotarse. Finalmente, decidió expresar lo que había estado pensando desde hacía días.
—Itachi... ya llevas tiempo aquí. Creo que ha llegado el momento de que me digas la verdad sobre lo que está pasando contigo —dijo Sasuke, su voz suave pero firme.
Itachi no levantó la vista de inmediato. Por un instante, se quedó en silencio, como si sus pensamientos estuvieran a punto de fluir en voz alta, pero en lugar de palabras, lo primero que apareció fue una sombra de incomodidad en su mirada. Era extraño verlo así, tan vulnerable, como si llevara una carga que había pesado más de lo que podía soportar solo. Después de un momento, suspiró, y en un tono casi murmurante, confesó:
—Sasuke... Shisui no sabe nada. Ni siquiera imagina que algo así ha pasado. Cuando dejé la Akatsuki, cuando decidí venir aquí, lo hice sin avisarle. Técnicamente... me escapé. No quería ponerlo en esta situación sin su consentimiento. No quise complicar su vida, ni obligarlo a involucrarse en algo que no pidió.
Sasuke permaneció en silencio, procesando las palabras de su hermano. La revelación lo había dejado desconcertado. No podía imaginar que Itachi, siempre tan resuelto, hubiera dejado todo atrás sin decirle nada a Shisui. La idea de que Itachi estuviera cargando con esto solo, sin siquiera haberle contado la verdad al hombre que amaba, lo inquietaba profundamente.
Finalmente, Sasuke respiró hondo y, con un tono firme, declaró:
—Shisui tiene derecho a saber. No puedes simplemente huir de esto, Itachi. Si tú no quieres buscarlo, entonces... iré yo. Porque no quiero verte cargar con esto solo cuando no es solo tuyo.
Itachi lo miró, con una mezcla de sorpresa y algo parecido a la resignación en sus ojos. Sabía que Sasuke tenía razón, pero también comprendía lo difícil que sería enfrentar a Shisui después de tanto tiempo y con una confesión tan inesperada. Sin embargo, la firmeza de Sasuke era inquebrantable. Ambos sabían que, aunque Itachi intentara detenerlo, Sasuke haría lo imposible por encontrar a Shisui y traerlo hasta allí, sin importar los riesgos ni los obstáculos.
Se miraron en silencio, cada uno entendiendo, a su modo, que lo que estaba por venir no solo cambiaría sus vidas, sino también la vida de Shisui. Sasuke estaba dispuesto a hacer lo necesario para reunirlos, sin importar el precio. Para él, esta era una promesa que pensaba cumplir, por Itachi... y por el futuro que ambos merecían, juntos.
Era una noche tranquila en la cueva, y la suave luz de las antorchas proyectaba sombras tenues en las paredes. Naruto estaba recostado, con una expresión de cansancio pero también de paz. Sasuke, sentado a su lado, le daba suaves masajes en la barriga redondeada, tratando de aliviarle las molestias de su embarazo avanzado.
—Se siente tan bien, Sasuke —murmuró Naruto, cerrando los ojos, disfrutando del toque delicado y firme de las manos de su pareja.
Sasuke sonrió, complacido de poder ayudar a aliviar un poco de su incomodidad. Continuó con movimientos lentos, presionando suavemente los lugares que sabía que solían dolerle más a Naruto. Pero, a medida que sus manos se movían por la piel sensible, Naruto comenzó a sentir una oleada de calor que no se parecía en nada a la simple comodidad.
Sin abrir los ojos, dejó que sus manos se deslizaran por los hombros de Sasuke y, con una sonrisa juguetona, se inclinó hacia él, hasta quedar encima, sosteniéndose con las rodillas a cada lado de su cuerpo. Sus labios rozaron el cuello de Sasuke, dejándole un suave suspiro.
—Naruto... —Sasuke lo miró, su voz contenía tanto un rastro de preocupación como de sorpresa—. Deberías descansar. No quiero hacer nada que pueda ponerte en riesgo...
Pero Naruto simplemente sonrió, acariciando su mejilla con ternura.
—Estoy bien, Sasuke —respondió en un susurro suave—. No tienes de qué preocuparte. He estado deseando esto... y estoy seguro de que todo estará bien.
A pesar de sus reservas, Sasuke no pudo resistirse a la intensidad en los ojos de Naruto. Finalmente, él también se dejó llevar, y Naruto comenzó a moverse lentamente, frotándose con él, creando una conexión íntima y profunda entre ambos. El momento era tan intenso como cauteloso, lleno de ternura y pasión, ambos cuidando de que fuera seguro y especial, en un encuentro que demostraba la unión que compartían, ahora más fuerte que nunca.
KONOHA
La casa Hyuga estaba en calma. Hinata, sola en casa, terminaba sus entrenamientos de rutina cuando escuchó un leve ruido en el pasillo. Su instinto la hizo reaccionar de inmediato, y sin pensarlo dos veces, giró rápidamente y golpeó a la figura que había entrado.
—¡Ah! —un quejido suave llenó el aire.
Hinata se sorprendió al ver a Sakura frente a ella, tocándose la mejilla adolorida. La sorpresa fue tal que se llevó las manos a la boca, sintiendo una mezcla de vergüenza y preocupación.
—¡Sakura! Lo siento tanto... Pensé que eras un intruso... ¿Estás bien?
Sakura asintió, riéndose suavemente a pesar del dolor. Había sido un golpe fuerte, pero eso solo hacía que admirara más la fuerza de Hinata.
—No te preocupes, debí haber llamado antes de entrar —respondió Sakura, quitándole importancia al golpe.
Conmovida, Hinata se acercó a ella, examinando con detenimiento la ligera hinchazón en el rostro de Sakura. Sin dudarlo, Hinata usó sus técnicas de sanación para aliviar el dolor, acercándose lo suficiente como para sentir la respiración de Sakura contra su piel.
El ambiente comenzó a volverse denso, y ambas notaron la cercanía de sus rostros. Los ojos de Sakura viajaron de los labios de Hinata a sus ojos perlados, que ahora la miraban con una mezcla de timidez y curiosidad. Sin pensarlo, Sakura se inclinó, y sus labios se unieron en un beso suave pero profundo. Al sentir la calidez y la dulzura de Hinata, ambas se dejaron llevar, el beso volviéndose más apasionado.
Poco a poco, sus manos comenzaron a explorar con delicadeza, cada caricia despertando una nueva sensación. Ninguna de las dos quiso detenerse; los nervios y la incertidumbre de ese primer momento de intimidad se convirtieron en pura confianza, en un deseo compartido que las envolvía.
Aquella noche, las dos amigas cruzaron una barrera que jamás habían imaginado, entregándose mutuamente en un momento de pasión y cariño, compartiendo su primera noche juntas en una intimidad que guardaron como un secreto especial.
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pasion prohibida (SASUNARU)
Fanfictionsasuke un chico de 12 años deciado x todas las jivencitas del pueblo pero nadie sabe que tiene un secreto y es que esta enamorado de su compañero de equipo naruto uzumaki