La cueva estaba sumida en un silencio profundo, con solo el sonido ocasional de la respiración tranquila de Kawaki rompiendo la calma. La pequeña camilla que había sido colocada junto a la cama de Naruto parecía más un refugio que un simple lugar para dormir, y en él, Kawaki descansaba en un sueño inocente. La noche había caído con suavidad, y aunque la emoción de la llegada del bebé todavía llenaba el aire, una sensación de tranquilidad comenzaba a envolver la habitación.
Naruto, acostado en la cama, aún sentía las secuelas del parto. Cada movimiento le causaba un dolor punzante, y aunque el cansancio lo envolvía, no podía apartar su mirada de su hijo. Sasuke estaba a su lado, vigilante, preocupado, pero también completamente encantado por la llegada de Kawaki.
—¿Te sientes bien? —preguntó Sasuke, su voz suave mientras se sentaba en la cama junto a Naruto, observando cómo el pequeño niño dormía plácidamente.
Naruto intentó sonreír, pero su expresión se tensó ligeramente cuando intentó moverse para ajustar su posición. El dolor en su cuerpo era evidente, pero estaba determinado a mantener la calma. Aunque el cansancio lo invadía, su preocupación por Kawaki superaba cualquier molestia física.
—Un poco adolorido... —murmuró Naruto, mirando a Sasuke con una sonrisa que intentaba ocultar su incomodidad—. Pero vale la pena. Miralo, Sasuke... Es nuestro hijo.
Sasuke, observando a Naruto con una mirada llena de ternura, se acercó y se sentó junto a él, tomando su mano con suavidad.
—Lo es... —dijo Sasuke, su voz llena de emoción—. Es perfecto.
Naruto cerró los ojos un momento, permitiendo que la paz de la habitación lo envolviera, pero no podía evitar sentirse preocupado por su pequeño. Kawaki estaba tan tranquilo, pero su pequeño cuerpo parecía tan frágil. Sasuke notó la mirada ansiosa de Naruto y se inclinó hacia él.
—Descansa, Naruto. Yo me encargaré de todo esta noche —le dijo Sasuke, acariciando suavemente su rostro—. Ya pasamos por lo más difícil.
Naruto lo miró, agradecido por la oferta de Sasuke, pero su instinto paternal lo mantenía alerta. No quería dejar a Kawaki solo ni un segundo. A pesar de su agotamiento, se esforzó por incorporarse un poco más, aunque el dolor lo hizo detenerse rápidamente. Sasuke lo observó con preocupación.
—Naruto, sabes que no puedes hacer mucho ahora mismo, ¿verdad? —dijo Sasuke con voz firme pero llena de cariño, reconociendo el deseo de Naruto de estar al tanto de todo, pero también entendiendo sus limitaciones.
Naruto se recostó nuevamente, suspirando.
—Lo sé, pero es difícil... —dijo, su voz cargada de emociones encontradas—. No quiero fallarle.
Sasuke asintió con comprensión, sin apartar la mirada de Naruto. Se levantó de la cama y fue a la cuna improvisada donde estaba Kawaki. Con movimientos suaves y precisos, lo levantó y lo llevó con cuidado hacia Naruto.
—Míralo —dijo Sasuke, acercando al bebé a Naruto. La calidez de Kawaki, su pequeño cuerpo, le dio una sensación de paz indescriptible. Sasuke, con una sonrisa en su rostro, se inclinó para permitir que Naruto tomara a Kawaki en sus brazos con delicadeza.
Naruto sonrió con lágrimas en los ojos al sentir a su hijo en sus brazos. Kawaki era tan pequeño, tan perfecto, que sentía que todo su ser se llenaba de amor. La sensación de estar sosteniendo a su hijo lo reconfortaba de manera profunda.
—Te prometo que seré el mejor padre que pueda ser... —susurró Naruto a Kawaki, mirando al pequeño con dulzura.
Sasuke se recostó junto a él, observando cómo Naruto miraba a su hijo con tanta devoción. Pudo ver cómo sus ojos brillaban, llenos de amor y esperanza. Sasuke tomó la mano de Naruto nuevamente, entrelazándola con la suya.
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pasion prohibida (SASUNARU)
Fiksi PenggemarEn un mundo de secretos y misiones peligrosas, Sasuke y Naruto se encuentran atrapados en una situación que jamás imaginaron. En medio de una de las cuevas de Orochimaru, la chispa de una atracción prohibida entre ellos comienza a arder con una inte...