🍁Capitulo 22🍁

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¿Qué se supone que debía sentir en este momento? ¿Debía huir? ¿Debía seguir el camino que se abría conforme avanzaba? Chanyeol tenía la mente vomitada de ideas, en su mayoría malas, la mezcla de pensamientos, emociones y las caricias del más bajo en su mano le estaban dando nauseas, si no encontraba un poco de paz dentro de sí se iba a volver loco.

Había pasado ya tiempo desde que empezó su supuesta relación con Do, tiempo en el que, si era sincero, se le había olvidado la razón por la que estaban "juntos". Y es que había muchas razones para olvidarse de aquel grande detalle, sus días se habían basado en tener al bajo pegado a él, jugando con sus manos unidas, acariciando sus cabellos rosados, miradas juguetonas, mejillas sonrojadas y abrazos demasiado cálidos e íntimos para dos personas que, se supone, no estaban enamorados.

Y la verdad es que tenía miedo de aquella acusación, porque el debilucho de su corazón había perdida la batalla desde el inicio, latiendo desbocado por la simple oportunidad de compartir momentos con Do Kyungsoo, las caricias y los besos habían sido nada más que la cúspide de su derrota, porque había quedado jodidamente enamorado del otro. Y tenía miedo, un miedo enorme y ridículo que oprimía su corazón cada que pensaba en la posibilidad de que aquella falsa relación llegara a su fin, con un Do Kyungsoo victorioso y un Park Chanyeol destrozado.

—Chan, Chan —llamo el otro y sacudió sus manos unidas — Hey! ¿Todo bien? Estas demasiado callado.

—Nada —el alto muchacho sonrió intentando despejar el ambiente —. Solo estoy algo cansado, la práctica de hoy no estuvo ligera.

Estaban muy cerca de la casa del mayor, pero Kyungsoo detuvo su andar y acerco con poca fuerza el cuerpo del alto al propio, mirándolo directo a los ojos, intentando encontrar algo más en aquella mirada que solía ser brillosa, pero que ahora se encontraba opaca.

—¿Qué te preocupa? — pregunto con notable preocupación —. Y no me digas que nada, te conozco lo suficiente y nunca eres así de apagado.

El más alto tuvo que hacer uso de toda su fuerza para mirar al más bajo sin ponerse a llorar como un bebé, porque no tenía la valentía suficiente para decirle que estaba enamorado, que lo quería a su lado como su novio real y no como uno falso, que quería sus besos y abrazos acompañados de palabras cariñosas y promesas vacías y ridículas que hacían los jóvenes enamorados. Pero ellos no estaban enamorados, el remaba solo en aquel barco hundido que era su relación.

—De verdad estoy cansado, solo vayamos a casa, Kyung —le respondió intentando sonreír con su alegría habitual.

Kyungsoo no le creyó del todo si era sincero, pero al mismo tiempo le urgía llegar a casa y hablar, hablar de sus inquietudes y las que posiblemente el alto también tenía, hablar de su necesidad por aclarar el estatus de su falsa relación, quería besarlo y abrazarlo gran parte de la tarde, pero con la tranquilidad de saber que ambos se correspondían y estaban dispuestos a explorar juntos aquellos nuevos sentimientos.

Por eso le sonrió de vuelta, entusiasmado por la bola de pensamientos que surcaban su mente y uniendo sus manos de nuevo siguió el recorrido a su casa que ya estaba por terminar, ninguno dijo nada cuando la casa del bajo se presentó frente a ellos, aun con las manos unidas ambos muchachos entraron en la silenciosa casa dejando sus mochilas en las sillas del comedor.

—Mis papás no están —comento el bajo sonriendo —. Así que me toca cocinar ¿Quieres algo en especial? Se que te gusta la pasta, puedo hacer una sencilla con mantequilla o también...

Estable. (ChanSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora