Al día siguiente, las cosas volvieron a estar como siempre. Aunque solo haya sido por un día, extrañé bastante molestar con mi bola de idiotas. Al parecer, Alex era la única persona de toda la preparatoria que no sabía lo que había ocurrido con Miguel. A pesar de llevar varios meses estudiando con nosotros, nadie la había agregado al grupo de mensajería. Al final, los comentarios y burlas de los pasillos terminaron haciéndola preguntar por lo ocurrido. La explicación le agradó como no tienen idea.
—¡¿Es en serio?! —preguntó alterada, mientras caminábamos para la cafetería. Los tres asentimos al mismo tiempo—. ¡Esa zorra!
—¡Se los dije! —comentó Josh, haciendo énfasis en la última frase de Alex.
No pude evitar golpearlo con el codo, en serio extrañaba hacer eso.
—Se las verá conmigo... —mencionó la pelirroja, antes de cruzar la puerta de forma agresiva.
Algo hizo clic en mi mente alertándome por lo que pudiera estar pasando por la cabeza de Alex.
—Espera... ¡Alex! ¿Qué piensas hacer? —pregunté, acelerando mi paso para poder alcanzarla.
—Nada... Solo pediré mi almuerzo —respondió, tomando una bandeja para luego acercarse al puesto de la cocinera.
Regresé la mirada hacia mis amigos con una mueca en mi rostro, trataba de ver si alguno de ellos captaba lo que estaba pasando, pero Josh se encogió hombros dándome a entender que estaban igual de perdidos que yo. Los tres tomamos nuestra bandeja y empezamos a hacer fila para que, de igual forma, nos entregaran nuestro almuerzo.
—Alex... A mí no me engañas, tienes esa... esa sonrisa malévola en el rostro. Es perturbador.
—Y me regala un batido de fresa, por favor —habló con la cocinera, ignorando por completo lo que recién había dicho.
—¡Alex!
—Tú estás loco, Dany, simplemente estoy... ¡Feliz!
Ella guiñó el ojo para luego tocar sutilmente mi nariz con su dedo índice. Esa actitud no me parecía para nada algo normal. ¿Qué rayos le estaba pasando a Alex? Primero se ponía furiosa por lo de Miguel y luego andaba hablando de forma dulce y jugueteando conmigo. ¿Acaso había perdido la cabeza? O peor... ¿Podría ser que Andrés haya hecho su aparición mensual? No podía saberlo.
Alex tomó su charola con comida y empezó a caminar entre las mesas, al instante noté la dirección a la que se dirigía: caminaba directo hacía la mesa de los populares de último año. Dejé caer mi mandíbula al darme cuenta de sus intenciones, tomé mi charola y salí corriendo tras ella tratando de no botar la comida en el camino. Los chicos me siguieron en cuanto pudieron.
—¡Alex! ¡Ni se te ocurra! —murmuré lo suficientemente fuerte para que me escuchara, pero ya era demasiado tarde.
—¡Hola, Ashley! —saludó Alex, fingiendo una sonrisa.
La rubia volteo la mirada sonriente, la cual se borró al ver quién le había hablado.
—¿Disculpa? ¿Me hablas a mí?
Todos en la mesa detuvieron su conversación y pusieron sus ojos sobre Alex y la escenita que estaba armando, Josh y Miguel no tardaron en hacer su aparición colocándose a la par mía. En la mesa se encontraba casi todo el equipo de fútbol, incluyendo a las porristas. No era de sorprenderse ya que, de una u otro forma, la mayoría de los de último año eran miembros del equipo. Además, los atletas siempre eran los populares en las preparatorias.
—Sí... Cariño —contestó Alex, tratando de no borrar su sonrisa. De lejos se notaba como una vena palpitaba en su frente—. ¡Soy Alex! Mucho gus...
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Inmaduro Amor Ocasional
Jugendliteratur¿Eres capaz de quitar tu mascara y mostrar tus heridas? Daniel Ashton no ha tenido la vida perfecta que un adolescente desearía. Existen momentos dolorosos que lo han hecho sufrir desde pequeño y, aunque trata de ser el chico divertido de siempre, é...