Las vacaciones se nos esfumaban como agua entre las manos. Ya habían pasado tres semanas desde que salimos de clase y no habíamos hecho nada interesante con nuestra vida. Solo nos la pasábamos jugando videojuegos, comiendo juntos y viendo películas de superhéroes.
A pesar de lo simple que se escuchaba todo, se sentía bien poder compartir con mis amigos sin la constante presión del estudio. De hecho, nos la estábamos pasando tan bien que incluso llegué a olvidar mi propio cumpleaños.
Sé lo que están pensando en este momento: ¿Realmente es posible olvidar la fecha en que naciste? Al parecer sí, solo necesitas llamarte Daniel Ashton. Todo sucedió un día en el que una alarma me despertó de golpe. Con los ojos cerrados, extendí mi brazo en el aire para tratar de detenerla. No tenía la menor idea de quien la había programado para un viernes a las siete de la mañana, ¿qué clase de loco psicópata hacía eso?
En cuanto logré silenciar la alarma, froté mis ojos con pereza y miré la pantalla de mi celular. La alarma no tenía etiqueta, pero la fecha debajo de la hora llamó mucho mi atención.
—Veintitrés de julio... —murmuré somnoliento.
Cabe mencionar que mi cerebro no reaccionaba muy bien por las mañanas, siempre necesitaba un par de minutos para poder conectar todo adentro de mi cráneo. Después de un largo rato analizando mi existencia, logré darme cuenta del motivo de la alarma.
—¡Hoy es mi cumpleaños!
Emocionado, abrí la mensajería de mi celular e ingresé a las conversaciones. No tenía mensajes nuevos ni de Alex ni de mis amigos, pero supuse que era demasiado temprano para exigirles atención. Mejor me encogí de hombros y me levanté de la cama. Conociendo a mi madre, seguramente había preparados algo rico para desayunar.
—¡Buenos días, Dany! —gritó mi mamá, en cuanto abrí la puerta del cuarto.
Bajé las escaleras de dos en dos, un delicioso olor a tocino frito estaba impregnado en el aire.
—Buenos días ma' —saludé al entrar a la cocina, ella se notaba bastante ocupada.
—¿Qué tal amaneció el cumpleañero?
—Con sueño...
—¿y cómo no? Si siempre te duermes tarde por estar en el teléfono.
Rodé los ojos. Para mi mamá, cualquier cosa que me pasara estaba de alguna forma relacionado con el uso del celular.
—Mejor dame mi abrazo —reproché, ella sonrió y se detuvo un momento para poder felicitarme.
—Feliz cumpleaños, mi amor.
Mi madre me tomó entre sus brazos y me estrujó con fuerza. De repente, el timbre de la casa sonó interrumpiendo nuestra muestra de afecto.
—¿Puedes ir a ver quien busca? —dijo, para luego regresar su atención a la estufa.
—¡Claro!
Lo último que quería era que se le quemara la comida, el estómago estaba que me rugía del hambre. Rápidamente, caminé hacia la puerta y la abrí con confianza, varias personas se encontraban reunidas afuera.
—¡Sorpresa! —gritaron todos al unísono.
Un par de estallidos se escucharon y confeti empezó a caer sobre nosotros. Alex lideraba al frente del grupo, sostenía en sus manos un hermoso pastel en forma del escudo del Capitán América. Atrás de ella se encontraban Jenni, Josh y Miguel con varios regalos.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Estaba bastante sorprendido, nunca los hubiera imaginado en mi casa tan temprano. En medio de la conmoción, noté como Alex deslizó su mirada por mi cuerpo hasta detenerse en un punto concreto. Sus mejillas se tornaron rojas y apartó la vista de inmediato.
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Inmaduro Amor Ocasional
Jugendliteratur¿Eres capaz de quitar tu mascara y mostrar tus heridas? Daniel Ashton no ha tenido la vida perfecta que un adolescente desearía. Existen momentos dolorosos que lo han hecho sufrir desde pequeño y, aunque trata de ser el chico divertido de siempre, é...