Ellen se queda unos segundos pensando y no puede evitar ruborizarse.
—No es lo que piensas.
Caleb enarca una ceja y le dice:
—No sabes lo que pienso.
—Imagino que te estás preguntando si practico ese tipo de encuentros.
—¿Lo haces?
—No.
—¿Y para qué fuiste, entonces? La verdad, por favor —le pide Caleb.
—Pues... —Ellen vuelve a dudar. Quiere contarle toda la verdad, ya que él parece que también está siendo sincero con ella— Una amiga. Creo que ella sí lo hace.
—Ya veo... —dice Caleb, en tono despectivo, dándose la vuelta.
—¿Qué? ¿Qué has querido decir con ese "ya veo"? —le pregunta Ellen. Esa expresión y el gesto con el que la ha acompañado evidencian que no la cree.
—Nada... Una amiga, ya... —Caleb sigue andando hacia los vestuarios.
—¡Es cierto! Pero parece que tú no me crees —le dice Ellen, ofendida, mientras sigue sus pasos.
—Mira, Ellen, déjalo. Si no quieres contármelo, no lo hagas, pero te agradecería que no me mintieras.
Caleb sigue caminando hacia el vestuario y Ellen le sigue:
—¡No te estoy mintiendo! No lo sé seguro, pero creo que mi amiga participa en esas actividades. Yo no he...
—He dicho que lo dejes —le interrumpe Caleb, frenándose en seco y girándose hacia ella—. No me importa con quién te acuestes, sea un hombre o sean dos. Yo estaba siendo sincero contigo, quería confiar en ti, pero veo que tú no quieres hacerlo.
—¡Es cierto! —insiste Ellen— Me he enterado de ese tipo de fiestas, porque una amiga...
—¿La misma amiga a la que le ocurrió algo, que te hizo contratarme? —pregunta Caleb, con cierta ironía.
—Sí...
—¡Bah! —Caleb hace un gesto despectivo con su mano y vuelve a darse la vuelta. Pero Ellen le sujeta por el brazo y le obliga a girarse.
—¿Pero qué te pasa? ¿Por qué no me crees?
—¿Sabes lo que creo? Que toda esa historia que me contaste te ocurrió a ti, que no quieres reconocer que te sucedió en alguno de esos encuentros, porque te avergüenzas de ello, y has utilizado el tópico de "le pasó a una amiga".
—¡Pues te equivocas! ¡Yo no he participado en uno de esos encuentros!
—¡Entonces, ¿para qué fuiste a ese sitio?!
—¡¡Quería vengarme!! —estalla Ellen. Y tras unos segundos, recupera la calma, para continuar diciéndole— Lo que te he contado es cierto. Mi amiga y compañera de piso llegó a casa destrozada. Me contó lo que le había pasado y ella no quería hacer nada. Quería olvidarlo y dejarlo pasar. Pero yo quise vengarme. Por eso fui a buscar a... quien le hizo daño.
—¿Tú sabes quién es?
—Sí.
—¿Y por eso fuiste a ese local?
—Sí —admite Ellen, agachando la cabeza.
—Entonces, tu amiga fue allí porque quería practicar sexo con dos hombres y se propasaron...
—No. Bueno... Ella no fue allí por eso. Ella fue porque... —Ellen duda un instante. Estaba confundida. Lo cierto es que no sabe lo que pasó realmente. Según la versión que le contó Laia, había ido a casa de Jared para pasar la noche con él, pero no estaba solo, y ambos se aprovecharon de su estado de embriaguez para tener sexo con ella. Pero al enterarse de que su amiga frecuentaba el tipo de fiestas que Jared organizaba, y al haberla visto en compañía de dos hombres, unido a su esquiva actitud de las últimas semanas, la habían envuelto en un mar de dudas — La verdad es que no sé exactamente lo que pasó. Yo pensaba que... Creía que habían abusado de ella, porque estaba borracha. Porque él era un cabrón que se había aprovechado de la situación, de sus sentimientos y...
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El entrenador
Ficção AdolescenteEllen se toma la justicia por su mano, cuando su mejor amiga le cuenta que lo que vivió con dos universitarios, en una fiesta, no fue una relación sexual consentida. Decide contratar los servicios de Caleb, un joven experto en artes marciales y otra...