📜 Capítulo 34. Entre la Multitud del Callejón Diagon

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— una seguridad que le faltaba a tu padre en sus tiempos —masculló Ron con un suspiró, pero feliz por su sobrino dio un consejo— como primer consejo de amor, te digo: si es la persona correcta, siempre la encontrarás en tu camino, no importa cuánt...

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— una seguridad que le faltaba a tu padre en sus tiempos —masculló Ron con un suspiró, pero feliz por su sobrino dio un consejo— como primer consejo de amor, te digo: si es la persona correcta, siempre la encontrarás en tu camino, no importa cuánto pase —le dio un leve toque en el hombro de felicitación a Albus y finalmente dijo— les deseo suerte y cuando la hayas encontrado, asegurate de traerla, quiero conocerla —un guiño de parte de su tío y una palabra vaga hacia Scorpius— adiós, Malfoy —para volver por las escaleras.

Los chicos hicieron caso a la decisión y ambos tomaron direcciones opuestas a partir de Sortilegios Weasley. Scorpius estaba cansado de caminar todo el día y presentía que las cosas se verían igual que ahora hacia delante, Albus se estaba deleitando con una chica y él moría de amor internamente por otra, aunque esta no le correspondía, desde hacía años.

— no puedo creer que un Bowtruckle te cause tanto problemas, Lenny, solo es un animal que parece un palo —

— ¡Es agresivo! —

Scorpius ni se inmutaba en buscar a Ariana, estaba seguro que Albus había escogido el lado indicado para encontrarla, al final, siempre resultaba así cuando se trataba de Albus.

Pero un poco más adelante, una chimenea se encendía y de ella salía una chica totalmente cubierta de carbón, con una jaula y una maleta arrastrando, Ariana había llegado  tosía fuertemente por el carbón en sus pulmones, tal vez fue un mal movimiento que hizo que la obligó a cubrirse de polvos Flu, pero para ella lo importante era que estaba en el callejón Diagon porque vio a las personas hablar con fuerza y eso la hizo salir al mismo con pronta rapidez, sabía que dentro de media hora el tren aparecería y no estaba dispuesta a perderlo, Faigel reposaba en su jaula en lo bajo, dormía rotundamente en el viaje mientras la maleta le servía como carro y Ariana recordaba las palabras de Benjamín con extrema cautela, pero las voces de las personas la obligaba a mirar a otros lados y desviaba su atención de lo que realmente importaba.

— a un lado niña —un hombre de extremada masa pasó a su lado y Ariana se vio obligada a retroceder pidiendo disculpas, volvió a dar un paso hacia delante y accidentalmente chocó con una señora que llevaba un pavo real en sus manos.

— mira por donde vas —Ariana se aseguró de que los lentes aún estuvieran en su rostro y se disculpó con la señora.

Suspiró pesadamente cuando miró hacia su izquierda y luego a la derecha, entonces recordó que su primo le había dicho: recto hacia Gringotts y atravesando el callejón que daba a Ollivander encontraría el pasadizo que la llevaría a la estación.

Pero Ariana obstruía el paso de muchos que intentaban transitar y miraba a los lados desesperada intentando estabilizarse y entre tanto y tanto, entre empujones y nerviosismo para Scorpius fue fácil reconocerla cuando en un giro le llamó la atención como alguien caía torpemente y pedía disculpas una y otra vez en medio del callejón, representaba una clara molestia para todos pero entre las personas una varita rodaba hasta llegar a los pies de Scorpius y la reconoció, era la varita que Ollivander le había dado a Ariana, Scorpius miró al frente y luego a la varita y se doblegó sobre sí para tomarla, pero antes siquiera de tocarla con su dedo índice, Scorpius recordó lo que la varita anteriormente le había hecho a Albus y al primo de Ariana por haberla tocado, Scorpius entonces optó por sacar un pañuelo de su abrigo negro y tomar la varita con el mismo, aún así sentía curiosidad por lo que Albus sintió en su momento y quiso tocar la varita con la yema de su dedo, pero casi a milimetros de poder hacerlo la varita se encendió tal como la vez pasada y advitiró a Scorpius de que no debía tocarla.

Scorpius entonces suspiró y caminó hacia Ariana, pasando entre las personas y llegando a ella mientras se sacudía el vestido negro que cargaba encima con su chaqueta roja que le abrigaba, Ariana traía botas de cuero y eso evito que al menos la parte baja de sus pies no resultarán ilesas.

— disculpa —Ariana era como un imán de desgracias y eso le pareció gracioso a Scorpius— ¿acaso estás maldita? —Malfoy no podía creer que Albus había atinado por primera vez en una percepción.

La mirada de Ariana se posó entonces sobre Scorpius y la sorpresa se aproximó en ella, sintió pena al instante y se redimió— perdón, es que estoy siendo muy torpe últimamente, señor —

— no soy tan viejo —se quejó Scorpius acercándose— ¿no me reconoces? —

Ariana volvió a mirar a Scorpius y un rayo atravesó su mente cuando se acordó de él y de Albus, una sonrisa inmediatamente apareció— Scorpius, ¿cierto? —

El chico sonrió de lado y estiró la varita hacia ella— parece que tienes mente de un  Diricawl —

— creí que no te agradaba —masculló Ariana— gracias —y tomó la varita.

— ¿no me agrada? —

— ya sabes, por mi familia y… por como soy —

— eso no es cierto —alegó Scorpius acercándose más— perdona si te di esa impresión —

— Perdóname a mí por ser tan torpe, pero es que he estado tratando de ir a la estación del tren y no sé cómo hacerlo, al menos lo recuerdo vagamente —Ariana se quejaba mientras guardaba la varita.

Y Scorpius frunció su ceño extrañado— ¿por qué necesitas ir? —

— bueno —Ariana rió nerviosa y dijo— hoy empiezan mis exámenes en Hogwarts —

Scorpius se impresionó de inmediato— oh vaya, ¿a qué hora sale tu tren? —

Ariana miró sobre Scorpius y se sobresaltó con la hora— justo en quince minutos, ay no, lo perderé —era la única oportunidad y realmente quería ir a Hogwarts.

Ariana miró sobre Scorpius y se sobresaltó con la hora— justo en quince minutos, ay no, lo perderé —era la única oportunidad y realmente quería ir a Hogwarts

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Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora