📜 Capítulo 60. El amargo corazón

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Dicen que un corazón roto tarda en sanar, tal vez días, semanas, meses quizás, lo cierto era que no todos procesaban la pérdida de un amor de igual forma

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Dicen que un corazón roto tarda en sanar, tal vez días, semanas, meses quizás, lo cierto era que no todos procesaban la pérdida de un amor de igual forma.

Para Lie Grindelwald, el amor perdido y su dueño en él duró toda su vida, entre falsos ánimos, impotencia reservada, trabajo constante y una vida habitualmente tranquila para una bruja o tan tranquila como un Grindelwald lo puede estar, no era suficiente para recuperar los pedazos de su corazón roto.

— ingrata, después de todo lo que has hecho por ella —cuando Ariana se fue de casa y se despidió de su madre, Lie no sabía cómo tomarlo, se había derrumbado en la cocina, porque su más grande trabajo en toda su vida, fue resguardar a Ariana en la casa Grindelwald, pero ahora todo eso se había desmoronando.

Apenas y cómo podía, Lie seguía cuidando de su padre, junto a su hermana Mell y ahora su hermana Cally, quién recientemente había llegado para pasar el tiempo necesario con sus hermanas.

Tanto Cally cómo Mell, despreciaban a Ariana Grindelwald por toda la desgracia y perjurio que había traído a la familia con su llegada, nunca apreciaron a Ariana como a una sobrina o como parte de la familia.

— ni el ministro, ni la directora de Hogwarts, sabe todo el trabajo que hemos hecho para resguardar —oír a sus hermanas siendo tan drásticas y grotescas sin Ariana en casa era cruel para ella.

Lie se había cuestionado todo el tiempo sobre si estaba siendo buena madre o si estaba siguiendo los pasos correctos, porque desde que Ares Williams se fue de su vida, los pasos que seguían se habían borrado por una profunda nostalgia, una impotencia y un corazón roto. Había echado toda la culpa sobre su hija, pero en su corazón sabía que Ariana nunca tuvo la culpa de la desaparición de Ares.

Se apartó de sus hermanas y entró por el pasillo hacia su cuarto, no quería estar con nadie, ni siquiera hablar, Benjamín quién hasta el momento había permanecido en silencio, leyendo un libro sobre la defensa contra las artes oscuras escrito por Quentin Trimble, algo que ciertamente no le habían dado en su colegio, pero le había parecido “interesante leerlo”, siguió con la mirada a su tía Lie y la vió desaparecer por el pasillo.

Lie caminaba dubitativa en todo momento y cuando llegaba a su cuarto, se encerraba y lloraba en silencio, para no despertar a nadie o para simplemente no llamar la atención, en su recámara, tenía una pequeña foto de Ares, en invierno, riendo. Recordaba ese día, el día que se atrevió a decirle que lo amaba, el día que de tanta felicidad Ares lanzó pirotecnia y terminó incendiando un árbol cercano.

Ese era Ares Williams, perdía el control cuando estaba emocionado, pero siempre trataba de ser lo más positivo posible.

La foto se movía y Ares también, se acercaba al marco y buscaba a alguien tras la cámara y la encontraba a ella, la traía hacia el lente de la cámara y la abrazaba cuando ella jamás se lo pedía, pero Lie siempre amó eso de Ares, lo amaba a él y su forma de ver las cosas.

Siempre lo hizo.

— él no va a volver, ¿por qué sigues creyendo que ese hombre está en algún lugar? —Cally entró a la habitación y vio a su hermana sentada acariciando la foto en su cama, apenas y podía contener las lágrimas— han pasado catorce años desde que se fue, Lie —

— y aún lo sigo amando —masculló apenas en un sollozo.

— no seas indigna, mujer —le quiso arrebatar el marco de las manos, pero Lie lo sostuvo con fuerza levantándose enojada.

— ¿indigna? él estuviera aquí de no haber sido por ese maldito alquimista —

Cally sabía perfectamente a quién se refería y la regañó— no te atrevas a hablar de London, es un idiota, pero sigue siendo el padre de mi hijo —

— como Ares lo fue de Ariana —estableció Lie con odio— de no haber sido por sus delirios de un obtener un poder mayor, Ares no se habría ido —expuso Lie enojada.

— ¿qué idiota le seguiría la corriente a ese tonto? solo Williams —

Lie guardó silencio y pesadamente recordó nuevamente a Ares, un recuerdo constante que no era capaz de irse de su cabeza, cuando Ares decidió irse de casa, en busca de una solución a los prejuicios de Ariana.

— Lie —volvió a hablar Cally, reposando su mano sobre el hombro de su hermana, mientras Benjamín espiaba tras la puerta, todo lo que ambas decían— eres mi hermana, sabes todo lo que hemos pasado por esa niña y finalmente eres libre de ella —

— era mi responsabilidad —arrastró Lie— aún pesé a todo, era mi hija —

— ahora que sea problema de otra bruja —expusó Cally segura— finalmente podrás rehacer tu vida —

Pero Lie no podía abrirse a esa posibilidad porque aún corazón se destruía al pensar en todo lo que había pasado y como Ariana se escapó de su lado, ya no podía protegerla.

La puerta media abierta fue una ventaja para Benjamín, para que pudiera ver a través del pequeño espacio, a su tía Lie apoyada en una mesa, mientras su madre, Cally la consolaba. Guardaba silencio, mientras su mente maquinaba un nuevo plan.

Mientras leía las defensas contra las artes oscuras y mientras veía a su tía llorar.

Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora