📜Capítulo 67. El sombrero seleccionador

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Los periodistas arrinconados en un lado, los estudiantes de primer año esperando que las puertas se abrieran para ellos y la profesora Mcgonagall terminando su discurso para los grandes magos y brujas presentes en Hogwarts

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Los periodistas arrinconados en un lado, los estudiantes de primer año esperando que las puertas se abrieran para ellos y la profesora Mcgonagall terminando su discurso para los grandes magos y brujas presentes en Hogwarts.

— Una bienvenida que damos cada año, cuando los estudiantes de primer ingreso aparecen en nuestro establecimiento y es un honor para nosotros tenerlos aquí como futuros colegas en el mundo mágico. Seamos cordiales con los estudiantes de primer ingreso. Nos espera un nuevo año y con suerte el siguiente será mejor —y pronto las puertas se abrieron, la inocencia de los jóvenes magos y brujas llenaba de emoción a muchos ahí, para ellos era la primera vez entrar en el gran salón y mirar a todos los estudiantes, las velas flotantes y el cielo estrellado sobre el comedor que se apreciaba con gran fulgor, para otros, representaba su último año en Hogwarts y su última participación como estudiantes en tan estupendo colegio, habían sido años tranquilos y no se esperaba menos eso, pero algo se decir que posiblemente, este año sería más que todos los años anteriores.

— Quédense en fila —y frente a todos, el profesor Longbottom se acercó al sombrero seleccionador quién ansioso esperaba poder tocar la cabeza de los pequeños y elegir las casas de cada uno— cuando diga su nombre, vendrán y se sentarán, pondré el sombrero sobre ustedes y sabrán a qué casa ir —los prefectos de cada casa, esperaban ansiosos a los estudiantes y los pequeños se sentían con entusiasmo y temerosos a lo que sucedería.

— ¿Tu hermana está ahí? —

— sí, este año entró —reprocho Albus perezoso.

— Luna es una buena niña, además todos tus hermanos están aquí —alentó Scorpius sabiendos suerte que tenía Albus al tener hermanos, una con la que él no corría.

— Sí, lo sé, pero si queda en Slytherin no la soportaría, además que James siempre que puede termina molestando —recordó Albus, aunque su hermano mayor James Severus Potter, en realidad solo cuidaba que Albus no terminará en malos caminos estando en Slytherin— quisiera que Ariana quedará en Slytherin —recordó de inmediato— no la encontramos en todo el recorrido al comedor —porque por más que Potter gritaba el nombre de Ariana, era imposible que ella lo escuchará porque estaba al otro lado del castillo.

Harry Potter, no podía evitar ver a sus hijos, uno en Gryffindor y el otro en Slytherin, aunque en un inicio no aceptaba la casa de Albus, con el tiempo no le quedó más que aceptarla, pero ciertamente esperaba que su pequeña niña, entrara en Gryffindor, tal como su hermano.

— Helena Bostridge —pronto el profesor Longbottom inició llamando a los pequeños estudiantes, uno a uno, subiendo a la silla donde el sombrero seleccionador los esperaba.

— uhmmm, impetuosa, muy impetuosa —no demoró mucho el sombrero viejo y chocolatoso en decir— ¡HUFFLEPUFF! —con gran convicción. Los aplausos de parte de Hufflepuff pronto se oyeron.

Pronto el profesor llamó al siguiente— Liam Foster —pelirrojo, pero no era un Weasley, se sentó sobre el taburete para esperar la selección

El sombrero de inmediato gritó— ¡RAVENCLAW! —nuevamente vítores y abrazos de bienvenida.

Y a medida que los pequeños pasaban, el sombrero los iba sentenciado a distintas casas— Lily Potter —el silencio imperó, un nuevo Potter estaba por entrar a Hogwarts.

El señor Potter enarco su mirada en su pequeña niña, Lily reconoció a su padre y saludo enérgica antes de sentarse en el taburete.

— Ey, Severus, ¿Esa es tu hermana? ¿Cuántos hijos de famosos tendremos en este colegio? —bromeó de inmediato una de las compañeras de casa, Hannah Strange, rubia y de ojos azules, hermosa en gran manera, pero tenía una burlona específica para las situaciones y está era una de esas.

Albus rió, pero realmente no le causaba gracia— ya veo, otra Potter, la primera vez que apareció un Potter después de tanto, fue tu padre, percibo ese talento de la nobleza en ti, la impetu y el el positivismo extraordinario, ¿Esperas que sea un gran año? —

— con mi primo, sí —expresó Lily refiriéndose a su primo Weasley.

— ya veo, ya veo, eres casi como la antigua Lily —Harry desde su asiento veía orgulloso a su hija.

Pero los nervios de que quedará en una Gryffindor crecían más y más.

— percibo esa alegría innata que siempre tenía Lily Evans, ya creo que sabré dónde ponerte —y sin precio aviso alzó su voz— ¡GRYFFINDOR! —los vítores se oyeron aún más que antes, pues una nueva Potter había llegado, Albus respiró hondo al saber que su hermana sería un peso para James y no tanto para él.

Hagrid también reía y aplaudía, tanto que la mesa completa temblaba por ello, pero la emoción fue permitida por el momento.

Pronto la selección siguió como de costumbre y cada uno de los estudiantes de primer año fueron elegidos para una casa, todos y cada uno.

Hasta que finalmente el último estudiante se sentó, los periodistas en ese momento estaban cansados de tanto esperar, Rita miraba el alrededor, pero también miraba con intriga a Harry Potter, mientras dictaba para su pluma mágica lo que acontece.

Pronto, todos los estudiantes fueron puestos en sus casas y el cruce de miradas entre la profesora Mcgonagall y el profesor Longbottom hicieron del momento una tensión, cuando la profesora se levantó de su asiento y levantando sus manos pidió silencio.

— Estamos seguros de que todos los estudiantes darán lo mejor de sí este año, disfrutarán de la bienvenida, pero también sabrán que aprender es uno de los frutos más poderosos que Hogwarts ofrece, abierto para todo los magos y brujas. Así fielmente nos hemos permanecido de pies y convencidos de que el estudio tiene los frutos y que de nosotros depende en que lo implementemos —los nervios crecían— agradecemos la participación de los periodistas presentes y de los agentes del ministerio que está noche nos acompañan, porque un momento especial jamás se olvidará —y lo que estaba por suceder, nadie podría percibirlo.

Pero se sabía y se sentía un cosquilleo de lo que pronto acontecerá.

— señor Filch —

Las puertas del gran comedor estaban cerradas para Ariana, con su uniforme puesto y su varita en mano, la pequeña Grindelwald solo era capaz de escuchar su corazoncito repicar.

— silencio, las puertas se abrirán y tú entraras, veremos qué tan buena eres este año —

— silencio, las puertas se abrirán y tú entraras, veremos qué tan buena eres este año —

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Ariana Grindelwald Y El Legado MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora