MIENTRAS SEAMOS JÓVENES: Un verano memorable |Harry Styles|

Capítulo treinta y uno: No me dejes solo en este hotel.

Harry Styles
Le quito a Nicole su raro vestidito con pantalón integrado, y ella se ríe por como lo llamo, mientras intento concentrarme solamente en meterla a la cama sin tocarla. O besarla. O entrar en ella.
Cuando está en sujetador y bragas, tiro de mi camiseta por el cuello de ésta hasta sacarla y ponérsela a Nicole, quien sonríe y luego se tira a mis brazos y me besa.
Dios, nunca me cansaré de su lado amoroso, juguetón y romántico. Aunque también me gusta su lado enojón, llorón y malhumorado. Me encanta toda ella.
Mientras le toco el trasero y la beso con toda el cariño que soy capaz, siento como mi miembro comienza a palpitar.
-Harry...
-A dormir- le digo y la empujo hasta la cama. Me desvisto en frente de ella y me meto en bóxer debajo de las sábanas. Ella se pega a mi al instante y sonrío por su cercanía y sus desesperadas ganas de tenerme al lado.
-No me había dado cuenta de lo mucho que te extrañaba hasta que..., te vi con esa ridícula corbata mal hecha- admite luego de unos momentos en los que solo se escuchaban mis suspiros-. Perdona si te he confundido un poco estos días, pero ni yo sé explicármelo.
-Te entiendo; no tienes que justificarte- le digo-. Ya duérmete.
-Debo irme temprano mañana- murmura con rapidez.
¿Qué?
-Pero, pasamos a buscar tus cosas a tu hotel...
-No, el vuelo es a las diez- dice y se da vuelta a mirar el techo-. ¿Quedará muy lejos de aquí el aeropuerto?
No respondo a su pregunta porque sé que hay veces que habla más para ella que para los demás, pero también no le respondo porque, aunque nos veremos de nuevo y lo sé, siento que es una despedida permanente.
-Siempre te vas a las diez- le digo en voz muy baja.
Pronto se queda dormida y yo también, junto a su olor, su cálidez y su tranquila respiración.
Durante la noche, me despierto un par de veces y cuando me acerco a besarla, aun dormida, me aleja.
-Quiero dormir, Alex...- me dice con los ojos cerrados, se da vuelta y sigue durmiendo.
Me quedo rígido.
¿Me acaba de llamar Alex? No sé si alegrarme o empezar a lanzar cosas por la habitación para despertarla. Por un lado, me doy cuenta que aun piensa en él, que aun en sus sueños está presente y plasmado. También pasa por mi mente su clara demostración de que ha dormido con él.
La imagen de Nicole siendo penetrada por Alex me dan ganas de vomitar y de pronto la cama me está engullendo...
Desecho la imagen de inmediato. No debo meterme en su vida privada, no debo. No debo.
Pero, yo también soy parte de su vida privada, ¿no me da eso algún derecho?
PIÉNSALO POR EL LADO POSITIVO, HARRY, me grita mi mente, SI SE HA ACOSTADO CON ÉL, MÁS DE UNA VEZ SE LE HA NEGADO.
¿Y se supone que ese es el lado positivo?
Mientras mi mente se adormece, el cielo se aclara cada vez más y abrazo a Nicole con todas mis fuerzas.
Como si eso la hubiese detenido antes...

Cuando despierto con los movimientos suaves de la cama, busco a mi morenita entre las sábanas para abrazarla una vez más, pero no la encuentro.
Me despierto de golpe, y mis ojos la buscan entre la pequeña habitación. Cuando la veo sentada en el diván al lado de la ventana tratando de obtener una buena luz para disimular con maquillaje los chupones, suspiro.
-Pensé que ya te habías ido- le digo.
-Estoy lléndome- me responde, fría, mientras se mira al espejo-. Mira estos horrorosos chupones que me has dejado, Harry... ¡Son imposibles de tapar!
Me incorporo en la cama y me restrego la cara con las manos, me saco las legañas y bostezo un poco antes de volver a mirarla.
Ahora se mueve por la habitación, buscando alguna blusa o camiseta que tape la mayoría de sus chupones pero alguno que otro estará a la vista.
Mientras la miro vestirse, me doy cuenta que se va dentro de poco y me queda un acortado tiempo para disfrutarla antes de que nos separemos..., a saber cuando nos volveremos a ver. Dentro de una semana Nicole empieza el instituto de nuevo, y por lo que tengo entendido, en cuanto llegue, hablará con Alex, y se caerá de cabeza al estudio. Esta vez es de verdad. Esta vez tengo que demostrarle que soy mejor que la mierda que he sido hasta hoy.
Mientras ruego que reconsidere volver a casa tan temprano, y ruego que se saque ese bolso del hombro, Nicole se desliza dentro de unos leggins azules que le quedan de muerte.
-Vuelve a la cama, aun nos queda tiempo- le digo, y cuando pasa por mi lado la tiro hasta que cae a mi lado en la cama.
Se carcajea un poco y me besa cortamente. Luego, me empuja y sigue arreglando sus cosas.
Intento de nuevo.
-Esto aun no tiene que terminar- le digo.
-Es difícil guardar un secreto, y lo sabes. Esta vez, hay que hacerlo bien- me dice mientras se retoca el maquillaje que estropea su perfecto cutis.
-Un fin de semana más, prometo que nadie se dará cuenta- le digo. Se ríe un poco y me toma de las mejillas, me besa la boca y me muerde el labio.
-En dublín también existen cámaras. Ya es suficiente- dice-. Además, tengo cosas que hacer allá y lo sabes.
-Probablemente deberías quedarte..., unos días más- digo y al ver su expresión agrego: -.Vamos déjame cambiar tu pasaje a casa.
-Si me quedo, ¿qué pasaría?- pregunta una vez que se da cuenta de mi propuesta indecente.
-Tal vez... no lo sé, pero si te quedas aquí conmigo la pasaremos bien. No te vayas- le suplico esta vez-. No es lo mismo cuando tu no estás y no me hace bien estar solo.
Sonríe y se hace la tonta, levantándose de la cama y empezando a tocar su cabello.
-Sabes que igual me tengo que ir...- dice recogiendo su maleta del suelo.
-Oh, por favor...- gruño.
-¿Qué?
-No te hagas la inocente, sé lo que querías cuando me dijiste que vendrías a quedarte en mi hotel- le digo aun sentado en la cama.
-¿No pasamos ya por esto?- me pregunta y arregla su blusa por novena vez en quince minutos- Jugar a complicarlo todo- explica.
-Eso hacíamos. Ya no- replico.
Cuando no dice nada, lo intento otra vez.
-Nena, no me dejes solo en este hotel.
Niega con la cabeza y mira sus manos, intentando no ceder, la conozco perfectamente. Sé que por dentro está intentando con todas sus fuerzas no desnudarse y tirarse a la cama otra gez junto a mi.
-Vamos, ve a dejarme a la puerta- me anima.
Salgo de la cama sin ganas y me toma de la mano cuando llego a su lado. Suelta su maleta y me da un último beso.
Así que aprovecho mi oportunidad.
La empujo contra la pared y la beso con fuerza, mi lengua se mezcla con la suya en cuestión de segundos y ella cambia su respiración en menos de lo que dices sexo.
Mi mano se mete en sus pantalones y antes de que pueda tocarla, ella saca mi mano de ahí.
-¿Por qué...
Pero no me deja continuar, ataca mi boca otra vez y da un salto para rodear con sus piernas mi cintura. La atrapo contra la pared justo al momento que gime por mi gran y dura excitación enterrada en su muslo.
-Harry...- jadea.
Me muevo de manera que mi paquete quede contra el espacio entre sus piernas, y mi polla casi puede traspasar la tela hacia su entrada.
Mi boca recorre la fina y suave línea de su mandíbula hasta su cuello y luego de vuelta hasta ese punto debajo de su oreja que la vuelve loca, pero no la oigo gemir, solo jadear.
Cuando me tiro hacia atrás para mirarla, mientras mis caderas se mueven jodidamente en círculos contra las suyas, veo que tiene los ojos cerrados con fuerza y se está mordiendo el labio inferior. Clava las uñas en mis hombros y espaldas mientras intenta no gemir de placer.
-¿Te gusta?- le pregunto en un jadeo.
-Sí...- dice con la voz seca y ronca.
-Entonces no te retengas, y déjame oírte- le pido mientras me refriego contra ella. Dios, se siente tan tibia...
Con las mejillas ardiendo, me suelta y se baja de mi, empujándome fuera de sus piernas.
-Me torturaste todo el día de ayer, y ahora vienes y me acorralas, ¿era un plan?- pregunta jadeante.
Con mi respiración por los aires, intento acercarme a ella pero no me deja, poniendo una mano entre nosotros, indicándome que espere.
-No- le respondo-. Es solo que no quiero que te vayas, y si tengo que follarte para que te quedes, lo haré.
-Follarme...-repite incrédula-. ¿Por qué no nos tomamos un tiempo?
La miro y ella se ríe sin gracia por mis ojos desorbitados y mi ceño fruncido.
-¿Por qué solo no nos tomamos un poco de tiempo?- dice remarcando que será un lapso corto-. ¿Por qué no hacemos las cosas bien...esta vez?
-No quiero decir adiós- le explico.
-Pero me tengo que ir- dice indicando su maleta rebosante de ropa y la puerta semiabierta.
Se acerca, me da un beso en la mejilla que dura más de un latido pero menos de lo que desearía y desaparece por la puerta, cargando su maleta.
Suspiro, derrotado, y me meto a la ducha, será un largo día...