A dirección

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Despierto por la mañana con un terrible y amargo dolor de cabeza. ¿Qué es lo peor? Se me ha hecho tarde para ir a la escuela ¿Qué es lo mejor? No es como que vaya a pasarme algo por no ir un día ¿Cierto? Además no tengo exámenes que presentar y son causas de fuerza mayor. Me remuevo en la cama y quito las cobijas que han estado molestándome en mi rostro, doy un grito cuando miro a Matt de pie frente a mi cama mirándome sin expresión alguna.

−¡Maldición! ¿Qué rayos haces en mi habitación?

−¿No lo recuerdas? –pregunta alzando una ceja hacia mí y sonriendo maliciosamente

Lo miro con los ojos bien abiertos y entonces caigo en cuenta. Realmente no recuerdo exactamente cómo fue que llegué a mi cama. Mi último recuerdo claro es yo bailando ese esa fiesta y... o claro todos burlándose de mí. Miro mi cuerpo. Sigo vestida y eso es un gran alivio.

−Largo de mi habitación

−Pero vine a traerte algo –alzo las manos, en una tenía un vaso con agua y en la otra una caja de pastillas

−¿Sabes lo perturbante que es saber que estabas ahí de pie esperando hasta que despertara?

−Hablas dormida –dice ignorando lo que he dicho− Realmente no se te entiende absolutamente nada pero quizá hablas en otro idioma

Lo miro unos instantes.

−¿Qué?

−Te dejo esto aquí

Pone el vaso de agua y la caja aun lado en mi mesita de noche. Luego comienza a caminar hacia afuera.

−Hey –se detiene y me mira− ¿Por qué no fuiste a la escuela?

−No tuve quien me llevará

−Tienes una moto

−Es tu trabajo llevarme Alex

−Eres un oportunista

Se encoje de hombros.

−Voy a salir, hay huevos y salchicha azada con tocino en un plato dentro del microondas para que lo calientes

Lo miro perpleja.

−¿Me hiciste desayuno?

−¿Yo? ¿Hacerte desayuno? ¿A ti? –se burla− Obviamente que no, lo cocinó Gray así que si hay pelos en tu comida ya sabes por qué fue –dice esto último cual si fuera una señora contándome un chisme luego simplemente se va

¿Qué rayos le pasa? No tengo cabeza para averiguarlo. Tomo la pastilla y luego bajo a la cocina. Veo en el microondas y efectivamente hay un plato de desayuno que luce delicioso. Lo caliento y poco y luego lo devoró. En verdad sabe increíble. Pero todo esto me huele a que Matt solo lo hizo porque necesita algo. No puedo imaginar que. Después del desayuno me doy un baño. Intento con todas mis fuerzas recapitular todo lo que paso ayer pero sin duda no consigo mucho. No recuerdo cómo es que llegué a mi cama y me aterra pensar que fue Matt quien me trajo. Hubiera imaginado que al verme ebria iba a dejarme en la fiesta y simplemente se iría haciendo que de alguna manera me castigasen. Pero no fue así. A mi mente viene el recuerdo de Dylan y Hanna y simplemente lo intento desplazar. No más Dylan ni Hanna. Al diablo todos.


Por la tarde cuando mi tío Jackson está a punto de irse me hace la pregunta del millón. Me alegra que tenga ese empleo, de alguna manera no se dio cuenta de que no fuimos a clases. Pero por supuesto que nota la ausencia de su hijo.

−Alexa ¿Sabes a donde ha ido Matthew?

−Ah tenía una tarea y...

La puerta del elevador se abre y Matt aparece.

La apuesta 2  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora