Te voy a empalagar

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Conduzco en silencio. Todos lo estamos en realidad. Por el retrovisor puedo ver a Matt que a su vez mira a Dylan pero este ya se ha quedado dormido en el asiento.

−¿Te amenazó acaso?

−No Matt

−¿Entonces?

−Él puede despertar y no creo prudente estar hablado sobre él mientras duerme

−Por favor... está más ebrio que alcohólico en una recaída –dice mientras golpea fuerte la mejilla de Dylan

−Deja de hacer eso –digo molesta pero al instante comienzo a reír el extraño ruido que provoca sus golpes− Bien te diré pero deja de golpearlo

−¿Qué le pasa?

−Su mamá está enferma

−Eso se llama Karma

−Por favor Matt, no puedes ser tan cruel

−Tienes razón, ¿Qué le pasa a su madre?

−Dice que no lo sabe exactamente pero que está muy mal

−Ah claro ¿Y tú le creíste ese cuento?

−Matt... realmente no creo que estuviera mintiendo

−Como sea ¿Por qué lo ayudas? ¿Acaso ya olvidaste lo que este idiota te ha hecho?

−No Matt, pero no pude negarme, comenzó a llorar frente a mi

−Eso se llama chantaje

−Como sea

−Eres increíble –dice, pero esta vez no parece un reproche o que este molesto, suena más como un cumplido. O quizá ya imagino cosas

Al llegar a casa de Dylan nos encontramos con un aprieto. Él no despierta. Ni porque grite cerca de su oreja.

−¿Crees que puedas...?

−Estaba rogando porque no lo pidieras ¿Dónde lo aviento?

−Matt –me quejo− Espera aquí, primero veré si hay alguien

Me acerco a la puerta y toco. Franco el ¿Mayordomo? O algo así, me abre la puerta. Solo vi a Franco un par de veces antes pero siempre me trato bien y de hecho me cae de lo mejor.

−Señorita Payne, que milagro

−Hola Franco umm, me preguntaba si hay alguien en casa

−El joven Dylan está en clases, el señor Hall trabajando y la señora Hall duerme... ha estado muy enferma estos días

Entonces Dylan no mentía. Me siento menos idiota ahora.

−Franco, traje a Dylan, él no está en sus cinco sentidos ahora

Franco me mira preocupado.

−¿Volvió a beber?

−¿Volvió?

−Últimamente parece que la botella es su única amiga señorita Payne

−Eso es terrible

−Lo sé, pero el señor ocupado con el asunto de la señora Hall no pone mucho caso en él

−Eso es aún peor

−Yo intento advertirle ¿Pero quién hace caso a las palabras de un viejo empleado?

−Lo siento Franco

−Descuide

−¿Crees que puedas ayudarnos a subirlo a su habitación?

La apuesta 2  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora