Todo cambia

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Lunes dos de marzo, otro día más de escuela. Primer día en el que iba como oficialmente la ex novia de Dylan Hall. Me levanto y camino al baño. Diablos luzco mal en realidad. Anoche todos se fueron algo tarde y no dormí nada bien sinceramente pensando en Dylan. Lo extraño de alguna forma. Cuando estuve lista baje de inmediato a la cocina. Mi mamá estaba ahí preparando el desayuno.

−¡Ay! —grita por que acaba de quemarse con el satén

−Déjame a mí —tomo el mando de los ricos hotcakes

−Alexa tú papá se fue temprano hoy con tu tío Jackson, volverán tarde supongo, yo volveré a las siete, tengo algo de diseños atrasados ¿Puedes pasar a comprar algo para Matt y tú?

−Am claro

−Ah, y no vayas a olvidar que lo tienes que llevar contigo a la preparatoria

−¿No puede ir el solo?

−Podría si supera en donde esta

Matt aparece detrás de nosotros. Mi madre me lanza una de sus miradas asesinas.

−Solo bromeaba —dije

−Claro, tengo que dejarlos

Mi madre besa mi cabeza y luego se despide de Matt con un gesto de mano. Gray aparece de pronto y comienza sin razón aparente a ladrarle a Matthew. No puedo evitar reír. Gray y yo estamos tan conectados que él también detesta a Matt.

−¿Vamos a irnos ahora o tengo que esperar a que desayunes?

−¿Tú no desayunas?

−Nah

−Entonces puedes esperar

Se va y lo escucho después de unos segundos cerrar la puerta de la azotea. Parece una locomotora de tanto humo que produce al día. Termino mi desayuno y justo el baja así que no tengo que decir más que un Andando y ambos bajamos por el elevador.

El camino es en un rotundo silencio. Lo único que mis oídos disfrutan es la hermosa voz de Sia en el radio. A medio camino, Matt comienza a sacar un cigarrillo.

−Regla número uno —le dije mientras con mi mano libre tomaba el delgado cilindro− Mientras viajes aquí no vas a usarlos ¿De acuerdo?

Abrí la ventana y lo lancé.

−¿Sabes que no son gratis cierto?

−Lo sé, eso me llena más de satisfacción

−Ah, satisfacción —dijo en un todo extraño− Vas a tener que pagarme ese cigarro

−¿Cuánto quieres con tal de que no enciendas uno de nuevo en mi presencia?

−No quiero dinero

Me quedo sin nada que decir. Aparco el auto y ambos bajamos. Las miradas de todos sobre nosotros no se hacen esperar. Bueno, en realidad lo ven a él, y no son todos si no todas. Son como animales hambrientos y él es la nueva mercancía.

−Tienes que ir a dirección por tu horario y salón, las cosas han cambiado un poco aquí, el salón es el mismo para todos las clases son digamos las mismas, ahora... la dirección esta...

−No tienes que hacerla de Google Maps conmigo Alex

−Deja de llamarme Alex, y solo intentaba ayudar 

−¿Desde cuándo?, no seas una hipócrita sé muy bien que ni siquiera te caigo bien

−Eso nunca me va a quitar mi sentido de amabilidad —digo en una sonrisa

La apuesta 2  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora