Malas noticias por doquier

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Él me sigue mirando con esa expresión acusadora, yo solo siento que mis piernas tiemblan y quiero salir corriendo.

−Alexander –escucho la voz de mi mamá llamándolo y luego entra en la cocina− Estoy esperando mi té –se queja

Luego simplemente se pone sería y mira de mi padre a mí un par de v eces.

−Sigo esperando tu respuesta –me dice él

−¿Qué sucede? –pregunta mi mamá

−Sucede que he encontrado a nuestra hija robando en su propia casa

−¡No estaba robando! –replico de inmediato

Pero vamos eso es exactamente lo que estaba haciendo ¿Por qué si quiera intento negarlo? Por limpiar mí nombre quizá.

−¿De qué hablas? –le pregunta mi madre

Mi papá se levanta del banco en el que está sentado y se acerca a mí quitándome la bolsa de papel de las manos y comienza a vaciar el contenido.

Ella aun confundida me mira y yo no sé ni siquiera que decir o que hacer.

−¿A dónde llevabas eso? –me pregunta algo alterada

−Alexa tu silencio me está cansando un poco

−¿Acaso son para ti? –pregunta mi madre esta vez con algo de horror

−¡No! –respondo alterada

−¿Entonces?

Suelto un suspiro solamente y miro a ambos.

−Es una historia larga –respondo

−Bueno, creo que ya resolvimos el misterio de los frascos faltantes –le dice mi mamá a mi papá

Mis ojos se abren grandes, ellos ya sabían que faltaban frascos y no lo comentaron para nada conmigo. Lo cual solo me hace pensar que jamás le pasó por la cabeza que yo pudiera tomarlas. Sin embargo ahora todo me acusa.

−¿Comenzarás a hablar ya o...?

−Lo haré ya... −respondo

Tomo asiento esta vez en uno de los bancos de la barra mientras que mis padres se quedan de pie mirándome con esa mirada de acusación que solo me hace sentir peor.

−Tienes razón fui yo la que tomo esos frascos –miento rotundamente

A pesar de todo ellos me mira por completo sorprendidos y peor aún, decepcionados.

−Pero por supuesto que no fue para mí y estos tampoco lo son

−¿Entonces? –pregunta mi padre

Me quedo un momento en silencio intentando acomodar mi gran mentira y solo cuando estoy segura hablo.

−Cuando Matt me contó que necesitaba pagar la deuda que tenía en las carreras me preocupe entonces busque una forma de conseguir el dinero para ayudarlo... se me hizo fácil supongo vender algunas de tus pastillas para eso, él por supuesto no lo supo, le dije que vendí una de mis cosas y supongo que me creyó. Deje de hacerlo pero las cosas se salieron de control. Le vendí algunas pastillas a una de las chicas que Matt conoce... las mismas que me golpearon el día del partido

Mientras hablo no los miro, no soy capaz y solo logro escuchar los sonidos de asombro que mi madre suelta de vez en cuando.

−Esta chica al parecer se ha hecho demasiado adicta y bueno Pink... su amiga, me llamó pidiendo ayuda y entonces tuve que contarle a Matt y hoy fuimos a verla, está mal –ahora estoy hablando tan rápido que pido que puedan entenderme− Entonces Pink me llamo de nuevo y me dijo que si le daba más de las pastillas nos dejaría en paz pensé que sería una buena idea de esa manera no estaría en problemas y entonces ahora es lo que estaba haciendo... tomando los frascos para dárselos

La apuesta 2  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora