Capítulo 13

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Me solté de la mano de Mason una vez entramos en el edificio y me fui directamente a mi habitación a cambiarme. Me quité la chaqueta de Mason y la doble cuidadosamente sobre la silla. Me quité mi uniforme y me quede en ropa interior. Caminé hasta el armario para coger ropa limpia y cuando abrí el armario miré mi reflejo en el espejo. 

No me recordaba tan demacrada.

Tenía unas ojeras enormes y la piel muy pálida. Recorrí lentamente el hueso de mi clavícula e inconscientemente mi mano se posó en una cicatriz que tenía justo detrás en la espalda. Me la hicieron hace unos pocos meses.

Dos renegados.

Me puse mi pijama y me tumbé en la cama. Cerré los ojos e intenté dormirme pero era como si el sueño huyera de mí. Rodé varias veces en la cama durante más de media hora hasta que me cansé y me levanté. Me senté en el escritorio y abrí mi ordenador. Ya que no iba a dormir, al menos vamos a cotillear que hay por internet. 

Entré en Instagram, obviamente con mi cuenta secreta, y empecé a cotillear a famosos. Nada fuera de lo habitual: cuernos, cotilleos, bodas etc. Bajé sin fijarme mucho en el contenido y cuando me aburrí, entré en Twitter. 

Mala idea.

Literalmente seguía siendo el "Trending Topic" del momento. El hashtag #princesaatrapada y el hashtag #princesaenapuros eran tendencia. Todos los comentarios que habían se reían de mi persona por haberme escapado y atrapado y la otra mitad despotricaba contra mí por no apreciar la vida sin preocupaciones que tenía.

¿Sin preocupaciones?

Intenta tú estudiar un montón de asignaturas y lenguas mientras aprendes cada día de la política internacional y lidias con los problemas típicos de la edad. Sumándole que tienes un padre que te tiene vigilada 24 horas al día para que no cometas estupideces.

Cerré Twitter y, por último, entré en Youtube. 

Aún peor idea.

¡Todo internet estaba plagada del momento en el que Alexei me reducía y me metía en el coche! Me desplacé por los videos recomendados y absolutamente todos eran el mismo video. Cerré el ordenador de golpe y reprimí un grito internamente. Era mi suicidio social. 

Si tuviera vida social más allá de estas cuatro paredes.

Me tiré de nuevo a la cama y volví a intentar quedarme dormida. No hubo resultados. Mi cuerpo no quería dormir. Bufé varias veces hasta que me cansé y decidí hacer algo que no hacía desde que tenía 6 años.

Ir a ver a Alexei voluntariamente.

Salí de la habitación y me encontré con el pasillo completamente desierto, iluminado únicamente por algunas de las luces del pasillo. Caminé sigilosamente por él y llegué hacia el pasillo principal. Las habitaciones de los guardaespaldas, tras la última reforma de la directora, estaban en el lado contrario a nuestras habitaciones por lo que si necesitabas protección... estabas un poco jodido.

¿Cómo es que aún no han secuestrado a nadie?

Caminé por el pasillo y cuando llegué a la altura de las escaleras miré hacia abajo: las escaleras daban a una completa oscuridad que me hizo estremecer. La planta de abajo nunca estaba iluminada por la noche y la única persona que podría merodear por ahí era el conserje en caso de avería.

Caminé rápidamente y me interné en el pasillo que daba a las habitaciones de los guardaespaldas. Caminé aún más sigilosamente (todos tenían muy buen oído) y tras unos pocos pasos, llegué a la habitación 110.

Toqué suavemente  y esperé a que Alexei me abriera. Sin embargo, no abrió. Volví a llamar un poco más fuerte pero tampoco. ¿Dónde estaba? No era propio de él saltarse las normas y escaquearse.

Rendida, me di la vuelta e intenté irme de nuevo a mi habitación cuando una mano tiró de mi brazo y me empujó dentro de la habitación. Solté un pequeño grito ahogado y Alexei cerró la puerta detrás de mí. Intenté pegarle por el susto cuando me dí cuenta que se encontraba mojado y sin camiseta.

"Santa virgen de los abdominales" pensé al verle.

Alexei me miró de arriba y abajo y me dio la espalda para irse a sentarse a su cama. Aproveche esos micro segundos para examinar la habitación de Alexei: una cama, un escritorio, un armario y unas pesas en el suelo. Simple. 

—¿Qué haces aquí?—dijo con voz ronca mientras se sentaba en la cama y se cruzaba de brazos.

Intenté hablar pero me sorprendí a mi misma al notar que me había puesto nerviosa. No sabía decir si era por todo lo vivido hoy, o por sus pectorales.

—Tú mismo me dijiste que si necesitaba a alguien para hablar o no podía dormir, que podía venir a verte—le dije simplemente.

Alexei se rio y por primera vez en mi vida, no me fastidio.

—Tenías 5 años—me recordó.

Omitiremos ese detallito.

—¿Y ahora ha cambiado la cosa?—pregunté acercándome a él.

Alexei me miró fijamente y se levantó. Se acercó lentamente a mí y tras cogerme de la cintura me estampó contra la puerta. Una rabia y una sensación extraña me invadieron.

—Muchas cosas han cambiado—dijo mirándome fijamente. Alzó la mano y me apartó un mechón de mi pelo. Contuve la respiración—. Nosotros hemos cambiado—su mano bajó por mi rostro y acarició suavemente mi mejilla—. Has crecido. Ya no eres una niña—siguió acariciando y paro su dedo sobre mis labios—. Y sabes resolver tus propios problemas. Así que si necesitas algo se lo pides a Mason—dijo cambiando completamente el tono de voz y abriendo la puerta de su habitación. Me empujó al pasillo y me sonrió—. Que tengas muchas pesadillas—dijo y me cerró la puerta en los morros.

Será hijo de puta.



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