Las semanas siguientes al incidente con William, pasaron sin más misterio. Madeleine se había auto-recluido en su habitación y únicamente salía para ir a clases, y una vez más, la Royal Academy era noticia de portada.
Mi relación con Alexander se había intensificado. A pesar de que todo el mundo le miraba mal y por encima del hombro, a los demás y a mí nos parecía un buen chico y ya formaba parte de nuestro grupo de amigos.
Cosa que desagradaba enormemente a Alexei.
Siempre que Alexander estaba cerca, Alexei se volvía más irritable. Saltaba a la mínima y siempre estaba tenso. Por otra parte, Alexander le intentaba chocar los puños todos los días y le sonría cada día.
Aunque Abigail y Max también estaban más alerta.
—Mirad—dijo Mason acercándose a nuestra mesa con un diario. Dejó el diario en el centro y lo cogí para leerlo—. Habrá una reunión del Consejo la semana que viene. Y sí—dijo Mason antes de que abriera la boca—. Tenemos que ir nosotros también.
Solté un quejido y escondí mi cara entre mis brazos. Los Consejos eran lo peor de ser princesa. Normalmente consistía en una reunión por parte de todos los monarcas para hablar sobre política y economía pero en los últimos años se había establecido la costumbre de que los príncipes y las princesas, se reunieran todos juntos también para establecer vínculos futuros.
—Y también estás invitado—dijo Mason señalando a Alexander—. Dado que habéis formado un reino, tu padre o tu madre tendrá que asistir.
Automáticamente cuando Mason dijo esas palabras, todos los guardaespaldas cercanos a nosotros se pusieron rectos y empezaron a enviar mensajes desde sus teléfonos móviles. Alexander se rio y nos guiñó un ojo.
—Exagerados—les grité a todos.
Alexander se disculpó con nosotros por eso y seguimos desayunando con tranquilad. Hablamos de trivialidades hasta que acabé mi tostada y me levanté para llevar mi plato a la barra de la cocina. Esquivé a Alexei que intentó robarme el plato y corrí hasta la cocinera que estaba limpiando.
Le dejé el plato y me giré. Solté un grito al toparme de repente con una chica más bajita que yo. Tenía los ojos marrones y el cabello castaño y era exactamente igual que Mason pero en mujer.
—Holiiii—dijo Lilian con una sonrisa—. ¿Cómo estás Emi?
Sonreí y le di un pequeño abrazo a la pequeña Lilian. Era como una hermana pequeña para mí. La conozco desde que nació y es un ser de luz. A pesar de no tener el protagonismo de su hermano, se ganaba el corazón de todos aquellos que conocía.
—¿Dónde te has metido?—le pregunté una vez me separé de ella—. No te he visto en todo el curso.
—Como no tengo los mismos deberes que mi hermano, hice voluntariado en un refugio de animales hasta hace dos días—respondió enseñándome pequeños arañazos en sus manos—. Una vez acabé, vine aquí— miró a los lados y bajó la voz—. La verdad es que me asusta un poco. Esto es muy grande.
Se rio y de repente me abrazó muy fuerte.
—Vigilad vuestras espaldas—dijo en voz muy baja—. Algo malo va a pasar y nos va a salpicar a todos. No te fíes de nadie, ni de quienes crees que son tus amigos. No estamos a salvo Emi. Ni aquí ni en ningún sitio.
Me quedé estática sin moverme. ¿Que acaba de decirme?
—Tenemos que quedar un día y hablar de chicos—dijo de repente saltando de alegría. La miré fijamente y de repente su guardaespaldas llegó a su lado—. Oh sí. Tengo que irme Emi. Nos vemos—dijo con una sonrisa y se fue.
Me quedé mirándola mientras se iba y empecé a darle mil vueltas a lo que me acababa de decir. ¿Algo malo iba a pasar? ¿Se refería al Consejo? ¿A los Renegados? No entendía nada y eso me ponía aún más nerviosa.
Sin embargo, mi mente desconectó en el momento en que mis ojos se posaron al fondo del comedor: en una esquina, apartados estaban Alexei y la princesa Anastasia Tresckvok. Alexei sonreía de medio lado y parecía relajado. Anastasia, por otra parte, jugaba tontamente con su pelo negro como el carbón mientras se reía y le daba pequeños golpecitos en el pecho.
Una ira dentro de mí emergió pero la reprimí rápidamente. No soy nadie para meterme en la vida de Alexei. Aún así mis ojos no se despegaban de ellos y mil formas de arrancarle el pelo, aparecieron en mí.
Alexei no parecía incómodo. Es más, parecía muy relajado. Tenía los brazos cruzados pero de vez en cuando se peinaba su cabello, provocando que mechones se cayeran despreocupadamente por su cara.
Siguieron hablando hasta que vi como Alexei dejaba de sonreír y se ponía muy serio. Me acerqué lentamente a mi mesa con la esperanza de poder visualizarles mejor pero justo en ese momento, Alexei le tomó la mano a Anastasia y le depositó un beso. Justo después, salió por la puerta del comedor.
—¿Alexei acaba de...?—pregunté y todos asintieron pero no dijeron nada.
—¿Celosa?—preguntó Andrew con cara pícara después de un rato de silencio.
Le enseñé el dedo del medio y entonces me acordé de la conversación con Lilian.
—Oye Mason, tu hermana...
—Lo sé—dijo simplemente sin mirarme. Mantenía sus ojos fijos en su plato y su semblante serio me preocupó—. Todos lo sabemos.
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The Royal Academy
Teen FictionLa Royal Academy o como Emily la llama: cárcel para herederos al trono, es el internado donde se forman a los diferentes herederos al trono de todos los reinos del mundo. Emily, harta de las reglas (y de la vida en general), se escapa de ahí para vi...