Capítulo 21

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—Me aburro—me quejé mientras miraba a la verja de la Academia esperando que apareciera un coche proveniente de palacio. Sólo quedaba un día para la "reunión de todos los hipócritas con corona" y mi padre había permitido que me quedara en palacio el fin de semana—. Alexei cuéntame un chiste.

Alexei, a mi lado, desvió la mirada de la verja y me miró sin decir palabra. Lentamente alargó el brazo y me hizo una peineta. Empecé a insultarle pero entonces los faros de un coche aparecieron a lo lejos y distinguí las banderas del país. Era el coche oficial. Di unos pequeños aplausos de felicidad.

—Sólo tu puedes alegrarte por salir de aquí—dijo Alexei cruzándose de brazos—. Deberías madurar y entender que tienes un deber importante a tu espalda.

—Métete en tu vida—le dije y miré como el coche se acercaba lentamente.

—No se si te has dado cuenta de que mi vida gira entorno a ti—soltó de repente.

—¿Enserio te gusta vivir literalmente en mi culo?—le inquirí.

—Si tuvieras te respondería—soltó y sin pensarlo me lancé a su cuello mientras le insultaba.

Alexei soltó una risa y me esquivó. Volví a saltar encima de él con la intención de sacarle un ojo pero me cogió del brazo y me lanzó al suelo. Solté un quejido de dolor al notar el impacto y Alexei se sentó encima mío. 

—Tienes tanto que aprender—dijo con voz burlona—. Aprovecha tu pequeña estatura—dijo seriamente—. Aprovecha que llegas mejor a la entrepierna. Aprovecha que llegas bien a puntos vitales. Evita la cabeza.

—¿Me estás llamando bajita?—le inquirí levantando la cabeza estando más a su altura.

—Bajita pero lista—dijo y me quitó un mechón de pelo de la frente con suavidad. Sus dedos acariciaron lentamente mi frente—. Recógete el pelo si vas a luchar. Lo tienes bastante largo y eso puede molestarte.

—Hay muchas cosas que me molestan ahora mismo—le dije irritada.

Alexei se acercó a mí y junto su frente con la mía. Mi respiración iba cada vez más rápida mientras observaba como sus dedos recorrían mi cuello.

—Y a mí—dijo y conectó sus ojos con los míos—. Protege más tu cuello y nunca pierdas de vista los ojos del enemigo—pasó uno de sus dedos sobre mis labios—. O puede que nunca más puedas volver a pronunciar palabra.

—Sin palabras estoy yo—soltó una voz detrás nuestro y Alexei se levantó corriendo y hizo una reverencia. Yo me levanté y me giré para encontrarme a mi padre mirándonos fijamente. Llevaba un traje negro pero sin corbata. Su pelo tenía unas pocas canas más que la última vez que le vi. 

—Papá—dije y me puso una mano en el hombro.

—Ve al coche—dijo suavemente—. Y no huyas—dijo con una media sonrisa—. Tengo guardias de encubierto. Yo tengo que hablar con Alexei.

Intenté quejarme pero Alexei negó con la cabeza. Me giré y caminé hasta el coche. Un guardia real me abrió la puerta y me senté dentro mientras la curiosidad me mataba. ¿Qué tenía que hablar con Alexei? ¿Sería malo? ¿Esto es lo típico que todo el mundo se da cuenta menos la persona a quién le afecta?

No pasaron muchos minutos que las puertas del coche se abrieron de nuevo y mi padre y Alexei subieron. Alexei se sentó a mi lado y mi padre en la parte delantera del vehículo. El chófer arrancó y yo giré disimuladamente la cabeza para ver a Alexei.

Estaba muy serio.

El trayecto desde la Royal Academy hasta el centro de la ciudad fue un viaje silencioso y lento. Nadie hablaba y únicamente oía los estornudos recurrentes del chófer. De vez en cuando miraba el paisaje: árboles y varias flores. A pesar de que era casi invierno, aún la mayoría de árboles conservaban algunas hojas y algunas caían contra la ventana del coche. 

Cuando llegamos al centro de la ciudad, la imagen de mi ventana cambió: calles repletas de gente que se paraba a mirar el coche, luces de diferentes comercios, niños jugando en los parques, edificios altos y modernos.

Una ciudad viva.

—Lo que he dicho antes iba en serio—dijo mi padre de golpe y noté como Alexei se tensaba a mi lado.

—Lo siento—dijo Alexei simplemente y abrí los ojos como platos. Creo que fue la primera vez en mi vida que vi a Alexei disculparse con mi padre.

—¿Qué coño has hecho?—le pregunté en voz baja a Alexei.

—Venderme al enemigo—dijo Alexei—. He permitido que me tengan comiendo de la mano de un ser estúpido pero bello como un atardecer en verano.

—Lo he oído—soltó mi padre y la conversación terminó ahí.

Intenté sacar conversación pero el único que respondía a mis preguntas era el chófer que se llamaba Daniel. En el trayecto de la ciudad al palacio, él único que parecía cómodo era él. Yo miraba por la ventana mientras calles y más calles pasaban a larga velocidad. Tras pocos minutos llegamos a la verja principal del recinto del palacio. Tras identificarnos, traspasamos la verja de metal y llegamos a la entrada de mi casa.

Estaba a punto de abrir la puerta del coche cuándo mi padre rompió el silencio.

—Antes de entrar—dijo y se giró. Me estremecí al ver la cara seria de mi padre. Esa que únicamente pone cuando algo horrible ha pasado o va a condenar a muerte a alguien—. Alexei, ¿Has entendido lo que he dicho?

Miré a Alexei y vi su cara seria. Quizá sería él el próximo condenado a muerte.

—Sí—dijo sin titubear.

Los miraba a ambos como si fuera un partido de tenis. Mi padre se acercó un poco más y miró con frialdad a Alexei. Entonces, sonrió dulcemente como hacia años que no hacia.

—Entonces tienes mi bendición.


The Royal AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora