Salí corriendo detrás de Madeleine. ¿Que significa eso que me acababa de decir? Seguramente fuera una mentira para hacerme sentir mal pero Madeleine, a pesar de ser una zorra titulada, jamás hacía referencia ni se metía con mi madre.
Porque ella había perdido a su padre en un accidente automovilístico.
La historia es fácil de contar. El padre de Madeleine era famoso por muchas cosas: su carisma, su sentido del humor, su empatía... y su alcoholismo. No era ningún secreto que en todas las reuniones y fiestas siempre llegaba borracho o acababa borracho a los pocos minutos. Tampoco era ningún secreto que lo echaron de casi todas las reuniones. Se ponía agresivo e intentaba agredir a los demás reyes. Un día decidió que era una buena idea ir a ver un partido de fútbol después de haber bebido una tarde entera.
Su última decisión.
Madeleine nunca fue la misma desde que murió su padre. Perder un padre o una madre te cambia completamente. A pesar de perder con cinco años a mi madre, aún me acuerdo de ella.
Corrí por los pasillos buscando a Madeleine pero no se encontraba por ninguna parte. Los pasillos estaban casi desiertos. Algunos alumnos hablando en voz baja y algun personal de limpieza que limpiaba los baños. Jamás me imaginé que este internado tuviera tantos pasillos.
Pasé cinco minutos corriendo hasta que a través de la ventana vi a Madeleine. Distinguí su brillante melena y su pose de princesa.
Pero algo no iba bien.
Temblaba. Y movía mucho los brazos. No tenía las manos quietas y se frotaba constantemente. Me moví a la siguiente ventana para ver la escena mejor y distinguí una figura masculina enfrente de ella. Fruncí el ceño y hasta dos minutos después no lo reconocí.
William Bloodbite.
Y no. No era un vampiro.
Había oído hablar de él. El novio de la madre de Madeleine. Era un hombre de dudosa reputación. Era bastante grande... casi tanto como el guardaespaldas de Alexander pero su cabello grasoso le daba un aspecto de un moribundo hambriento.
Estaba gritando. Desde dónde estaba no escuchaba lo que decía pero no tenía pinta de ser nada bueno. Se que no es mi incumbencia pero aunque Madeleine no me cae bien, nadie tiene derecho a gritarle. Me acerqué a la puerta cuando vi que una figura esbelta con cabellos rubios platinos apareció.
Lisa. La madre de Madeleine.
Si tuviera que describir a Lisa Stelkman (apellido de soltera) sería: una maldita víbora que no tiene reparos en manipular todo a su alrededor para conseguir lo mejor para su pueblo, con dos tetas operadas y un culo más grande que el globo terráqueo del aula de geografía.
Pero ama a su hija por encima de todo.
Me quedé en la puerta mirando la escena. Lisa estaba de brazos cruzados al lado de William mientras éste gritaba y gesticulaba fuertemente con el brazo que aún tenía bueno. Sentí pena por Madeleine. Ella gesticulaba también y se notaba que estaba agobiada. No le veía la cara pero no tenía duda de que estaría haciendo malas caras.
Y entonces William abofeteó a Madeleine y la tiró al suelo.
Y entonces a mí se me cruzaron los cables. Salí escopeteada por la puerta y corrí hacia Madeleine. William seguía gritando algo sobre que era un estorbo y solo calló cuando me agaché al lado de Madeleine y la ayudé a levantarse. Madeleine tenía los ojos rojos y unas pequeñas lagrimas asomaban sus ojos.
—¿PERO ERES GILIPOLLAS O ES QUE TE DEJARON CAER CUANDO NACISTE?—le grité mientras ponía detrás de mi a Madeleine.
—¿Y tú quién coño eres?—preguntó William con asco—. No te metas dónde no te llaman.
—Me meto porque has pegado a una mujer—dije con rabia—. ¿Quién coño te crees que eres para pegarle a una mujer?
—Soy su padre—gritó y no pude evitar soltar una risa. Noté como Madeleine me agarró fuertemente del brazo.
—Tu no eres ni una mierda—le espeté y miré a Lisa. Había perdido el poco respeto que le tenía—. ¿Cómo permites que alguien le ponga la mano encima a tu hija?
Lisa me miró de arriba a abajo con una mueca de asco.
—Es mi pareja y tiene derecho a educar a Madeleine—dijo y tosió—. Para evitar comportamientos como el tuyo.
Alcé una ceja y la miré incrédula. Apreté la mano de Madeleine y dirigí mi mirada de furia a William.
—Cuando nos casemos y tengamos un hijo haré que desaparezca—dijo con una sonrisa de lado.
Sonreí y lentamente me acerqué a él hasta estar a pocos metros.
—Vuelve a ponerle la mano encima—le dije y le di dos palmadas en la mejilla—. E iniciaré un conflicto diplomático.
William empezó a gritar obscenidades pero fue parado por Lisa que empezó a señalar detrás nuestro. Giré mi cabeza y me fijé en que varios alumnos estaban reunidos en la puerta mirando la situación.
—MOVEROS—les grité y curiosamente me hicieron caso. Agarré de la mano a Madeleine y me la llevé a la enfermería. Madeleine empezó a llorar desconsoladamente y le di un pañuelo para que se secara las lágrimas.
Tras esquivar varios alumnos cuchicheando, llegamos enfrente de la enfermería dónde nos esperaban Alexei y el guardaespaldas de Madeleine. Éste último intentó correr a socorrerla pero Alexei le retuvo del brazo y negó con la cabeza. Entré con Madeleine a la enfermería y la dejé en manos de la enfermera.
La noticia de que William había pegado a Madeleine y que yo había ido a insultarle fue trending topic en menos de dos horas. Las clases se suspendieron y la directora se llevó todo el día a Madeleine a su despacho. Yo me encerré en mi habitación y únicamente abrí cuando Alexei llamó.
Se limitó a darme una cajita y se fue.
Con curiosidad abrí la caja y me quedé estupefacta al ver un teléfono móvil completamente nuevo. Lo saqué de la caja y vi una nota.
"Por el amor que le sigo teniendo a tu madre, enciéndelo".
Rodé los ojos y encendí el teléfono. Tras configurarlo, recibí un mensaje de mi padre.
"Como Rey debo dejar claro que ha sido una enorme falta de modales y respeto lo que has hecho. Intentó que sigas en este colegio pero no me lo pones nada fácil. Hablaremos en Navidades"
"Ok" le respondí.
Lancé el móvil a la cama y ahogué mis gritos mordiendo la almohada. Ahora mi padre ya tenía otra vía para mandarme sermones. Recibí otro mensaje y con un suspiró lo abrí.
"Pero como padre te diré que estoy muy orgulloso de ti y también lo estaría tu madre. Se que eres un desastre pero se que te críe para ser una buena mujer. Te quiero cariño".
Sonreí y le respondí.
"Yo también a ti, papá".
Mi padre me dejó en visto y se desconectó. Yo decidí ponerme el pijama e irme a la cama cuando recibo otro mensaje.
"Gracias Em"
Era un número desconocido.
"De nada Maddie" le respondí y me acosté.
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The Royal Academy
Teen FictionLa Royal Academy o como Emily la llama: cárcel para herederos al trono, es el internado donde se forman a los diferentes herederos al trono de todos los reinos del mundo. Emily, harta de las reglas (y de la vida en general), se escapa de ahí para vi...