VALS DE MEDIANOCHE
Querido diario:
Los años han pasado, todo recuerdo desde que era una niña, habían desaparecido; la música, las risas, la danza y felicidad en el aire, solo fueron recuerdos que alguna vez tuve...
Pero ahora... Solo la tragedia y tristeza se llenaban en toda la mansión.
Habían pasado aproximadamente tres atrás cuando mi tía Beatrix murió, y un año cuando Christa, la madre de mi primo Subaru también muriera por sus propias manos...
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La mansión Sakamaki, antes gloriosa y llena de vida por las bellas risas de aquellos niños en la gran residencia, se había trasformado ahora en seriedad y frialdad ante la adultez próxima, de los seis miembros masculinos de la familia en los últimos años.
La ahora y dulce pequeña Sakura, había crecido para ser una gran y bella dama esperada por muchos; labios rojos como la rosa, cabello largo sedoso y brilloso color dorado, sin mencionar de la linda figura tan encantadora de reloj de arena de copa DD, que la hacían lucir una mujer madura para la cosecha, a pesar de tener solo 14 años de edad apenas cumplidos.
Todos los hermanos habían crecido al igual que la niña para ser grandes caballeros dignos como futuros sucesores al trono del Rey Vampiro; en aquel entonces, se esperaba una gran fiesta de celebración para los tres trillizos por su decimosexto cumpleaños. Su madre, Cordelia, a pesar de los años, la hermosa belleza de la mujer y primera esposa del Amo de la Oscuridad; todavía mostraba ese aire de grandeza y soberbia ante las dos amables mujeres que todavía vivían bajo su mismo techo; la dama de cabellos color violeta, quería que todo saliera a la perfección en este grandioso día; pues, su amado esposo, le había comentado que esta noche, solo estarían reunidos algunos vampiros entre la corte, y los demás presentes se tratarían de simples humanos para presentarte formalmente entre los individuos para evitar la malas miradas, y chismes en la sociedad del mundo moderno.
Los colonos se estaban esparciendo, y algunos líderes de la realeza imperial de Japón, mandaban a sus súbditos entre la Villas, el cual, estaban no muy lejos de la mansión Sakamaki; por lo que evitar cualquier conflicto y rumor entre la sociedad, era lo primordial de aquel entonces.
La relación entre sus primos nunca cambió, y aunque sus personalidades eran frías y solitarias para muchos, la dulce joven tenía la fortuna de ver algo de su amor y cariño; que era bien recibido por parte de ella y de su amada madre, que todavía seguían amando a su familia sin importar todo.
•••
Como todos los días, la joven dama de cabellos dorados y ojos azul verdosos, estaba en su habitación leyendo un poco; cuando escucho el sonido de la puerta abriéndose; mostrando la figura y silueta de otra joven, de la misma edad que sus primos trillizos.
Sakura: Buenos días Hilde, ¿A qué se debe tu visita? -. Con una sonrisa, la joven le respondió a su fiel criada; Hilde, una bruja de hermosa cabellera castaño oscuro y ojos rosados, que llevaba su habitual atuendo de mucama, que le asentía bien a su figura sumisa y provocadora, quien le mostraba una enorme sonrisa a su ama, pero con una frialdad y envidia hacia su persona en sus más oscuros pensamientos.
Hilde: El desayuno está listo mi señora... El señor Karlheinz-sama, me pidió que le entregara esto para la ocasión...
Sakura: ¡...! -. Sorprendida, la joven se maravilló con el hermoso vestido, que su criada le había dado en sus manos; la combinación perfecta entre el rojo y negro de aquel vestido corto-descotado; la hacían lucir una mujer atractiva y deseable para quien la viera usar el atuendo, y aunque no era su estilo habitual, no podía rechazar nada del hombre que apoyo a su madre en tiempos de necesidad; de no ser por él, su madre se habría vuelto a casar con un hombre soltero entre la corte vampírica, que la alejaría de sus amados primos en el extranjero, o algo peor.
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La Amada de los Sakamaki
FanfictionAntes que Yui, existo una persona en la vida de los corazones fríos y sádicos de los hermanos Sakamaki. No era una coincidencia que tuvieran piedad de Yui solo por ese hombre, al contrario, les recordaba a la mujer que amaron, y perdieron aquella fa...