La Amada de los Sakamaki

XLIV

UN SUEÑO ETERNO

Las llamas del fuego de la eterna juventud se expandieron en el primer amanecer del invierno; donde los hermanos y príncipes vampiros, vieron como en el cuerpo de la bella durmiente descendía del calor y brillo color rojo rojizo de las llamas hacia el cielo...

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La noche caía sobre el bosque cercano a la mansión Sakamaki, y la luna llena proyectaba sombras inquietantes entre los árboles. En medio de esa penumbra, Yui Komori se encontró de pie frente a una vieja tumba; rodeado de hermosos árboles de cerezo, realzando la belleza de aquel triste lugar.

Una lápida de mármol llevaba el nombre "Sakura" grabado con delicadeza, marcando el lugar de descanso de la hermosa doncella, siendo acompañada de otra tumba, la fallecida madre de esta: "Akina".

Yui, con los ojos llenos de tristeza y el corazón pesado, observaba en silencio. Había terminado de escuchar el relato de Ayato sobre lo que había pasado realmente a la joven. La pérdida de Sakura había afectado profundamente a los hermanos Sakamaki, y aunque Yui no conocía todos los detalles, entendía el dolor que sentían.

De repente, un crujido de ramas rompió el silencio, y Yui giró la cabeza para ver a Subaru emerger de entre los árboles. Sus ojos rojos, serenos y fríos ocultaron su tristeza. Sin decir una palabra, Yui observa al vampiro acercarse a la tumba, dejando caer dos hermosos ramos de rosas para las dos mujeres fallecidas.

Yui: Subaru-kun... -. Respondió con una voz levemente asustada la joven humana por la aparición del joven vampiro albino. Subaru se arrodillo junto a ella, su mirada fija en la tumba de Sakura.

Subaru: Es curioso...

Yui: ¿Eh?

Subaru: ...Después de su partida, floreció una pequeña semilla. No le di importancia en aquel entonces, pero ahora me doy cuenta que era este árbol de cerezo que florecía... -. Respondió frío y nostálgico el vampiro de cabellos color albino, mientras miraba la enorme belleza del árbol de cerezo; quien triste por recordar una vez más el dolor en su corazón, no pudo volver a evitar en regresar una vez más a su tormentoso pasado; como si ella volviera alguna vez a la vida si lo deseaba.

Ambos jóvenes observaban la tumba en silencio. La pérdida de la Amada de los Sakamaki había dejado una cicatriz profunda en los hermanos vampiro.

Pero esa noche tranquila en el bosque, una promesa de redención y esperanza comenzaba a tomar forma, iluminada por la suave luz de la luna y la presencia de aquellos que aún buscaban encontrar la paz.

-. Si no es en esta vida , tal vez en la próxima podamos estar juntos...