XXVI

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CARTA

Querido diario:

Nunca más volveré a sonreír de nuevo.

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Pasaron algunas semanas, cuando la presencia del Rey de los Vampiros había llegado repentinamente al aniversario de celebración de nacimiento, de la única y más joven vampira de la mansión; los seis miembros restantes masculinos del apellido Sakamaki, estaban llenos de histeria, enojo y cólera, ante aquel oscuro hombre, que había sido el responsable de sus tormentos de su niñez en el pasado.

Una joven Sakura, junto con su Madre, trataban de hacer lo mejor posible, para animar a cada uno de los vampiros; con juegos, dulces, tardes de caminata y cenas en el jardín, que hicieron olvidar poco a poco, la desagradable presencia de su progenitor.

La inocente vampira de ojos azules, no odiaba a nadie, y gracias a las influencias de su amada madre, pudo mejorar la relación actual que tenía con sus primos; tras las embarazosas escenas intimas que recibió la bella dama con cada uno de los seis miembros masculinos de la mansión por su sangre.

Se sintió plena y feliz en saber, que alguien más, la comprendía en el fondo.

Sin embargo, los celos y envidia eran irreparables en la mansión.

Hilde: Disculpe mi señora... Ha llegado una carta para usted.

Akina: Esta bien Hilde, muchas gracias. -. Respondió la mujer tranquila, mientras tomaba entre sus manos aquel sobre color rojo, con un simbolizó en su interior conocido.

•••

Sakura: Mamá, ¿Estas bien?...

Akina: ¿Eh? -. Tras en un abrir y cerrar de ojos, la vampira mayor de ojos carmín, noto como ahora, estaba en el gran comedor cenando con su familia; pero tras haber leído la carta, apenas terminaba de probar cada bocado de su platillo. Un par de seis ojos curiosos, tras escuchar la preocupación de la joven vampiresa, se dieron cuenta de los pocos gestos y ánimos de su tía muy inusuales.

Sakura: ¿Mamá?

Akina: Estoy bien querida... No te preocupes.

Ayato: Ore-sama desea saberlo ahora.

Reiji: Ayato. Recuerda tus modales.

Ayato: ¡Cállate lavavajillas!

Reiji: ...

Sakura: Ayato-nii...

Akina: Sakura, hija, ¿Has preparado los Takoyakis que te pedí?

Ayato: ¿...?

Sakura: Si, Oka-san.

Akina: Me parece que, Ayato no podrá degustarlos...

Ayato: ¡Oba-san!

Akina: Jejejeje... -. A pesar de que existían peleas entre los hermanos, la mujer mayor de ojos carmín, se las ingeniaba con ayuda de su hija, para mejorar el ambiente tan siniestro de los seis vampiros con la risa; tenía solo el resto de su vida inmortal, para reestablecer la hermanad de los herederos del clan Sakamaki.

•••

Más tarde, en esa misma noche, cierta vampira de ojos azules, preocupada por la actitud de su madre antes de la cena, decidió ir a visitarla en sus aposentes para hablar al respecto; tocando la enorme puerta en la gran recamara donde residía la mujer mayor, esta fue recibida con los brazos abiertos, con una gran cálida sonrisa.

La Amada de los SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora