Treinta y seis

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Luego de escuchar a Louis, no fue nada fácil dejar atrás toda esperanza de una reconciliación pero finalmente Harry lo hizo.

Devastado volvió al hotel y lloró toda la noche, al igual que derramó lágrimas en las muchas otras que vinieron después.

En su habitación y desde ese mismo día, tras cerrar la puerta y mirar al psicólogo, quién lo miró con pesar pues realmente le daba mucha lástima su joven amigo y en todos los siguientes que vinieron, en cuanto se acordaba del músico, el ojiazul también sollozó hasta quedarse seco.

Fue duro para ambos el recomponer los pedazos de su corazón y seguir adelante con sus vidas pero poco a poco y día a día lo fueron intentando.

Louis vivió con la esperanza de que ya faltaba cada vez menos para su cumpleaños y entonces podría buscar a Harry y suplicar su perdón y el mayor lo hizo con su música.

Ninguno de los dos era feliz y la resignación fue su compañía pero respiraban y eso los mantuvo en este mundo, aunque fuesen almas en pena.

El paso del mes de agosto pasó y también lo hicieron el de septiembre y octubre, tiempo en el que ninguno de los dos se vio, sin embargo Barcode se acabó enterando por casualidad, dónde Harry tocaba su música.

Cada jornada, el músico se hacía un nudo en el corazón y actuaba frente a los clientes del bar, quienes se deleitaban con su hermosa voz.

Sus canciones siempre tenían un trasfondo triste y nostálgico, al igual que su semblante pero aún así, el público le aplaudía devoto de su arte.

Diciembre llegó y entonces el joven ojiazul contó los días y las horas hasta la llegada de su cumpleaños, momento en el que le faltó tiempo para reunir todo el valor e ir al local para ver a Harry.

Louis cuidó cada detalle de su imagen para verse lo mejor posible pues creía que eso le haría ganar puntos y lograr ser perdonado.

Cuando este entró en el local vio que estaba lleno, así que como pudo llegó hasta la barra y se pidió una cerveza, la primera de su vida.

Harry estaba cantando una linda y triste canción con su guitarra, mientras los clientes disfrutaban de su música y sus bebidas.

Pacientemente, el más joven esperó a que una mesa se quedase libre y entonces se sentó a esperar.

Harry en un principio no reparó en él pero finalmente lo hizo, quedándose totalmente petrificado.

Cuando sus ojos hicieron contacto visual, el músico pidió perdón y bebió un poco de agua de su vaso, puesto junto al pie de su micrófono pues la boca se le había secado de la impresión.

Finalmente continuó y el tiempo de descanso llegó para el músico, entonces se bajó del escenario y caminó entre las mesas, mientras recibía múltiples felicitaciones.

Totalmente confuso, el ojiverde se acercó a la mesa de Louis, esperando que no fuera una ilusión de su mente.

...-L-Lou, ¿Eres tú?, ¿Estás aquí realmente?- preguntó nervioso.

-Si, soy yo, ¿Podemos hablar un momento, por favor?

El músico asintió conforme y a continuación se sentó frente a este.

-¿Qué te trae por aquí?

El ojiazul suspiró profundamente.

-Hoy es mi cumpleaños

-Oh si, es cierto. Felicidades.

-Gracias...emm, lo cierto es que hoy cumplo dieciocho años y ...emm...bueno yo...

69. Olvidé respirar - Larry Stylinson TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora