𝐖𝐄𝐄𝐃𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐑𝐄𝐒𝐒

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Suelto un suspiro al notar que no he podido escribirte la melodía perfecta para esta ocasión.

Dime mi amor... ¿Acaso no fui suficiente?.

En el fondo mi corazón se parte en dos al ver aquella invitación.

"Nuestra Boda. Lee ChaeRyeong y Choi SooBin."

Que mal se oía eso. Allí debería ir mi nombre.

Me duele saber que tu corazón le pertenece a alguien más... A aquel que hasta hoy día, sigo considerando un gran amigo, un hermano.

¿Acaso te he lastimado? ¿Te he usado acaso? ¿Por qué me cambiaste por él? ¿Qué tiene él que yo no? ¿No fue suficiente el amor?.

Tantas preguntas hirientes para mi pobre corazón, tantos sentimientos guardados haciendo que me arrepienta a diario de haberlo hecho.

Acaricio las teclas del piano intentando que la magia suceda y pueda tocar una última melodía para ti. Sin embargo, es inútil.

Miro el reloj en la pared para asegurarme que estoy a tiempo de ir a la ceremonia, aún es temprano. Ordeno las hojas en mi carpeta levantandome del asiento y así ir junto a ti.

Reviso el teléfono percatándome que tengo como diez mensajes de SooBin preguntándome si iré, aún siento que lo ha hecho a propósito, tener que soportar ver como mi hermano de otra madre se queda con la mujer que amo, esto me quema por dentro. Y es que a pesar de todo lo que pasamos juntas lo elegiste a él, ¿Por qué?.

Guardo las teclas del piano, recojo mis cosas y me doy camino a la catedral en donde a él te entregarás.

He caminado hasta las escaleras del recinto, aún no has llegado, saludo a las chicas que están frente a la entrada esperándote, el lugar está lleno de gente, familiares y allegados, servidores y el sacerdote, estaban preparados para la ceremonia. Allí estaba él, aquel que consideraba mi hermano me ha herido en lo más profundo del alma, sin embargo no podía negarle su felicidad.

—¡YeJi!—sonríe al verme—¡Que bueno que llegaste!.

Correspondo a su abrazo a duras penas.

—Lindo traje por cierto... eh... yo... pensé que no vendrías...—soltó apenado.

—No me perdería el matrimonio de mi hermano por nada—sonrío.

—¡Genial!—ríe—Oye, ¿harás lo que te pedí?.

—Claro que si mi hermano.

Sonreír nunca me dolió tanto como ahora, un abrazo nunca me lastimó tanto como el suyo, la música nunca me ha herido tanto como ahora. ¿De verdad quieres que haga esto mi vida?. SooBin confiaba en mi para hacer esto, no debo defraudarlo, tampoco voy a arruinarlo por que a pesar que me duela aceptarlo, también es un día importante para ti.

Me acomodo en la silla en frente del bello piano a un costado del altar, ordeno mis parpituras en el atril y lo veo a él nuevamente, está nervioso.

Me le acerco nuevamente a dejarle mis palabras de apoyo, el momento se acerca, las personas empiezan a entrar al templo llenando los asientos vacíos, entre los dos vemos como una blanca limusina aparca justo en la entrada. Dejo a Bin, no sin antes darle una sonrisa para acomodarme y tocar la melodía de entrada.

Por favor, no me hagas abandonarte de esta manera, no me hagas renunciar a todos esos bellos momentos.

Comienzo a tocar observandote ingresar abrazada a tu padre, estás hermosa, con ese vestido blanco que te hace ver como el verdadero ángel que eres, los detalles de este te hacían ver más irresistible de lo que ya eras, pero pese a toda la maravilla de vestido que llevas para esta ocasión; quiero destacar algo importante: tú sonrisa.

𝐘𝐄𝐑𝐘𝐄𝐎𝐍𝐆 𝐎𝐍𝐄𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora