Prólogo

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No sé cuántas veces he empezado este libro deseando poder terminarlo para poder entender qué es lo que me hiciste. Tal vez releyendo las páginas que cuentan nuestro amor sea capaz de comprender el porqué no puedo dejar de amarte. Lo peor es que ya pasaron cuatro años y este amor que hay en mi interior no hace más que crecer. 

 Ahora, separados el uno del otro, tecleo con la esperanza de poder acariciarte con mis dedos.En una habitación oscura, escribo. Escribo llamando a alguien que pretende ocupar tu lugar, pero, por quien no puedo sentir más que un sincero afecto de gratitud por no dejarme en soledad después de tu partida. 

Dime, ¿qué culpa tiene él de esto? ¿Qué culpa tienen todos los corazones que vendrán después de ti de no poder ser amados por quién aman? Dime, ¿serás tú el responsable de que encuentren solamente los fragmentos de un corazón roto que intentó convertirse en hielo para no envejecer mil años en una noche?

 Por qué sí, sabes que esa noche que te fuiste, tanto fue mi dolor, que las lágrimas que brotaban de mis ojos intentaron congelar mi corazón para que no se convirtiese en cenizas. 

 Qué desdichado el humano. Qué ser más crédulo. Qué ingenua soy con la esperanza de que algún día volverás y podremos amarnos como antaño. 

 Lo peor de todo, es que aun siendo consciente de todo eso, seguiré creyendo en tu regreso... pues tu existencia es el único incentivo que me permite seguir con esta estúpida vida. 

 ¿Cuándo seré lo suficientemente grande para entender que no volverás? 

 ¿Hay fecha de caducidad para el desamor o tendré que vivir toda mi vida contigo en mis entrañas? 

 No importa. Realmente, no importa.

 Aquí plasmaré nuestra historia de amor, pues yo creo que es de esas que merecen ser recordadas para toda la eternidad. 

Los dos sabemos que nos amamos a morir, y que nos morimos por amarnos. 

Su último deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora