CAPÍTULO 10 (LOUISE)

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- ¿Qué fue eso del parque? - me preguntaste poniendo tus ojos cafés sobre mí.

No sabía qué responder. Estaba algo conmovida por el encuentro con el señor y por no haberle podido preguntar sobre el tema que tanto me carcomía la cabeza.

- Lou, escúchame. Cualquier cosa que sea que estás sintiendo, no tienes por qué guardártelo para ti. Que yo recuerde, no eras así cuando aún iba al instituto. Eras de las que gritaban al mundo lo que sentían y lloraban frente al público si lo necesitaban.

- Y con eso solo he conseguido quedarme sola. - respondí mirando al frente sin ningún tipo de expresión en mi rostro.

- ¿Qué? ¿Lo dices por Mary, tu amiga?

- Espera, espera, espera. Un minuto. ¿Cómo sabes todo eso? ¿Cuándo aún ibas al instituto? ¿¡Ibas a mi instituto!?

- Ah... sí, yo... Sí. Iba un curso más arriba y soy el hermano de Axel... Hudson.

- ¿Ese niño que siempre saca buenas notas y está obsesionado con el fútbol?

- Supongo que así lo conocerás, sí.

- Vaya... ¿Por qué no te recuerdo entonces? El colegio no es tan grande.

- Bueno, que yo sepa no te interesabas mucho por la vida social del instituto. Siempre estabas más para allá que para acá y sin la necesidad de...

- Como digas "drogarte" te meteré un puñetazo. - Pude escuchar como te reías y te lancé una mirada asesina de inmediato.

- Perdona, perdona. Siempre me pareció curiosa tu manera de ser. ¿Por qué no intentas llevarte bien con los demás? Es algo muy necesario para tu futuro.

- Me da igual. No tengo pensado quedarme aquí de todos modos.

- ¿No te vas a quedar? ¿Y qué piensas hacer tras el instituto?

- Anthony, ¿cuál es tu mayor sueño?

- ¿Eh? Pues... Nunca nadie me lo había preguntado antes... y tampoco me he puesto a pensar en ello.

- ¿Cuál es? O sea, debes querer conseguir algo. Todos queremos algo.

- Quiero... ser inventor.

- ¿Y crees ser capaz?

- ¿De qué? ¿De ser inventor?

- De cumplir tu sueño.

- Pues, opino que sí.

- ¿Cómo supiste que querías ser inventor?

- Desde que era niño me ha interesado mucho el tema de manipular los objetos para poder mejorarlos. Cuando era niño, agarraba los juguetes que me regalaban y los rompía solo para ver que tenían dentro. En otras ocasiones, también me divertía volviendo a armarlos aunque... después de romperlos casi nunca podía.

- Tus padres siempre te regañaban por eso, ¿no?

- ¡Sí! Pero también por robarles las herramientas. Decían que me haría daño con ellas y que hasta que no fuese mayor, no podría usarlas. Eso me daba rabia porque creía que llegaría otro niño e inventaría juguetes que yo tenía en mente.

- ¿Y llegó alguno de esos niños?

- Qué yo sepa, no. Tampoco recuerdo mucho qué juguetes tenía planeados construir.

Su último deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora