Pasaron unos pocos días y hablábamos por mensaje para planear nuestra ida a Bolaños. No queríamos tardar mucho para no hacer esperar a Mariana y decidimos entonces que el mismo fin de semana cogeríamos el bus de las diez para cumplir con nuestro objetivo.
Todo parecía ir bien. Las cosas en clase seguían igual. Aprobaba los exámenes con una nota bastante aceptable después de casi no estudiar nada y preferir leer libros.
La última semana me dediqué especialmente a leer de romance.
En apenas cinco días me di cuenta de que había comprado seis libros con tramas amorosas y qué cada vez que leía un pasaje donde los protagonistas se besaban, recordaba ese beso de buenas noches que me regalaste y el qué me hacía sonrojar con solo imaginar cómo se sentirían tus labios contra los míos.
La verdad es que sí estaba más motivada y prestaba más atención.
Faltaban solo ocho días para navidad y tres para las vacaciones de invierno.
Estaba feliz porque por fin podría quedar contigo cada tarde y pasear por el parque o merodear por la biblioteca.
Cuando llegué a casa por la tarde, encontré a mis padres en el salón. Me sorprendí de ver a mi padre allí y a mamá consolándolo con unas caricias en la espalda.
- ¿Papá? ¿Qué te pasa?
- Esos tontos...
- Louise, sube a tu habitación. Luego podrás venir... ahora tu padre tiene que calmarse.
- Pero, ¿qué le pasa?
- El coche de José... - arrastró mi padre con unas palabras de dolor.
- ¿Mi tío?
- Sí, hoy amaneció volcado en el aparcamiento de la plaza.
- ¿Cómo? Pero...
- No sabemos quién fue. Tus tíos y tu padre querían venderlo por 12.000 euros y luego repartirse el dinero entre ellos. Con lo que sobrase del dinero, querían hacer unas cuantas reparaciones en la casa donde vivía para poder venderla. Ahora...
Comprendí rápido y asentí mirando a mi madre. Los dejé solos y subí las escaleras a toda prisa para enviarte un mensaje.
En la sección de noticias de Facebook, salían, como primera publicación, unas cuantas fotos del coche volcado en el suelo.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
¿Quién sería capaz de hacer eso? No respetar la propiedad de alguien que ya no estaba.
Me llamaste tras recibir mi mensaje y descolgué llevándome el teléfono a la oreja.
- Anthony, ha pasado algo...
- ¿Qué cosa? ¿Estás bien?
- Yo sí, tranquilo. Pero... han volcado el coche de mi tío.
- Ese coche que dijiste que tu padre estaba guardando después de qué...
- Sí. ¿Te lo puedes creer? Mi padre está abajo hablando con mi madre. Es increíble que aun cuando le pasan cosas malas, viene aquí para que ella sea quién lo consuele cuando nos abandonó para irse con otra familia.
- Bueno, si tu madre está de acuerdo en hacer eso, entonces no tiene nada de malo.
- Es que no entiendo como puede ser... amable con él. Hizo que sufriera demasiado.
- Compartieron muchos años de su vida juntos y también muchas cosas. Aún comparten cosas como ser padres de tu hermana y tuyos. Seguirán compartiendo cosas por mucho tiempo. Cumpleaños, graduaciones, eventos familiares con vosotras... una que otra pena también.
- No lo sé. A mí no me parece bien.
- Bueno, tú tranquila. Lo importante es que tú estés bien. ¿Aún sigue en pie lo de mañana?
- Sí, sí.
Un deseo de poder ver a Anthony me invadió en ese preciso instante.
Nunca me había molestado en saber mucho sobre su vida pero, una inminente curiosidad me empujó a querer conocer más sobre él. Su familia, donde vivía, ver alguna de esas fotos que los padres nos toman cuando somos pequeños para tener un recuerdo el sitio en el que cada día comía y disfrutaba de la compañía de sus seres queridos.
- ¿Puedo ir a tu casa?
- ¿Ahora? - preguntó desconcertado.
- Sí, ahora. No tengo nada qué hacer.
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Su último deseo
Random"Cuando una persona muere, algunos de sus seres más queridos lloran, visitan su tumba continuamente, o cuentan anécdotas de su vida para mantener su recuerdo vivo, otros... le roban. Hace menos de un mes que mi tío falleció y ha manifestado varias v...