CAPÍTULO 17 (ANTHONY)

5 1 0
                                    

- Bueno, claro. Te envío la ubicación.

- Está bien. Nos vemos allí.

Oí como colgó el teléfono y yo solo pude quedar mirando a la nada por varios segundos. No podía creer que iba a tenerla aquí, en mi casa, con mi familia presente.

Supongo que en otras circunstancias no me habría importado tanto y no estaría tan nervioso. Pero se trataba de Lou.

Tenía algo de miedo de qué mi padre hiciera un comentario fuera de lugar y la pusiese incómoda.

No había ido a trabajar porque pidió las vacaciones y así poder pasar las festividades con la familia y yo me alegraba de tenerlo en casa pero, sabía que era un poquitín bromista y conociendome como lo hacía, leería a través de mis gestos qué estaba perdidamente enamorado de Lou.

Ella ya venía hacia aquí. No podía echarme atrás.

Me llené de valor y bajé las escaleras encontrándome al final de ellas a mis dos padres sentados en el sofá viendo un programa de cantantes.

Me acerqué por detrás y di unos golpecitos en el hombro de mi padre para que me mirara por un segundo.

Al hacerlo él, también volteó mi madre, y mis nervios aumentaron.

- ¿Qué pasa, hijo?

- Papá... ¿Recuerdas a Louise?

- Sí, la recuerdo. ¿Por qué?

- Pues, viene de visita...justo ahora mismo.


Ví como algo se encendió en su mirada y se puso de pie enseguida. Mi madre no sabía nada al respecto así que hizo lo que cualquier persona desconcertada haría en casos así; preguntar. 

- ¿Quién es Louise? ¿Por qué tanto alboroto?

- Es la novia de Anthony.


Mi madre me miró con esos ojos...oh, no. Esos ojos.

- ¿¡Cuándo pensabas contármelo!? ¿¡Cómo es posible que tu padre lo sepa y yo no!? Y tú, pequeña rata... - dijo mirando a mi padre mientras se acercaba como si fuese a lanzarse sobre él. - ¿Cómo me has podido ocultar una cosa así? ¡Ven aquí ahora mismo!


Mi padre trataba de escapar dando vueltas alrededor del sofá y yo solo los miraba enternecido.

Era en ocasiones como esta que comprendía la palabra "amor" y qué me daba cuenta de cuán afortunado era de tener unos padres que siempre me enseñaron el verdadero significado de las palabras amor y lealtad. A pesar de tantos años, aún jugaban como críos y no solo eso, también se amaban así.

Como todas las parejas tenían sus problemas. A veces eran fríos cuando la tensión abundaba en el ambiente pero, jamás crueles el uno con el otro. Y siempre se decían alguna que otra cosa bonita al llegar la cena.

Yo estaba seguro de que ellos eran la definición de amantes eternos. Y creo que yo también quería algo así. Y lo quería con alguien. Con Louise.

- Espera... - balbuceó mi madre, - ¿está viniendo ahora!? No hemos preparado nada para comer. Corre a la tienda, cariño.

- Enseguida voy, mujer.

- Papá, tranquilo. Hay suficiente comida en la nevera.

- ¡De tranquilo nada! Si esa chica se lleva una mala impresión de nosotros será por tu culpa. ¿Sabes si es alérgica a algo o si hay algo que no le gusta?

Su último deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora