La casa estaba sucia, sí, pero entre toda la suciedad, las paredes mostraban una gran colección de fotos.
En algunas de ellas se podía ver a la mujer con la que había compartido los últimos meses de su vida. Era atractiva y joven. En todas las fotos con ella se veía feliz y sonriente. Fue entonces cuando me dije que era imposible que alguien así tuviera malas intenciones. ¿Cómo alguien pudo haber estado con él por tanto tiempo y hacerlo feliz en cada una de esas fotos?
Supongo que cuando ves una fotografía puedes diferenciar entre la falsa felicidad y la verdadera. Te das cuenta por el brillo de sus ojos y por la manera en que sonríe. Al lente de la cámara no puedes mentirle. El sabrá descifrar falsas sonrisas y vacías miradas. Y ella, ella se veía tan enamorada como él.
Vi otras fotos donde aparecía mi tío más joven y, era muy guapo. Tenía ese aire de señor que en los años ochenta hacía enloquecer a todas las mujeres. Tenía buen porte y unos ojos marrones cautivadores.
Me alivió saber que por lo menos, entre tanta soledad, pudiera encontrar a alguien que fuese su compañera y lo hiciese un poco menos desdichado. Pero ese alivio desapareció cuando mi tía Ana se acercó con furia a las fotos que estaba mirando y las arrancó de la pared, las rompió en pedazos y las tiró al suelo como si ese recuerdo no valiese absolutamente nada.
Posteriormente, ella, dos tías más y mi padre subieron al piso de arriba. Yo intenté reconstruir las fotos de alguna manera, pero no encontraba algunos pedazos y me rendí cuando me llamaron.
Subí las escaleras y mirando hacia abajo, podía visualizar de nuevo a los perritos blancos que mis abuelos tenían. Justo miré un punto en el salón en el cual unos años atrás yo había estado sentada jugando con el más pequeño de los perros y de tantas caricias se meó encima de mí.
Mi hermana se empezó a reír como una loca viéndome así. Yo quería enfadarme, pero no podía.El perro era un cachorro y solo ver su carita me hacía perdonarle.
Cuando llegué arriba, un fuego me envolvió. Hacía tanto calor que ni siquiera parecía que fuese octubre.
Vi a todas las personas allí buscar como locos y me acerqué por si podía ayudar.
- ¿Qué estáis buscando? - le pregunté a Ana que vaciaba todos los bolsos que se encontraba.
- La libreta del banco.
Me quedé en silencio y no podía creer lo que había escuchado. No había pasado ni una hora desde el entierro de su hermano y lo primero que hacían era buscar dinero en su casa.
Las entrañas se me revolvieron y me puse a buscar sí, con el único objetivo de encontrarla antes y no permitirles que se llevaran ni un solo céntimo porque no se lo merecían. Sentí tanto asco que incluso me odie en ese preciso instante. Me lamenté de compartir el mismo apellido y la misma sangre con esa gente. Pero mientras lo hacía, abrí un armario y cayeron unos seis álbumes de una estantería que estaba rota.
Me arrodillé para abrir los álbumes y descubrir algo más sobre mi tío y vaya sí lo hice.
Los álbumes estaban llenos de fotos de toda la familia. Mis abuelos, todos mis tíos, mis primos, e incluso mi madre estaban allí. El tiempo dejó de avanzar para mí. Nada más existían esas fotos y un corazón que se quebraba en mi interior.
Él había estado solo. Sólo desde siempre. Y lo único que eso demostraba era su deseo por estar junto con su familia.
Ellos siempre lo habían dejado de lado porque era el más "raro", el más callado. Aquel que tuvo el valor de luchar por la casa de sus padres cuando el banco estuvo a punto de embargarla.
Permaneció allí y dijo que él no se iría de la casa que tanto trabajo a su padre le había costado levantar.
Desde ahí, todos se alejaron porque no querían problemas con la justicia. Nadie más tuvo el valor de defender su hogar. Aquel que les acogió durante su infancia y los protegió de la lluvia y el sol. Y ahora estaban allí, buscando lo que no se les había perdido, el dinero.
Página tras página era una prueba del amor que en silencio él les tenía y que ellos ignoraban. Yo misma me sentí como una escoria cuando encontré en aquel antiguo libro, una foto mía de cuando era niña.
Vi mi rostro, blanco y asustado. Era una de las primeras fotos que me tomaron. Tenía el pelo revuelto y mis rizos rubios que habían ido perdiendo la intensidad de su color por culpa del tiempo, parecían haber sido frotados contra un globo.
Tomé mi foto y la guardé en uno de mis bolsillos. Cerré el álbum y lo coloqué en su lugar. Cuando cerré de golpe el armario, unas postales se cayeron de lo más alto. Las recogí y miré quién la había escrito.
Era él, José. Iban dirigidas a sus padres y hermanos en la época que hizo la mili.
Habían tres cartas y la última concluía con la desesperanza de un joven anhelando saber sobre el estado de los únicos seres que tenía y amaba.
"Ahora mismo estoy en Cádiz. Está todo muy bonito por aquí. Os mando esta postal como un recuerdo de donde he estado y que podáis ver en la imagen, uno de los más preciosos monumentos del paraje. Hace unas semanas que os envié una postal, pero no recibí respuesta alguna. ¿Estáis todos bien? ¿Ha pasado algo? Bueno, espero que nos veamos pronto."
Guardé las postales junto con mi foto y ya habían encontrado lo que buscaban. No dije nada de lo que yo encontré y bajé las escaleras indignada, sin poder hacer nada al respecto.
Mi padre solo estaba detrás sin decir nada. Y también cogió algunas cosas de "recuerdo". Los demás, empezaron a vaciar la casa. Tomaron las teles, los móviles y los licores. Todo aparato fue arrebatado de la propiedad. Y a mí me dijeron que también cogiese algo. Yo estaba algo indispuesta, pero tras la insistencia cogí un globo terráqueo de plástico que me pareció bonito.
Habían pasado unos cuarenta minutos y ya íbamos a irnos. Afuera, aguardaban mis primos, y cuando vieron que solamente cogí un "juguete de plástico", sus sonrisas burlonas me atacaron. Las ignoré y monté en el coche.
Miré la casa por última vez y me marché, teniendo en mi corazón, la sensación de que debía hacer algo, pero aún tenía que descubrir el qué.
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Su último deseo
Random"Cuando una persona muere, algunos de sus seres más queridos lloran, visitan su tumba continuamente, o cuentan anécdotas de su vida para mantener su recuerdo vivo, otros... le roban. Hace menos de un mes que mi tío falleció y ha manifestado varias v...