Abrí los ojos y noté como la luz de la calle entraba por un sitio distinto al que acostumbraba en mi habitación. La ventana de Anthony estaba frente al escritorio, a diferencia de la mía que estaba justo al lado de la cama.
Los pocos rayos de sol de invierno que entraban, nos daban una sensación cálida en los pies.
Yo moví mis dedos y me estiré tras haber dormido toda la noche de un tirón, y luego me giré para observarlo.
Él seguía durmiendo y a mi mente vino el recuerdo de nuestro primer beso.
Sonreí como tonta y bajé mi vista hasta su pecho.
Diría que después de sus ojos, su pecho es mi lugar favorito.
Puede sonar extraño pero siempre me fascinó la manera en la que la caja torácica subía y bajaba cuando el aire entraba en los pulmones de una persona.
Ese detalle que permite saber a qué ritmo un corazón late es simplemente maravilloso.
Puse mi mano sobre su corazón, tal y como lo imaginé la otra noche y me quedé allí contando cada latido.
Me sentía segura, me sentía en casa.
Era la primera vez que alguien me hacía sentir así. Supongo que es bastante raro encontrar personas que se conviertan en tu hogar.
Algunas lo hacen temporalmente. Son tus amigos y luego se marchan. Duelen un tiempo y luego olvidas el olor de sus habitaciones o el chirrido de las puertas al abrirlas. O aprendes a sobrellevar ese dolor y lo ocultas hasta que ya no lo sientes.
Sin embargo, hay una persona, una sola persona en el mundo entero, que te hace querer quedarte para siempre y cuya ausencia dolerá cada segundo hasta morir.
Yo había encontrado eso en Anthony aunque aún no lo quería admitir.
Había leído sobre amores extraordinarios y romances eternos. Pero jamás se me mostró que algo así podía existir.
¿Cómo podía creer entonces algo que mi corazón defendía pero mi mente rechazaba?
Ese debía ser el motivo por el cual no podía ser totalmente honesta con Anthony cuando él me había ya declarado lo que sentía sin miedo alguno.
¿Acaso él ya había amado así antes? ¿Ya había sido testigo de un amor de tal calibre?
Me daba miedo pensar que ya lo había hecho y que yo solo era la persona cuyo trabajo era hacerle olvidar ese amor.
Todas esas inseguridades de pronto me invadieron. Quité mi mano de su pecho y miré su rostro. Él estaba despertando.
¿Sería suficiente una adolescente insegura para hacerle sentir más de lo que pudo haber sentido antes? No puedo creer tampoco que sea tan egoísta como para querer ser la única en su vida. ¿Por qué tenía miedo entonces? ¿Qué me daba miedo?
- Hmm... - se movió hacia mí y me miró esbozando una pequeña sonrisa. - Buenos días, Lou.
Su mano izquierda se posó sobre mi cabeza y revolvió mis cabellos que ya bastante despeinados estaban.
- Buenos días.
Me senté sobre la cama apoyando mi espalda en la pared y cerré los ojos disfrutando de lo calentito que se sentía estar bajo las sábanas.
Sus ojos me miraban sin descanso. Lo podía notar en las entrañas.
Como me ponía nerviosa cuando lo hacía. Y decidí romper el silencio.
- Oye...¿has estado enamorado antes?
Su ceño se frunció. No entendía esa repentina pregunta y a decir verdad, yo tampoco. No quería saberlo.
- Pues...me han gustado chicas antes, sí. Tal vez también haya estado enamorado.
- ¿Cómo sabes cuando estás enamorado? - dije tajante, seca, sin apartar la vista de la ventana.
- Eso...supongo que se siente. No sabría cómo explicarlo. ¿A qué viene la pregunta?
- Curiosidad. Es que yo, no sé si alguna vez he estado enamorada y no sabría interpretarlo cuando lo esté.
Intentó sentarse a mi lado tal y como yo estaba pero, la cama no era tan grande y solo pudo apoyarse sobre su codo, extendiendo su brazo hasta alcanzar mi rostro con su mano y acariciarlo.
- No debes pensar tanto en los sentimientos. Por eso se llaman sentimientos, Lou. Porque debes sentirlos y no pensarlos. Si piensas demasiado en ellos, quitas sentido a esa palabra y podrías llegar a confundirlos.
- ¿Acaso no hay que pensar siempre antes de actuar?
- En la mayoría de las ocasiones, sí. Pero hay momentos en los que solo debes oír a tu corazón. Por ejemplo, cuando amas o cuando sueñas.
- ¿Y si ese amor no es el correcto?
- No hay amor incorrecto. Todos te enseñan algo.
¿Qué le había enseñado mi padre a mi madre? Seguía sin entenderlo.
No podía entenderlo.
- ¿No crees en qué hay un amor diferente a todos los demás? Como el correcto, el verdadero, o ese que siempre sale en las películas y el cual casi nunca somos capaces de encontrar.
- Sí, hay un amor diferente a todos los demás, pero no por eso significa que los otros sean menos amores.
- ¿Pero en qué es diferente? - insistí dejando caer mis brazos sobre el colchón y mirándolo con una expresión de incomprensión.
Él sonrió y tocó mi rodilla con cariño, mirándome fijamente.
- ¿Me ayudas a descubrirlo?
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Su último deseo
Random"Cuando una persona muere, algunos de sus seres más queridos lloran, visitan su tumba continuamente, o cuentan anécdotas de su vida para mantener su recuerdo vivo, otros... le roban. Hace menos de un mes que mi tío falleció y ha manifestado varias v...