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Narrador: Helena
— ¿Cómo era? ¿Era atractivo y tenía barba como en las leyendas? Seguro tenía su característico parche — Pregunta Circe sin parar una y otra vez, tanto que me aturde.
- Dios Santo Circe, esto no es un juego, por si no te habías dado cuenta, Helena acaba de encontrarse con una clara señal de que posiblemente estamos a punto de ser atacados por piratas - Exclama Edith completamente azorada
Me encuentro sentada en la esquina de mi cama, viendo como las mucamas hacen mi maleta, Byron y Acrisio entran y salen de mi habitación dando ordenes a los guardias que custodian el castillo, sus zapatos resuenan como si fueran una multitud de gente. Tantas personas en mi habitación me asfixian y yo ni si quiera puedo terminar de asimilar que es lo que acaba de suceder.
En un confundido intento, me acerco a Valtus, quien de una manera clásica en el, guarda la compostura mirando por la ventana.
- Padre ¿pero por que tanto alboroto? ni si quiera estamos seguros de que haya sido un pirata, pude confundir esa cicatriz con una peca o algo así - suelto en un casi susurro desesperado y culpable por provocar todo esto.
- En este momento no podemos darnos el lujo de la duda. Esas malditas ratas de mar no deben de estar lejos, planeando como saquear el pueblo, es por eso que debes viajar cuanto antes a Escocia, todo depende de ti - No despega la mirada del gigantesco vitral de mi habitación.
Siento una enorme presión en el pecho al escuchar sus palabras y tengo la débil sensación de mareo. Tan solo unas horas antes me encontraba en la playa, paseando de manera tranquila y ahora debo hacer un viaje a otro país, el cual depende mi reino.
- Cámbiate, el príncipe de Erebor debe llevarse la mejor impresión de ti - exclama Valtus para luego hacerle una seña a la mucama, indicándole que me asista en mi cambio de ajuar. No tarda en llevarse a todos lo guardias y personas de sobra en mi habitación.
No tardo en ataviarme de un vestido verde esmeralda, me retocan el maquillaje y al parecer estoy lista con mi nueva armadura de guerra.
Edith se acerca a mi desde el marco de la puerta tratando de sonreírme y sé que lo hace para tranquilizarme. -Te ves hermosa Helena, ese tal príncipe va quedar deslumbrado cuando te vea, no tardará ni un segundo en proponerte matrimonio -
Una pequeña lagrima se escapa de mis ojos, presa del miedo la seco al instante, no puedo permitirme ser débil , no puedo fallar.
- Lamento que tengas que pasar por esto Helena, Acrisio hizo todo por evitarlo, pero toma esta oportunidad y sácale el mejor de los provechos, acomoda todo para que seas feliz - se acerca a mi y me toma del hombro en señal de apoyo.
- Por ahora lo único que debe interesarme es el bien del pueblo y de mi familia - respondo respirando hondo.
Salgo a el vestíbulo donde siguen merodeando guardias, Acrisio y Byron me miran con cierta tristeza.
Por un momento todos se detienen y me hacen una reverencia conforme voy pasando.
Acrisio se acerca rápidamente hacia mi con expresión agobiada - Lamento que esto tenga que ser así, de verdad perdóname Helena - me acerca a el con un abrazo reconfortante - Por favor se fuerte -
- No es culpa tuya, sabíamos que esto pasaría algún día, no tenía caso postergar lo inevitable, te amo - susurro durante el abrazo que parece durar una eternidad. Mi padre nos separa de una carraspeo.
- Es tu deber poner a tu reino a salvo, así fue la vida mía y de tu madre, lleva en alto el apellido Harcourt, tu pueblo estará esperando a sus futuros salvadores - Menciona de manera fría Valtus sin ninguna muestra de afecto y hace una especie de reverencia.
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Corazón del mar
RomanceCasia Helena Harcourt es una princesa, segunda hija de cuatro hermanos de la corona de Vinyamar. Obligada a casarse con un príncipe de la realeza con el que pueda pactar la seguridad y paz de su reino. Por un lado la princesa Helena, obediente y r...