16
Narrador: Helena
La primera noche en la posada, después de un día agotador y lleno de emociones, el viento nocturno susurraba a través de las ventanas mal ajustadas, y el crujido de la madera bajo nuestros pies nos recordaba lo precario de nuestra situación. Nos sentamos en círculo sobre las camas y taburetes improvisados, tratando de reconfortarnos mutuamente.
Camille fue la primera en romper el silencio.
- ¿Creen que alguna vez volveremos a casa?- pregunta su voz temblorosa mientras sus dedos jugaban con el borde de su falda.
- Tenemos que creer que sí. No podemos perder la esperanza. Pero debemos ser inteligentes y aprovechar cualquier oportunidad que se nos presente. - respondo
Felicity asintió, aunque sus ojos estaban llenos de incertidumbre. - Hace un rato, durante la fiesta, escuché a algunos piratas hablar sobre el botín que tomaron de Vinyamar, Tarrendel y Asgaroth. Parece que lo usarán para abastecer la isla y mejorar sus condiciones de vida. Es irónico, ¿no? Nuestros bienes robados para ayudar a estos... bandidos
Clarise, que había estado mirando por la ventana, se giró para unirse a la conversación. -Sé que suena loco pero esos piratas nos sacarón, sin querer, de un infierno en vida, al menos a mí y a Ellis. Claro, eso no cambia el hecho de que estamos aquí contra nuestra voluntad. Pero también he visto algo de bondad en algunos de ellos. No todos parecen ser crueles. Quizás haya una forma de ganarnos su favor.
- Ganarnos su favor - repetí en voz baja, reflexionando sobre las palabras de Clarise.
- Sí, por ejemplo el capitán Alexander, parece tener una especie de código, aunque es frío y autoritario. Hoy, cuando ayudo a Helena, pude ver una chispa de... preocupación en su mirada. Es difícil de explicar.- apoya Ellis.
Camille suspiró, apretando las manos en su regazo. - ¿Y Toranaga? Siempre está vigilándonos, pero no parece tan despiadado como Alexander. Quizás podríamos intentar hablar con él.
- No estoy segura - dice Felicity, sacudiendo la cabeza. -No podemos confiar en ellos tan fácilmente. Necesitamos un plan, algo que nos dé ventaja. Pero primero, necesitamos saber más sobre esta isla y sus habitantes.
- Debemos estar alerta y aprovechar cualquier información que pueda ayudarnos a regresar a casa. Pero debemos ser cuidadosas. No podemos permitir que sepan que estamos buscando una forma de escapar. - advierto
Clarise se acerca y pone una mano en mi hombro - Juntas, encontraremos una manera.
Asentí, sintiendo la esperanza compartida por todas nosotras. - Sí, juntas,volveremos a casa, cueste lo que cueste - volteo a ver a Ellis y a Clarise - si en nuestra estancia aquí descubren que no les gusta esta vida, tienen las puertas abiertas en Vinyamar o en Eredor
Ambas agradecen emocionadas por sus nuevas oportunidades.
Nos quedamos en silencio por unos momentos, cada una perdida en sus pensamientos. A pesar del miedo y la incertidumbre, había una sensación de unidad y determinación en el aire.
Con temor e incertidumbre en mi corazón me meto bajo las sábanas de mi cama asignada, sintiendo como un alivio abrasador a mi cuerpo el contacto contra las frescas sábanas que aunque están un poco ásperas al igual que el duro colchón, me resultan un confort después de una semana en el viaje durmiendo en unas incomodas hamacas.
- Buenas noches chicas - suelto en un suspiro antes de cerrar mis ojos.
- Buenas noches princesa
Mi cuerpo pide descanso necesario, pero mi mente no puede dejar de atormentarme con los ojos verdosos de Stephan con los que miró aquella última vez en el puerto, antes de recibir aquel estrepitoso golpe. Mi estómago se aprieta ante el pensamiento catastrófico que mi mente ,e despliega, pero rápidamente lo dicipo. Sé que Stephan está bien, algo en mi corazón lo sabe.
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Corazón del mar
Roman d'amourCasia Helena Harcourt es una princesa, segunda hija de cuatro hermanos de la corona de Vinyamar. Obligada a casarse con un príncipe de la realeza con el que pueda pactar la seguridad y paz de su reino. Por un lado la princesa Helena, obediente y r...