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Narrador omnisciente
El príncipe Stephan se encontraba en el gran salón del palacio, su mente vagaba entre la carta que tan precipitadamente había recibido del reino de Vinyamar, que anunciaba el adelanto de la llegada de su prometida, la princesa Cassia Helena. Su mente estaba llena de pensamientos sobre su deber como príncipe y la responsabilidad que conllevaba su compromiso matrimonial. Había aceptado su destino con resignación, convencido de que el amor no tenía cabida en su vida, solo el deber hacia su reino.
Entonces, la princesa Helena llegó al castillo, su prometida. Con su cabello castaño como el dorado del sol y sus ojos azules que brillaban con la luz de la luna, parecía una visión de belleza inigualable. El príncipe sintió un estremecimiento en su corazón al verla, un sentimiento que había estado tratando de evitar desde el momento en que se enteró de su compromiso.
Con cada paso que daba hacia él, la princesa Helena irradiaba gracia y encanto, el príncipe se dió cuenta de lo difícil que sería cumplir con su deber sin caer bajo el hechizo de su belleza. Intentó apartar la mirada, recordándose a sí mismo su propósito y su responsabilidad como futuro rey.
A pesar de sus esfuerzos por mantener la distancia emocional, el príncipe se vió cautivado por el fuerte carácter y la gracia natural de la princesa. Cada gesto y palabra, revelaba una profundidad y una determinación que lo dejaban admirado. Se sorprenderá a sí mismo sonriendo ante sus ocurrencias y disfrutando de su compañía más de lo que había planeado.
A medida que pasaban los días, se dió cuenta de que había caído irremediablemente bajo el hechizo de la princesa. Su belleza había encendido una chispa en su corazón que no podía ignorar y su carácter había despertado un deseo irrevocable.
Pero era inútil. Cada vez que sus ojos se encontraban con los de la princesa, sentía una atracción magnética que lo arrastraba hacia ella, sin importar cuánto intentara resistirse. Tal vez era su hipnotizante perfume a lirios o su dulce olor a jazmín.
Durante la presentación de Helena en el pueblo, el príncipe luchaba en silencio con sus emociones, debatiéndose entre el deber y el deseo. Sabía que su compromiso con la princesa era una cuestión de estado, pero también sabía que su corazón ya le pertenecía a ella, y no podía negar el profundo amor que estaba comenzando a sentir.
Paralelamente, en una taberna oscura y pestilente ubicada en algún lugar entre los callejones retorcidos de Vinyamar un hombre encapuchado se encontraba observando en silencio a unos piratas que llenaban el lugar con sus risas y canciones estridentes. Entre ellos, se distinguía la figura imponente de un capitán pirata, con su mirada astuta y su sonrisa cruel.
Dudoso, el encapuchado se acercó al pirata capitán, a quien reconoció por su apariencia que era característica de un lider pirata.
El capitán Alexander Kidd, con su sombrero de ala ancha y su abrigo de cuero gastado, dirigía y vigilaba desde lejos la reunión vespertina de su tripulación.
Con audacia, el hombre encapuchado sacó un pergamino sellado y lo deslizó con cuidado sobre la mesa donde Alexander se encontraba tomando un tarro de cerveza.- ¿Qué es esto?- preguntó el capitán pirata con aire despectivo, levantando una ceja mientras desenrollaba el pergamino.
El hombre encapuchado se inclinó hacia adelante, su voz apenas un susurro. - Es el dominio de Vinyamar - dijo en tono conspiratorio. - Y está a punto de caer en sus manos -
Los ojos del capitán pirata brillaron con codicia mientras examinaba el contenido del pergamino, eran planos de salidas, entradas y rutas de comercio del reino.
- ¿Y qué quieres a cambio de esta información? - preguntó con cautela.
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Corazón del mar
RomanceCasia Helena Harcourt es una princesa, segunda hija de cuatro hermanos de la corona de Vinyamar. Obligada a casarse con un príncipe de la realeza con el que pueda pactar la seguridad y paz de su reino. Por un lado la princesa Helena, obediente y r...