12
Narrador: Helena
En medio de mi ira, también sentía una extraña mezcla de sorpresa y confusión al ver la reacción del capitán al encontrarse conmigo. Sus ojos marrones reflejaban una genuina sorpresa, como si nunca hubiera esperado volver a verme.
Su expresión solo fue como un fugaz destello en sus ojos que me escudriñan como si yo fuese una presa, la intensidad de su mirada me hace quedar gélida sin terminar de procesar su presencia.Se queda unos segundos en silencio, su expresión parece calmada, pero definitivamente un alo de autoridad y crueldad se desprende de él, haciendo que los demás piratas guarden su distancia, como si supieran que ese silencio significa algo malo.
Su mano es llevada al puente de su nariz, a modo de frustración, mientras que lleva la otra a la parte del costado de su cinturón. De un momento a otro desenfundó su arma y disparó un tiro certero que dio hacia la botella que cargaba el pirata con el que mantenía conversación anteriormente.
El estruendo del disparo hizo que todos se sobresaltaran y se quedaran en silencio. Mi cuerpo se cierne inevitablemente por aquel inesperado acto. Las mujeres atrás de mi temblaban a cada paso y movimiento del pirata, mirándolo con temor en sus ojos al igual que los demás en la galera.
Su rostro se crispó en ira total mientras el humo del arma se disipaba. Una vena resaltaba en su sien y cuello, al tiempo que los demás piratas daban pasos hacia atrás con pavor en sus ojos.
- ¿Quién fue el imbécil que la trajo? - su voz autoritaria y grave resonaba por toda la galera, al tiempo que direccionaba su arma a mi dirección.
Silencio sepulcral reinaba entre los presentes. No entiendo nada de lo que esta sucediendo.
- Les hice una maldita pregunta, no sabía que mi tripulación estaba llena de mudos - lo dice con una tranquilidad confusamente imperturbable.
Una sonrisa sádica aparece en su semblante al no obtener respuesta, haciendo que mi sangre se hiele por completo.
- Bien, haré que esto les sea más sencillo de entender - su mirada repasaba cada pirata con aire de dominio y desconfianza. Su caminar era lento, paseándose de un lado a otro como un león que acorrala a su comida. - Gracias a alguno de ustedes, imbéciles, la corona de Erebor vendrá tras nosotros - los ojos de los piratas mostraban extrema confusión, se miraban entre sí sin poder comprender lo que sucedía y por primera vez, durante toda mi tortuosa estancia en este barco, siento una pizca de esperanza al poder comprender su disgusto.
Mi mentón se alza instintivamente, armandome de valentía al escuchar el nombre del pueblo de Stephan.
Su atención se desvía hacía mi, fijando su intensa mirada en mis ojos, es como mirar un abismo sin fondo. En sus ojos café encuentro el reflejo de un alma oscura y sin escrúpulos, un mar de ambición despiadada y sed de poder. Camina hacia mi con pasos lentos, quedando frente a mi, su altuta lo hace aún más intimidante y me siento atrapada por su mirada, como si fuera la presa de un depredador astuto y seductor. Su intensidad me hipnotiza, y aunque intento parecer valiente, mi interior flaquea de miedo. Algo en su apariencia no es la misma que durante aquel día en el jardín del castillo, ahora tiene un toque sádico y cruel que antes no tenía o al menos ocultaba.
- Caballeros, están delante de la princesa de Vinyamar y futura reina de Erebor - me observa con indiferencia calculado, como si fuera poco más que una pieza en su macabro juego de conquista y dominio. - Su estúpido error nos va costar una larga persecución -
Los demás piratas comienzan a susurrar entre sí, al parecer aún no comprendiendo las consecuencias.
- Entonces o me dicen quien fue el parásito que nos metió en semejante lío o hago que lo digan pero a mi modo - El miedo se apodera de la tripulación mientras el Capitán, con paso lento y calculador, se acerca a uno de los piratas mirándolo con ojos llenos de malicia.
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Corazón del mar
RomanceCasia Helena Harcourt es una princesa, segunda hija de cuatro hermanos de la corona de Vinyamar. Obligada a casarse con un príncipe de la realeza con el que pueda pactar la seguridad y paz de su reino. Por un lado la princesa Helena, obediente y r...