Capitulo 5.

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Subí a mi piso y como siempre me encontré con Gissell, ¡si las miradas mataran yo me encontrara dentro de un cajón con personas alrededor llorando por mi ausencia! Seamos claros, sin mi este planeta no sería igual, venga va que ego que tengo.

—¿Como te fue con tu nuevo pretendiente? Si es que se le puede llamar así. —pregunto Gissell apuñalándome con la mirada. ¡sera diva!

—Nada de sexo, no te preocupes. —me mofe.

—¿no te llevo a un hotel? ¿ni a su piso? Pensé que irían a eso. —me dijo.

  Dios mio, pero que pasaba con la santurrona de mi compañera de piso, me la cambiaron. Pensé.

— Puras alucinaciones las que pasan por esa cabecita tuya, hoy lo conocerás por cierto. —conteste.

Me sobresalte al escuchar el grito de Gissell, cristo bendito, tiene que controlar sus impulsos.

—¿Como? ¿donde? ¿cita doble? ¿acaso pensaste en mi y me va a presentar a uno de sus amigos? —pregunto entusiasmada.

—Vale Gissell, controlate, ninguna de las anteriores, ira a verme cantar en el Hotel, y por algún motivo no se porque sabe que trabajo en eso, no recuerdo habérselo dicho.

—Bueno, entonces ¿por que perdemos tiempo? A arreglarse señorita, que hoy su galán ira a verla. —decía mientras me empujaba hacia mi cuarto.

—Vale, vale, voy, anda tu y arreglate también. ¡Seras fastidiosa!

Me dejo en mi cuarto sola y el gran trabajo empezó, como siempre no sabía que me iba a poner, y eso me causaba cierto estrés.

Después de buscar y buscar en narnia (mi armario), venga va. Yo creó en narnia. Al fin pude conseguir lo ideal, opte por un vestido negro largo, que escotaba en la espalda y dejaba al descubierto una de mi piernas, si tenia piernas de diosa tenia que lucirlas. ¿o no? Junto con el vestido me acompañaban unos tacones altos plateados, perfectos para la ocasión.

Entre al baño, me duche, y no dejaba de pensar en Sebastian, de verdad no sabía que me pasaba con este hombre, salí con la toalla envuelta al rededor de mi cuerpo y una en la cabeza para que se me secara rápido el cabello.

Tome el secador y empecé a darle forma a mi cabello, esta noche opte por un alisado y tome la plancha y empecé a hacer mi trabajo, el cabello liso me quedaba de muerte, aunque mis ondas eran perfectas y las amaba no podía negar que el liso me sentaba de maravilla, al terminar me mire al espejo y el resultado fue lo esperado.

Empecé a maquillarme, mi piel morena se vería radiante con la sombra clara iluminada perfecta para la noche, cuando termine fui rápidamente al espejo y definitivamente el curso de maquillaje que hice me sirvió para algo.

Eran las 6:54 p.m a las 8 teníamos que estar en el hotel, por lo que escuchaba ya Gissell estaba lista, a mi solo me faltaba ponerme el vestido, los tacones y listo, rápidamente lo hice y salí de mi cuarto para obtener la aprobación de mi amiga.

—Pero que bella, date vuelta. Estas perfecta. —Dijo mientras me observaba de pies a cabeza.

—Tu no te quedas atrás, vamos coge tu bolsa y vámonos.

Me mire al espejo una ultima vez y como siempre, había una diosa reflejada ante mi, ¡definitivamente mi ego era algo de otro nivel!

Salimos del piso, buscamos el coche y nos encaminamos al hotel, a Gissell le tocaba conducir por tanto yo me iba retocando el maquillaje, al llegar entramos rápidamente, nos reunimos con los de la orquesta y acordamos las canciones, esta noche no me tocaba un solo, por tanto estaba relajada, normalmente cuando canto sola los nervios crecen en mi, pero como siempre, dejo el alma en el escenario.

Faltaban unos 20 minutos para salir y ya el restaurante del hotel se estaba llenando, recorrí mi mirada por el lugar en busca de Sebastian y no lo encontré por tanto decidí volver al grupo.

—Andreina, tu eres nuestra única salvación, Antonella esta enferma así que tienes que hacer un solo de 4 canciones. —me dijo el director de la orquesta.

Me quede atónita, ¿como que solo? Esta noche yo no estaba preparada para eso. —No estoy preparada.—Logre decir con un hilo de voz.

—Tranquila, las canciones te las sabes y las manejas perfectamente, así que no debes de preocuparte. —afirmo el director.

Dios santo, justamente venia Sebastian y me tocaba hacer un solo, los nervios me van a matar, este es en momento exacto donde la tierra se debe abrir y me debe tragar...

Hablo enserio tierra. ¡tragame ya mismo!

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